lunes, 11 de febrero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL VALOR DE LOS PANTANOS

Iban a Misa. Como todos los domingos. Se trata de un matrimonio que conocí hace años. No pertenecen a la Parroquia de Santa Teresa, pero les gusta venir a esta Parroquia.

Nos saludamos. Enseguida la conversación de estos días: ¡Cuánta lluvia este año, dijo ella! ¡Los pantanos hasta arriba, apostilló él! ¡Bien nos vendrá para el verano, afirmé yo! ¡Cierto! ¡De donde hay se puede sacar, dijo la mujer!

Seguimos hablando de Franco y sus pantanos. Enseguida llegamos al templo. Ellos entraron por la puerta principal. Yo acorté el camino, usando una de las puertas laterales.

Ya dentro, en mi cabeza seguían: el agua, los pantanos, el almacenamiento, los embalses. Pensé: algo parecido ocurre en la vida material: guardar, almacenar, recoger en tiempo de bonanza para sacar en días de necesidad.

Y me dije: En la vida espiritual ocurre lo mismo: guardar, recoger, aprovisionarse de virtudes, para echar más tarde, echar mano de ellas. Lo dice el refrán: “Hombre precavido, vale por dos”.

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