LA ESPERANZA CRISTIANA
Ayer cuando salí a la calle, no sé por qué, me fijé de modo especial en el aspecto que ofrecen los árboles del parque que está junto a mi casa. Los vi tristes, desolados, harapientos, flacos. Han tirado, otoño avanzado, más de la mitad de sus hojas y aparecen en su sequedad nudosa. Son como personas desnutridas, flacas, envejecidas, dobladas por los años.