miércoles, 5 de mayo de 2010

QUINTA SEMANA DE PASCUA

JUEVES
SAN JUAN 15, 9-11

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»Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa.

Nos hablas hoy, Señor, en tu mensaje, del amor que el Padre te profesa y del amor que Tú nos tienes a nosotros. Nos recuerdas también la necesidad de permanecer en tu amor; la necesidad de guardar tus mandamientos, como Tú guardaste los mandamientos del Padre y así, permanecer en su amor.

Nosotros no siempre guardamos tus mandamientos. Pero sabe-mos que Tú eres misericordioso; sabemos que en tus manos descansamos tranquilos; que todos los hombres cabemos en el regazo de tu corazón. Y volvemos a empezar.

Descubrimos también lo diferentes que son nuestras actuaciones de las tuyas; nuestros juicios de los tuyos; nuestras exigencias de tus exigencias; tus premios de los nuestros; tus castigos de nuestros castigos. Tú siempre cumples, siempre permaneces fiel a tu amor.

Quisiste, Señor, compartir con nosotros la alegría que inundaba tu ser. Por eso, nos regalaste tu amistad; nos mostraste el camino del cielo, para que conociendo tus mandamientos, tratando de cumplirlos o pidiendo perdón si nos desviamos, alcanzar el premio.

Por otra parte sabemos que mientras recorremos la vida por este valle de lágrimas, nuestra alegría no será completa. Lo será en el más allá de la muerte, cuando en tu presencia gocemos de Dios pa-ra siempre, para siempre.