jueves, 24 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 4 de marzo de 2010. Gracias.



Viernes de la II Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, viernes de la segunda semana de Cuaresma, 25 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


 


ORACIÓN
"Concédenos, Dios todopoderoso, que purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos a las fiestas de Pascua limpios de pecado. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas


- La gracia, don de Dios.
- La Cuaresma, tiempo de purificación.
- La meta, llegar a la Pascua.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 3 de marzo de 2010. Gracias.



Jueves de la II Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, jueves de la segunda semana de Cuaresma, 24 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


 
ORACIÓN
"Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti nuestros corazones y ábrelos en el fuego de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas


- Necesitamos tu gracia.
- Para vivir de fe.
- Y para hacer el bien.

martes, 22 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 2 de marzo de 2010. Gracias.



Miércoles de la II Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, martes de la segunda semana de Cuaresma, 23 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


 


ORACIÓN

"Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste, y haz que, protegida por tu mano en sus necesidades temporales, tienda con mayor libertad hacia los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas


- El camino del bien está abierto.
- Se trata de recorrerlo, cada día, con libertad.
- Sólo así, se conquistará la meta.

lunes, 21 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 1 de marzo de 2010. Gracias.


Martes de la II Semana de Cuaresma.
Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, martes de la segunda semana de Cuaresma, 22 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.

ORACIÓN

"Señor, vela con amor continuo sobre tu Iglesia, y, pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y mantenla en el camino de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas


- Guía a tu Iglesia por el mar del mundo.
- Fundamenta sus cimientos en la tierra.
- Y lleva, un día, a las glorias del cielo.



domingo, 20 de marzo de 2011


PAGINA EN CONSTRUCCION
Cuando Roberto Torres (Dougray Scott), un periodista de investigación que vive en Londres, visita España en 1982 para hacer una serie de investigaciones sobre el
Opus Dei, institución sobre la que piensa escribir un libro, se encuentra con un muro. Su más preciada fuente de información, su padre, Manolo Torres (Wes Bentley), se resiste a contarle la dolorosa historia que le relaciona con el fundador, Josemaría Escrivá (Charlie Cox).
La historia se remonta a principios del siglo XX. Aunque Manolo y Josemaría eran amigos desde la infancia, sus vidas tomaron unos derroteros radicalmente distintos. Josemaría, el hijo mayor de una familia unida, marcada por una serie de
muertes trágicas, se convirtió en un sacerdote lleno de ideales; mientras que Manolo –hijo de un rico industrial, que lo educó de forma autoritaria y fría– fue desarrollando con el paso de los años un odio implacable hacia los sindicatos y la
revolución.
A mediados de los años treinta, cuando España entró en la espiral que la condujo hasta una guerra fratricida, Manolo simpatizó con el bando nacional y se infiltró en las filas republicanas como espía.
La doble vida de Manolo se complicó aún más al enamorarse locamente de una bella húngara revolucionaria, Ildiko (Olga Kurylenko), que lo rechazó desde el primer momento, prefiriendo a un valiente líder revolucionario, Oriol (Rodrigo
Santoro). Desde aquel momento, el odio y la venganza comenzaron a echar raíces en el corazón de Manolo, provocando unas consecuencias brutales en sus vidas.
Mientras tanto, en otro lugar de Madrid, varios estudiantes católicos seguían a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá, en medio de diversas peripecias. Cuando se desencadenó la guerra y se comenzaron a incendiar iglesias y a asesinar sacerdotes, Josemaría trata de evitar el círculo vicioso del rencor y la violencia.
Eran tiempos peligrosos en los que Josemaría se vio forzado a huir, vestido de civil, escapando del cerco de las milicias anticlericales. Sin embargo, continuó con su trabajo, en ocasiones en los lugares más insospechados, como el Zoo, hasta que sus seguidores le aconsejaron que se escondiese en una clínica para enfermos mentales.
Poco después Josemaría se vio forzado a huir cruzando los Pirineos junto con sus seguidores, mientras que Manolo, Oriol e Ildiko luchaban en el bando republicano, sufriendo las consecuencias de las traiciones de Manolo.
Abandonados en el frente de guerra, a causa de las disputas políticas de sus dirigentes, inmersos en el horror y en la desesperación de la guerra, Oriol e Ildiko
se refugiaron en su pasión amorosa, soñando en reunirse tras la muerte que les acechaba por todas partes. Mientras tanto, Manolo, dominado por los celos, trazaba un plan para castigar a los amantes y salvarse del peligro. Y en la tragedia que les sobrevino no hubo salvación para ninguno.
Cuando se desvela la verdad de las vidas de Manolo y Josemaría, en el desenlace de la película, Roberto tiene que enfrentarse a un reto similar al que el resto de personajes vivierion durante la guerra, 50 años atrás. Ese reto le plantea la
oportunidad de olvidar el pasado y vencer a sus propios dragones interiores mediante un acto de perdón, o de dejarse vence por ellos definitivamente. Robert es un periodista decidido que se pone como objetivo realizar una investigación sobre unos acontecimientos ocurridos durante la Guerra Civil Española. La complicación es añadida, ya que su propio padre estuvo involucrado en ellos. Junto a él, un joven sacerdote llamado Jose María Escrivà de Balaguer, que tendrá un papel crucial en el desarrollo de los hechos.
El relato de su padre, años después, servirá para que Robert descubra una historia fascinante y llena de dolor, donde la traición y los celos serán los protagonistas, y que le servirá para conocer mucho mejor los horrores de una guerra entre hermanos y vecinos.






