He
comenzado a leer un pequeño libro, titulado San Juan de Ávila. Experiencia de
fe. Nos lo regaló Don Esteban Escudero, Obispo de Palencia, a todos los
sacerdotes palentinos, el día en el celebrábamos la fiesta de nuestro Patrono y las Bodas de Plaza, Oro y Diamante de veinticuatro sacerdotes diocesanos.
Recogeré algunos pensamientos de este libro.
PRIMERO
“Evangelizar
no es otra cosa sino contagiar este amor que Dios le tiene a uno y la relación
de amor que se establece con El. Por eso, en la evangelización y predicación lo
importante no es lo qué se dice, sino cómo se dice. Es decir que San Juan de Ávila
va a la predicación después de haber estado orando largo tiempo. Y lleva un
pequeño esquema de su predicación. (…)
No es que
el Santo Maestro no preparara los sermones, en cuanto a los contenidos. Claro
que sí. Hasta incluso utilizaba las exégesis más avanzadas de su época. Pero
sus sermones, perfectamente preparados en cuanto a las ideas manifestadas,
siempre magistralmente conectadas, destacaban sobre todo por el ardor y el celo
apostólico con el que son pronunciados.
Creo que
deberíamos revisar todos, a la luz de San Juan de Ávila, nuestros sermones. A
veces son una colección de textos, de documentos, comentarios exegéticos,
homilías ya hechas, etc., que verdaderamente sermones que, llenos de celo apostólico,
muevan el corazón” (pags. 34-35)