Sigue el Papa bajando a hechos concretos. Aunque sea algo obvio y suficientemente experimentado, olvidamos que disponemos de una y única oportunidad para responder a las exigencias de nuestra vocación.
Dicho de otra manera, debemos ser conscientes que contamos con una vida y que debemos llenar de obras buenas esa vida, debemos de enriquecer nuestra vida de actos de amor.
A este respecto escribe el Papa: “El tiempo que se nos ha dado de nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios”.
El tiempo, don de Dios, el Papa lo califica de precioso; adjetivo este que encierra belleza y dignidad, esfuerzo y alegría. Tiempo precioso para descubrir posibilidades, tiempo precioso para soñar en conquistas y aventuras.
Pero no sólo estamos en la vida para descubrir y soñar aventuras, sino también y, sobre todo, para llevarlas a término. Por eso al descubrir añade el Papa el realizar buenas obras en el amor de Dios.
La vida es una oportunidad para construir el edificio de la santidad.
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