PAGINA EN CONSTRUCCIÓN

viernes, 18 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 26 de febrero de 2010. Gracias.



Sábado de la I Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, viernes de la primera semana de Cuaresma, 19 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


ORACIÓN


"Dios Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único necesario, y nos entreguemos a la practica de las obras de misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas


- Señor, que mi corazón te busque.
- Hasta ti llegue.
- Y en ti descanse.

jueves, 17 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 25 de febrero de 2010. Gracias.


Viernes de la I Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, viernes de la primera semana de Cuaresma, 18 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.

ORACIÓN

"Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas de Pascua, se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra austeridad comunitaria sirva para la renovación espiritual de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas

- Para celebrar la fiesta de Pascua.
- Hay que recorrer los días de Cuaresma.
- En una coversión individual y comunitaria.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 24 de febrero de 2010. Gracias.


Jueves de la I Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, jueves de la primera semana de Cuaresma, 17 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


 
ORACIÓN
"Concédenos, Señor, la gracia de conocer y practicar siempre el bien, y, pues sin ti no podemos ni siquiera existir, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas


- Nada es posible sin ti.
- Ayúdanos a conocer tu voluntad.
- Y a cumplirla siempre.



martes, 15 de marzo de 2011




El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 23 de febrero de 2010. Gracias.



Miércoles de la I Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, miércoles de la primera semana de Cuaresma, 16 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.

ORACIÓN

Señor, mira complacido a tu pueblo que desea entregarse a ti con una vida santa; y a los que dominan su cuerpo con la penitencia trasfórmales interiormente mediante el fruto de las buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas

- Señor, míranos con buenos ojos.
- Ayúdanos a luchar con tu gracia.
- Y concédenos frutos abundantes.

lunes, 14 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 22 de febrero de 2010. Gracias.


Martes de la I Semana de Cuaresma.


Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, martes de la primera semana de Cuaresma, 15 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


ORACIÓN


"Señor, mira con amor a tu familia y, a los que moderan su cuerpo con la penitencia, aviva en su espíritu el deseo de poseerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas


- Con mirada amorosa de Padre.
- Miras desde el Cielo a tus hijos.
- Ayúdanos a llegar hasta Tí.

domingo, 13 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 21 de febrero de 2010. Gracias.



Lunes de la I Semana de Cuaresma

Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, lunes de la primera semana de Cuaresma, 14 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


ORACION

"Conviértenos a ti, Dios Salvador nuestro; ilumínanos con la luz de tu palabra, para que la celebración de esta Cuaresma produzca en nosotros sus mejores frutos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas

- De Dios nos llega la conversión.
- Lámpara es tu Palabra para mis pasos.
- Luz en mi sendero.



sábado, 12 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, en ARCHIVOS DEL BLOG, 20 de febrero de 2010. Gracias.



I Domingo de Cuaresma.

Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna. Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, primer domingo de Cuaresma, 13 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.


ORACIÓN


"Al celebrar un año más la santa Cuaresma, concédenos Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas

- Ante el misterio de Cristo.
- Ayúdanos a avanzar en su conocimiento.
- Y a vivirlo cada vez mejor.





viernes, 11 de marzo de 2011


El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, ARCHIVOS DEL BLOG, 19 de febrero de 2010. Gracias.



