CAMPO DE MOSTAZA |
TRIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T. O.
LUNES
SAN LUCAS 17, 1-6CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
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Les dijo a sus discípulos:
—Es imposible que no vengan los escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen!. Más le valdría que le ajustaran al cuello una piedra de molino y que le arrojaran al mar, que escandalizar a uno de esos pequeños: andaos con cuidado. »Si tu hermano peca, repréndele; y, si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra ti, y siete veces vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás. Los Apóstoles dijeron al Señor:
—Auméntanos la fe.
Respondió el Señor:
—Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta morera: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería.
Los días eran largos. Tenías, Señor, tiempo para muchas cosas. Para orar en el silencio, Tú solo, en la espesura del bosque; para predicar a las multitudes a la orilla del mar o en la ladera suave del monte; para sanar con primor a los enfermos, atender peticiones, escuchar ruegos, oír acusaciones impertinentes. Y, además, tenías tiempo para adoctrinar, con pausa y parsimonia, a tus discípulos.
Esta vez, hablaste de varias cosas, entretejidas todas por un argumento común: “la conducta de tus seguidores, y en especial de quienes ocuparían algún cargo en la futura vida de la Iglesia” . Les hablaste de la gravedad del pecado de escándalo; de la grandeza del corazón para perdonar; de la necesidad de evitar todo engreimiento.
Y para que tus enseñanzas fueran más fáciles de entender y se quedaran gravadas en el corazón y en la cabeza, utilizaste imágenes y comparaciones conocidas por tus discípulos y asequibles a su formación. Así, para hablar de la gravedad del escándalo, usaste la imagen de piedra de molino, dura y maciza, imposible de soportar, atada al cuello, sin hundirse, por quien es arrojado al mar.
Para insistir en la necesidad de perdonar las ofensas recibidas, tomaste, Señor, como cifra de medida el número siete, número que encierra plenitud, saturación, totalidad. Era como decir, siempre.
Y para adoctrinar sobre la necesidad de evitar la vanagloria, el engreimiento, acudiste al grano de mostaza, a una semilla insignificante, pequeñísima, para advertirles que eso poco era suficiente para realizar cosas extraordinarias.
Que sepamos atender tus consejos; que tratemos de ser buen ejemplo para los demás; que sepamos perdonar siempre; y que con tu ayuda, nuestra fe mueva montañas y cumplamos tus mandamientos.