jueves, 9 de diciembre de 2010

NIÑOS EN LA PLAZA
SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO

VIERNES
SAN MATEO 11, 16-19

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
http://www.youtube.com/watch?v=0aY1ITN7eF0

¿Con quién voy a comparar esta generación? Se parece a niños que se sientan en las plazas y les reprochan a sus compañeros: »Hemos tocado para vosotros la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis hecho duelo». »Porque ha venido Juan, que no come ni bebe, y dicen: Tiene un demonio. Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Mirad un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría queda acreditada por sus propias obras.

Tú, Señor, conocías el interior del hombre, el devenir de los pueblos; el carácter de cada uno y el comportamiento de las multitudes; conocías a las gentes que te precedieron y a la generación que vivía en tus días; Tú conocías todo, porque eras Dios, y en cuanto hombre ibas conociendo la forma de vivir, actuar, pensar de tus contemporáneos.

Sin preguntarte nadie, o quizás contestando a alguna pregunta privada, diste una respuesta a cómo veías la generación de tu tiempo. Y lo hiciste mediante una sencilla comparación: los niños sentados en las plazas que son reprochados por sus compañeros.

La estampa era de sobra conocida; un grupo de niños, inquietos, vivarachos que juegan en la plaza de la aldea o ciudad; y otro grupo que acude después. Y cuando éstos tocan la flauta, los primeros permanecen mudos; y cuando aquellos lloran o se lamentan, éstos ni se inmutan, viven en la más ingrata indiferencia.

Así era tu generación: indiferente, apática. Vino Juan en la más estricta austeridad y le criticaron; llegaste Tú, Señor, que te dejabas invitar por las gentes, y te tachan de vividor y bullanguero, amigo de gente de mala fama. En resumen: indiferencia, malestar, apatía.

¡Cuántas veces, Señor, seguimos los hombres obrando de esta manera: sale el sol y ¡qué calor!, llueve y ¡qué lata!; hace viento, ¡qué molesto!; no se mueve una paja, ¡qué bochorno!; alabas a alguien, ¡algo buscará!; criticas cosas justas, ¡qué descaro! Malestar, disconformidad.

Copio un comentario a este texto: “Las obras de Jesús y de Juan Bautista testimonian que uno y otro llevan a cabo lo que la sabiduría divina había determinado para la salvación de los hombres: el hecho de que algunos no lo reconozcan —a ti Señor— no va a impedir que se cumplan los planes de Dios” .

Y yo termino: Hágase tu voluntad, siempre, Señor.