ME
GUSTA LA PUNTUALIDAD
Tuve
que colgar el teléfono. Tenía que llegar al Centro de Pamplona a las doce y
eran ya las once treinta y cinco. Salí de casa a toda prisa. El semáforo lo pasé
en rojo.
El
autobús que se asomaba por la Avenida, se paró ante el semáforo rojo. Cuando el
semáforo se puso verde, dando la vuelta a una pequeña rotonda, se dirigió a su
parada. Llegó antes que yo.
Corrí,
por ver si llegaba antes de que arrancase el autobús. Cuando llegué, puertas
cerradas, comenzó a andar. Un pequeño golpe en la puerta de cristal y el bueno
del conductor me abrió.
Subí. Me senté. Respiré hondo. El autobús llevaba poca gente. Paró en pocas paradas.
Antes de las doce estaba abriendo la puerta de la casa.
Una vez
más, todo salió bien.
PARA
ESCUCHAR