miércoles, 9 de mayo de 2012

DÍA 9 DE MAYO DE 2012

JOSE MARÍA CALVO
¡CÓMO PASA EL TIEMPO!

Va pasando el tiempo!. Mañana, sin ir más lejos, 10 de Mayo, cumplo 74 años. No sé si por ver el siete suelto y el 4 desunido, no me parecen tantos. Pero resulta que si descompongo la cifra en decenas, me salen siete decenas de años y casi media más. Total, un montón de años.

Y no te digo nada, si el cálculo lo hago en días. Son ni más ni menos que 27.010 días. Veintisiete mil diez días viendo salir el sol y contemplando las puestas de luna. Veintisiete mil diez días, con claros y obscuros. Veintisiete mil diez días, con sueños y esperanzas.

Veintisiete mil diez días alimentando el cuerpo y también el alma. Veintisiete mil diez días delante de los libros, y veintisiete mil diez días descansando.

He celebrado más de 20.000 Misas. He rezado más de 20.000 rosarios. He perdonado miles de veces en nombre de Cristo. He rezado por la Iglesia y por el mundo. Y miles de veces, sólo Dios lo sabe.

He hecho tantas y tantas cosas: unas buenas, otras regulares y otras con sombras: toda una eternidad. ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Cómo se acerca el cielo! Vamos, que estamos a las puertas.

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DÍA 8 DE MAYO DE 2012


Así comnzaba la homilia del funeral de hoy:


Nos hemos reunido en este lugar sagrado como comunidad de creyentes para rezar por el alma de Urbana, una persona que vivió y asistió a la Eucaristía en esta Parroquia de Santa Teresa de Jesús, durante muchos años, en la que, el 13 de abril acaba de cumplirse los siete años, rezábamos con ella, por Francisco, su esposo.

Hace siete años, como digo, moría Francisco, vuestro padre, a quien tanto quiso y sirvió con tanto amor vuestra madre.

Aún recuerdo, aquellas mañanas de domingo, cuando yo llevaba la Sagrada Comunión a Francisco a su casa. Recuerdo, cómo, cuando llegaba arriba, cansado de haber subido las escaleras hasta un cuarto piso, Urbana me esperaba con la puerta abierta, me sacaba una silla para que descansara, para que luego, con calma, diera la Comunión a Francisco. ¡Con cuánto cariño le trataba, con cuánta delicadeza le ofrecía un poco de agua y le limpiaba los labios resecos!. ¡No lo puedo olvidar!

Si tuviera que resumir en pocas palabras como eran Francisco y Urbana, vuestros padres, creo que acertaría si dijera que fueron unas buenas personas; que pasaron por este mundo haciendo el bien. ¡Seguro que Dios se lo habrá premiado, con creces!
Celebramos este funeral en el marco de la Pascua, la Resurrección de Cristo, que aún estamos viviendo y que ciertamente es la que da sentido a la vida y a la muerte de todo hombre. 

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