Sábado después de Ceniza.

Cuaresma. Tiempo fuerte: días de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, sábado, 12 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje. Te subrayo tres ideas.



ORACIÓN

"Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo
nuestra debilidad y extiende sobre nosotros tu mano poderosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas


- Tú lo puedes todo: lo pequeño y lo grande.
- A Tí acudimos, confiados.
- Ayúdanos a recorrer el camino.



jueves, 10 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, ARCHIVOS DEL BLOG, 18 de febrero de 2010. Gracias.

Viernes después de Ceniza.

Viernes de Cuaresma, día abstinencia. También tiempo de oración, ayuno, limosna.
Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, viernes, 11 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje.
Te subrayo tres ideas.

ORACIÓN

"Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma, y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

Ideas destacadas
- Ayúdanos, Señor, cada día.
- Obras son amores y no buenas razones.
- Amor con amor se paga.



miércoles, 9 de marzo de 2011

El Evangelio de mañana lo puedes encontrar en esta misma página, un poco más abajo, a la derecha, ARCHIVOS DEL BLOG, 17 de febrero de 2010. Gracias.


Jueves de Ceniza

Ayer, con la imposición de la Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma. Tiempo de oración, ayuno, limosna.

Un poco más abajo, te presento la oración de la Misa de mañana, jueves, 10 de marzo. Que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Que vivas su mensaje.

Te subrayo tres ideas.


ORACIÓN

"Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".


Ideas destacadas

- Sin tí, Señor, no podemos hacer nada.
- Señor, que todo sea para tu gloria.
- Desde el amanacer, hasta la puesta del sol.


martes, 8 de marzo de 2011


El Evangelio de mañana lo puedes encontrar (aquí, un poco más abajo, a la derecha) en ARCHIVOS DEL BLOG,en el martes, 16 de febrero de 2010. Gracias.




[m+de+c].jpg]Miércoles de Ceniza.

Con la imposición de la Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma. Tiempo de oración, ayuno, limosna.

Te ofrezco la primera oración de la Misa de mañana. Para que la reces, ya desde ahora, una y otra vez. Y, sobre todo, para que vivas su mensaje.

Te marcaré dos o tres ideas.


ORACIÓN

"Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayuden en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén".

Ideas:

- El Señor, es nuestro auxilio y escudo.
- El camino de conversión nos espera.
- Luchemos, cada día, contra las fuerzas del mal.

lunes, 7 de marzo de 2011

Martes IX del tiempo ordinario

Del Evangelio (Mc 12,13-17):

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK

En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?». Mas Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le dijeron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios». Y se maravillaban de Él.

Hoy, de nuevo nos maravillamos del ingenio y sabiduría de Cristo. Él, con su magistral respuesta, señala directamente la justa autonomía de las realidades terrenas: «Lo del César, devolvédselo al César» (Mc 12,17).

Pero la Palabra de hoy es algo más que saber salir de un apuro; es una cuestión que tiene actualidad en todos los momentos de nuestra vida: ¿qué le estoy dando a Dios?; ¿es realmente lo más importante en mi vida? ¿Dónde he puesto el corazón? Porque... «donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12,34).

En efecto, según san Jerónimo, «tenéis que dar forzosamente al César la moneda que lleva impresa su imagen; pero vosotros entregad con gusto todo vuestro ser a Dios, porque impresa está en nosotros su imagen y no la del César». A lo largo de su vida, Jesucristo plantea constantemente la cuestión de la elección. Somos nosotros los que estamos llamados a elegir, y las opciones son claras: vivir desde los valores de este mundo, o vivir desde los valores del Evangelio.

Siempre es tiempo de elección, tiempo de conversión, tiempo para volver a “resituar” nuestra vida en la dinámica de Dios. Será la oración, y especialmente la realizada con la Palabra de Dios, la que nos vaya descubriendo lo que Dios quiere de nosotros. El que sabe elegir a Dios se convierte en morada de Dios, pues «si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn 14,23). Es la oración la que se convierte en la auténtica escuela donde, como afirma Tertuliano, «Cristo nos va enseñando cuál era el designio del Padre que Él realizaba en el mundo, y cual la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio». ¡Sepamos, por tanto, elegir lo que nos conviene!

