Y ME HABLÓ LA MADERA
https://www.youtube.com/watch?v=ten-Z3B78aE
A la
mañana siguiente, lo primero que hice al levantarme, fue mirar al cielo y dar
gracias por el nuevo día.
Me gustaba asomarme a la ventana y dar gracias por el
sol y el viento, por las gentes que cruzaban la calle, por los trabajadores,
por los niños, por la alegría y por la esperanza; por todo, porque todo es bueno.
A las
nueve ya estaba otra vez en el templo. Me preparé para “tratar de amistad” con
quien sabía me esperaba. Y no tardó en golpear mis oídos la voz acostumbrada.
Oí que me decía: “Como decíamos ayer..., al principio no sabia hacer otra cosa
que hablarme a mi mismo. Así estuve varios días desde la última visita. Pasados
las primeras emociones me tranquilicé. Y me exigí a mi mismo, tranquilidad,
sosiego y dar tiempo al tiempo.
Así pasé -no sé cuantos días- un tiempo no muy
largo. Permanecí sosegado e inmóvil, tranquilo, esperando. Al fin, un día, de
par de mañana, comencé a oír de nuevo voces. Primero lejanas, después más
próximas y, finalmente, a dos pasos de donde yo estaba.
PARA ESCUCHARhttps://www.youtube.com/watch?v=ten-Z3B78aE