Saludar
a los que pasan a tu lado, es señal de buena educación. Y la verdad, que bien
mirado, ofrecer el saludo al que pasa a tu lado, no es algo difícil, arduo,
sino que entra dentro de las cosas sencillas que todos podemos realizar sin
mayores esfuerzos.
Y si el
que pasa a tu lado, es conocido, es feo mirar hacia otro lado, dar la impresión
que no lo has visto, pasar de largo y evitar el saludo. Si el que se cruza contigo, es conocido, no
debes negarle el saludo. Será bien para ti y será bien para el otro.
Eran
las once y diez de la mañana. Salía de casa camino de la Iglesia. De lejos vI a dos hermanos (ella y él) que venían paseando. Ellos, creo también me vieron.
Tuvimos que aminorar el paso para encontrarnos. Lo hicimos. Y como mandan los
cánones, nos saludamos.
Saludo ritual. Luego una sencilla pegunta por mi parte: -- ¿Cuando vais a ir al
pueblo? - Pues ya enseguida, me dijeron. Con este tiempo, que parece que va mejorando,
tendremos que ir pronto a sembrar las patatas. - Que tengáis suerte. - Gracias.
Esto
fue todo. Pero estoy seguro, que los hermanos (ella y él) se fueron contentos.
Yo también proseguí feliz hacia la Iglesia. Un pequeño gesto, un sencillo
saludo habían estrechado un poco más nuestra amistad.