Comentario: Rev. D. Manuel SÁNCHEZ Sánchez (Sevilla, España)

















domingo, 6 de marzo de 2011

Lunes IX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mc 12,1-12)



CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
http://video.google.com/videoplay?docid=-9089232605781271028#docid=8705065232451086080

En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. »Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia’. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. »¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: ‘La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?’».Trataban de detenerle —pero tuvieron miedo a la gente— porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.

Hoy, el Señor nos invita a pasear por su viña: «Un hombre plantó una viña (...) y la arrendó a unos labradores» (Mc 12,1). Todos somos arrendatarios de esa viña. La viña es nuestro propio espíritu, la Iglesia y el mundo entero. Dios quiere frutos de nosotros. Primero, nuestra santidad personal; luego, un constante apostolado entre nuestros amigos, a quienes nuestro ejemplo y nuestra palabra les anime a acercarse cada día más a Cristo; finalmente, el mundo, que se convertirá en un mejor sitio para vivir, si santificamos nuestro trabajo profesional, nuestras relaciones sociales y nuestro deber hacia el bien común.

¿Qué clase de arrendatarios somos? ¿De los que trabajan duro, o de los que se irritan cuando el dueño envía a sus siervos a cobrarnos el alquiler? Podemos oponernos a los que tienen la responsabilidad de ayudarnos a proporcionar los frutos que Dios espera de nosotros. Podemos poner objeciones a las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia y del Papa, los obispos, o quizás, más modestamente, de nuestros padres, nuestro director espiritual, o de aquel buen amigo que está tratando de ayudarnos. Podemos, incluso, volvernos agresivos, y tratar de herirles o, hasta “matarlos” mediante nuestra crítica y comentarios negativos. Deberíamos examinarnos a nosotros mismos acerca de los motivos reales de dicha postura. Quizás necesitamos un conocimiento más profundo de nuestra fe; quizás debemos aprender a conocernos mejor, a efectuar un mejor examen de conciencia, para poder descubrir las razones por las que no queremos producir frutos.

Pidamos a Nuestra Madre María su ayuda para que podamos trabajar con amor, bajo la guía del Papa. Todos podemos ser “buenos pastores” y “pescadores” de hombres. «Entonces, vayamos y pidamos al Señor que nos ayude a llevar fruto, un fruto que permanezca. Sólo así este valle de lágrimas se transformará en jardín de Dios» (Benedicto XVI). Nosotros podríamos acercar a Jesucristo nuestro espíritu, el de nuestros amigos, o el del mundo entero, si tan sólo leyéramos y meditáramos las enseñanzas del Santo Padre, y tratásemos de ponerlas en práctica.
Comentario: Fr. Alphonse DIAZ (Nairobi, Kenia)

sábado, 5 de marzo de 2011

Domingo IX (A) del tiempo ordinario


CON UN SOLO GOLPE DE CLIK http://www.unav.es/

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros’. Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, malhechores!’. »Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!».

Hoy notamos que Jesús exige no solamente escuchar su palabra, sino —y sobre todo— adherirnos coherentemente a ella. Así, dice Él, «entrarán en el reino de los cielos (...) solo los que hacen la voluntad de mi Padre» (Mt 7,21). Jesucristo puede exigir personalmente tal cosa porque Él mismo es Dios, el Hijo de Dios.

Que nuestra fe se ha de vivir «con obras y de verdad» (1Jn 3,18) es algo que se ha predicado desde los inicios en el cristianismo. Pero el Papa Benedicto, en su encíclica "Spe salvi" lo recordaba —podríamos decir— con un lenguaje moderno: el mensaje cristiano no solamente es una cuestión “informativa”, sino que es y debe ser una realidad “performativa”. «Esto significa que el Evangelio no es sólo una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida».

«Nunca os conocí» (Mt 7,23): ¡Dios nos libre de tener que escuchar algún día estas palabras tan severas! Nos conviene prestar atención a un hecho que, de entrada, puede causarnos sorpresa: Jesucristo se siente directamente afectado por nuestra respuesta (o “no respuesta”) de fe; Él hace de ella una cosa personal. Y no es para menos: el cristianismo no es una ideología, ni un simple programa ético, sino y sobre todo un encuentro personal con Alguien. En esta misma línea, Juan Pablo II afirmaba que el fundamento de la moral cristiana consiste precisamente en el seguimiento de Cristo.

