sábado, 8 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

TROZOS DE VALLAS MACHACADOS


Un día más he paseado por el tramo que bordea la variante que circunda las cocheras de las Villavesas. Es un lugar llano, de buen firme, de cemento liso, tranquilo. Se pasea, por tanto, sin preocuparse de tropezar en las piedras del camino.

Pues bien, entre la carretera y el paseo aludido, existe una valla de fuerte alambre, color verde. Está sujeta la valla en pequeños postes de hierro, también verdes, colocados cada dos metros. Todo esto hace que la valla en general se encuentre en perfectas condiciones. Pero existen tramos que están doblados, deshechos, machacados.

Cada vez  que los veo me pregunto cual habrá sido la causa de estos desperfectos. Y me digo: el viento no parece produzca estos desajustes; animales tampoco. ¿ A qué se puede deber?

Será cuestión de preguntar, me digo. Y eso hago. Me cruzo con un señor, de mediana edad, le saludo amablemente y le pregunto: ¿Sabe usted cuál es la causa de que estas vallas estén machacadas en algunos tramos?

Y enseguida, me dijo: “Los jóvenes, cuando salen de la sala de fiesta, que está allí (señaló con el dedo el lugar) y vuelven a sus casas, cuando pasan por aquí aporrean con palos las vallas y las destrozan. Ahora, eso sí, cuando lleguen a sus casas, allí no harán ningún daño”.

Me quedé satisfecho con la explicación, aunque para más seguridad, seguiré indagándolo en días sucesivos. Si recibo otras explicaciones, las colgaré aquí.


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