UN BUEN CONSEJO
Recuerdo que mi padre, que en paz descanse, cuando éramos pequeños, para animarnos a vencer
momentos de alguna dificultad, nos solía decir: “Agarraros a la orejas, que la
cosa es difícil”. Y entendíamos perfectamente lo que nos quería advertir: Que
había que poner los cinco sentido en lo que estábamos haciendo. No cabe duda que la frase tiene su gracia y
encierra su mensaje.
Si me he acordado hoy de este dicho paterno,
ha sido porque cuando salía de casa y transitaba por la calle llena de nieve y agua, hubo un momento en que me resbalé y tambaleó mi cuerpo como un junco. Y como no me podía agarrar a ningún sitio, me
vino a la cabeza el dicho de mi padre.
Ello hizo que pusiese más cuidado en el
andar, que me fijase más donde pisaba y sortease las dificultades con destreza. Luego, cuando llegué al lugar de destino me hice la siguiente reflexión:
“Que hermosos son los consejos de los mayores y que eficaces cuando se poner por obra”. No
pude menos de agradecer a mi padre el gracioso consejo de agarrarse a las
orejas.
Nota: En la India, agarrarse la oreja es signo de sinceridad o de
arrepentimiento, ya que los oídos son considerados sagrados.
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