Es muy oportuna la imagen del hombre que «construyó su casa sobre la arena»: hombres sin razón, hombres derrumbados! (cf. Mt 7,26-27). Una sociedad sin Dios (o que, en la práctica, se aleja de la ley de Dios) es una sociedad encallada porque le falta el “motor” de la esperanza. Cuando el hombre se aleja de Dios, el hombre se aleja también del hombre. En cambio, es «feliz el hombre (…) que pone su amor en la ley del Señor (…). Es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas» (Sal 1,1-3).

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)









viernes, 4 de marzo de 2011

Sábado VIII del tiempo ordinarioDel Evangelio (Mc 11,27-33)

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
http://www.youtube.com/watch?v=Zb6YCGHQ02U&feature=related


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Pero, ¿vamos a decir: ‘De los hombres’?». Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Hoy, el Evangelio nos pide que pensemos con qué intención vamos a ver a Jesús. Hay quien va sin fe, sin reconocer su autoridad: por eso, «se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?’» (Mc 11,27-28).

Si no tratamos a Dios en la oración, no tendremos fe. Pero, como dice san Gregorio Magno, «cuando insistimos en la oración con toda vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida». Si tenemos buena disposición, aunque estemos en un error, viendo que la otra persona tiene razón, acogeremos sus palabras. Si tenemos buena intención, aunque arrastremos el peso del pecado, cuando hagamos oración Dios nos hará comprender nuestra miseria, para que nos reconciliemos con Él, pidiendo perdón de todo corazón y por medio del sacramento de la penitencia.

La fe y la oración van juntas. Nos dice san Agustín que, «si la fe falta, la oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe». Si tenemos buena intención, y acudimos a Jesús, descubriremos quién es y entenderemos su palabra, cuando nos pregunte: «El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?» (Mc 11,30). Por la fe, sabemos que era del cielo, y que su autoridad le viene de su Padre, que es Dios, y de Él mismo porque es la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Porque sabemos que Jesús es el único salvador del mundo, acudimos a su Madre que también es Madre nuestra, para que deseando acoger la palabra y la vida de Jesús, con buena intención y buena voluntad, tengamos la paz y la alegría de los hijos de Dios.

Comentario: Mn. Antoni BALLESTER i Díaz (Camarasa, Lleida, España)









jueves, 3 de marzo de 2011

Viernes VIII del tiempo ordinario
Del Evangelio (Mc 11,11-25)

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
http://www.youtube.com/watch?v=X6259YZKiig&feature=related


En aquel tiempo, después de que la gente lo había aclamado, Jesús entró en Jerusalén, en el Templo. Y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania. Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus discípulos oían esto. Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?’.¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!». Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad. Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas».


Hoy, fruto y petición son palabras clave en el Evangelio. El Señor se acerca a una higuera y no encuentra allí frutos: sólo hojarasca, y reacciona maldiciéndola. Según san Isidoro de Sevilla, “higo” y “fruto” tienen la misma raíz. Al día siguiente, sorprendidos, los Apóstoles le dicen: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca» (Mc 11,21). En respuesta, Jesucristo les habla de fe y de oración: «Tened fe en Dios» (Mc 11,22).

Hay gente que casi no reza, y, cuando lo hacen, es con vista a que Dios les resuelva un problema tan complicado que ya no ven en él solución. Y lo argumentan con las palabras de Jesús que acabamos de escuchar: «Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Tienen razón y es muy humano, comprensible y lícito que, ante los problemas que nos superan, confiemos en Dios, en alguna fuerza superior a nosotros.

Pero hay que añadir que toda oración es “inútil” («vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo»: Mt 6,8), en la medida en que no tiene una utilidad práctica directa, como —por ejemplo— encender una luz. No recibimos nada a cambio de rezar, porque todo lo que recibimos de Dios es gracia sobre gracia.

Por tanto, ¿no es necesario rezar? Al contrario: ya que ahora sabemos que no es sino gracia, es entonces cuando la oración tiene más valor: porque es “inútil” y es “gratuita”. Aun con todo, hay tres beneficios que nos da la oración de petición: paz interior (encontrar al amigo Jesús y confiar en Dios relaja); reflexionar sobre un problema, racionalizarlo, y saberlo plantear es ya tenerlo medio solucionado; y, en tercer lugar, nos ayuda a discernir entre aquello que es bueno y aquello que quizá por capricho queremos en nuestras intenciones de la oración. Entonces, a posteriori, entendemos con los ojos de la fe lo que dice Jesús: «Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13).

Comentario: Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM (Barcelona, España)











miércoles, 2 de marzo de 2011

Jueves VIII del tiempo ordinarioDel Evangelio (Mc 10,46-52)

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
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En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Hoy, Cristo nos sale al encuentro. Todos somos Bartimeo: ese invidente a cuya vera pasó Jesús y saltó gritando hasta que éste le hiciese caso. Quizás tengamos un nombre un poco más agraciado... pero nuestra humana flaqueza (moral) es semejante a la ceguera que sufría nuestro protagonista. Tampoco nosotros logramos ver que Cristo vive en nuestros hermanos y, así, los tratamos como los tratamos. Quizás no alcanzamos a ver en las injusticias sociales, en las estructuras de pecado, una llamada hiriente a nuestros ojos para un compromiso social. Tal vez no vislumbramos que «hay más alegría en dar que en recibir», que «nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15,13). Vemos borroso lo que es nítido: que los espejismos del mundo conducen a la frustración, y que las paradojas del Evangelio, tras la dificultad, producen fruto, realización y vida. Somos verdaderamente débiles visuales, no por eufemismo sino en realidad: nuestra voluntad debilitada por el pecado ofusca la verdad en nuestra inteligencia y escogemos lo que no nos conviene.

Solución: gritarle, es decir, orar humildemente «Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10,48). Y gritar más cuanto más te increpen, te desanimen o te desanimes: «Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más…» (Mc 10,48). Gritar que es también pedir: «Maestro, que vea» (cf. Mc 10,51). Solución: dar, como él, un brinco en la fe, creer más allá de nuestras certezas, fiarse de quien nos amó, nos creó, y vino a redimirnos y se quedó con nosotros, en la Eucaristía.

El Papa Juan Pablo II nos lo decía con su vida: sus largas horas de meditación —tantas que su Secretaria decía que oraba “demasiado”— nos dicen a las claras que «el que ora cambia la historia».

Comentario: P. Ramón LOYOLA Paternina LC (Barcelona, España)










martes, 1 de marzo de 2011

Miércoles VIII del tiempo ordinario. Del Evangelio (Mc 10,32-45):

Con un solo golpe de clik
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En aquel tiempo, los discípulos iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de Él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará». Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos». Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?». Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». Ellos le dijeron: «Sí, podemos». Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado». Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Hoy, el Señor nos enseña cuál debe ser nuestra actitud ante la Cruz. El amor ardiente a la voluntad de su Padre, para consumar la salvación del género humano —de cada hombre y mujer— le mueve a ir deprisa hacia Jerusalén, donde «será entregado (…), le condenarán a muerte (…), le azotarán y le matarán» (cf. Mt 10,33-34). Aunque a veces no entendamos o, incluso, tengamos miedo ante el dolor, el sufrimiento o las contradicciones de cada jornada, procuremos unirnos —por amor a la voluntad salvífica de Dios— con el ofrecimiento de la cruz de cada día.

La práctica asidua de la oración y los sacramentos, especialmente el de la Confesión personal de los pecados y el de la Eucaristía, acrecentarán en nosotros el amor a Dios y a los demás por Dios de tal modo que seremos capaces de decir «¡Podemos!» (Mc 10,39), a pesar de nuestras miserias, miedos y pecados. Sí, podremos abrazar la cruz de cada día (cf. Lc 9,23) por amor, con una sonrisa; esa cruz que se manifiesta en lo ordinario y cotidiano: la fatiga en el trabajo, las normales dificultades en la vida familia y en las relaciones sociales, etc.

Sólo si abrazamos la cruz de cada día, negando nuestros gustos para servir a los demás, conseguiremos identificarnos con Cristo, que vino «a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45). Juan Pablo II explicaba que «el servicio de Jesús llega a su plenitud con la muerte en Cruz, o sea, con el don total de sí mismo». Imitemos, pues, a Jesucristo, transformando constantemente nuestro amor a Él en actos de servicio a todas las personas: ricos o pobres, con mucha o poca cultura, jóvenes o ancianos, sin distinciones. Actos de servicio para acercarlos a Dios y liberarlos del pecado.

Comentario: Rev. D. René PARADA Menéndez (San Salvador, El salvador)










lunes, 28 de febrero de 2011


Martes VIII del tiempo ordinario
Del Evangelio (Mc 10,28-31)




CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
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En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).

¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?

La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.

Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?

Comentario: Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)