jueves, 13 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS





12 CLAVES PARA 12 MESES


Pablo J. Ginés/ReL

El Papa Francisco cumple este 13 de marzo su primer año como Pontífice de la Iglesia Católica y portador de las Llaves del Reino que Cristo entregó a Pedro hace dos mil años. El primer papa hispanoamericano sorprendió y conquistó a la opinión pública. Los que pensaban que el entusiasmo por Francisco acabaría en tres meses llevan un año esperando sentados y la tormenta de afecto popular no amaina. Los que pensaban que el nuevo Papa, con su estilo a menudo informal, cambiaría la doctrina católica y le arrancaría páginas al Catecismo, le han oído repetir, simplemente: "yo soy hijo de la Iglesia".  "Las reformas van lentas", titula en este aniversario cierta prensa que querría que la Iglesia Católica dejase de enseñar las verdades católicas y empieza a impacientarse. Lo cierto es que en este año se han producido al menos 12 cambios importantes, muchos de ellos en lo gestual y simbólico, pero lo gestual y simbólico es poderoso y real en la sociedad de la imagen y la comunicación, y en el ministerio petrino, que llega a todo el mundo.

MERECE LA PENA VER EL VIDEO CITADO MÁS ABAJO.

miércoles, 12 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

PRIMER ANIVERSARIO 
DEL PONTIFICADO DE FRANCISCO


Se cumple mañana, 13 de marzo, el primer aniversario de la elección del Papa Francisco a la Cátedra de san Pedro. 365 días de pontificado que se caracterizan por ser un “tiempo de misericordia” tal y como lo ha descrito él mismo.

En estos doce intensos meses, el Papa venido del fin del mundo y que nos pide que recemos por Él, ha comenzado un nuevo método de trabajo que con paso lento pero firme ha atraído una renovada atención a cuestiones no solo eclesiásticas.

El “párroco del mundo”, cómo le llama su secretario particular monseñor Alfred Xuereb, “¡no ha perdido un sólo minuto! -asegura el prelado-. Trabaja incansablemente. Y cuando siente necesidad de tomarse un momento de pausa, no es que cierra los ojos y no hace nada: se sienta y reza el Rosario”.

Con motivo de este primer aniversario el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, S.I., en una entrevista a la Radio Vaticano, ha reflexionado sobre este año de “gran impulso para una Iglesia en camino”.

“Lo principal de este primer año -dice Padre Lombardi- es sin duda la gran atención, la gran atracción de la gente. Digo la gente para no referirme sólo a los católicos practicantes, sino a todas las personas de este mundo. La gran atención a este Papa, por su mensaje. Es algo que creo y espero que se está arraigando de manera profunda en los corazones de las personas, que se han sentido tocadas por una palabra de amor, de cuidado, de compasión, de cercanía, de proximidad, que a través del hombre, el Papa, es el amor que proviene de Dios”.


“La Iglesia me parece como un pueblo peregrino -respondiendo a la pregunta sobre los cambios y las reformas-. Ésta es la cosa más característica: un sentido de gran dinamismo. El Papa ha dado un gran impulso y camina con una Iglesia que busca la voluntad de Dios, que busca su misión en el mundo de hoy por el bien de todos, dirigiéndose realmente hacia las periferias, hacia el fin del mundo”... “y las manifestaciones de atención que provienen de sedes y organismos de prensa no habituales, significan que su mensaje ha sido comprendido”.

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martes, 11 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

JESÚS DE NAZARET
Benedicto XVI envía un saludo al simposio en Tanzania sobre su "Jesús de Nazaret"
"Jesucristo es el centro de nuestra fe, la cual, por su naturaleza es encuentro con Él y por tanto con el Dios viviente. El hecho de que en nuestro tiempo su figura sea cada vez más rechazada y se convierta en inaccesible a causa de múltiples discusiones y opiniones, para la Iglesia es una preocupación que no nos debe dejar en paz. Empujado por esta preocupación he escrito mis libros en el intento de hacer su figura de nuevo visible".

Son palabras del papa emérito Benedicto XVI en su mensaje para saludar a los participantes del Seminario de estudios en inglés que lleva por título:"¿De dónde eres?" (Jn, 19,9). La figura y el mensaje de Jesús en la trilogía "Jesús de Nazaret" de Joseph Ratzinger - Benedicto XVI, que se celebra del 10 al 12 de marzo en el Jordan University College en Morogoro, Tanzania. 

Este es el segundo encuentro en África y se realiza después del Simposio en lengua francesa sobre "Jesús de Nazaret" que tuvo lugar en Benín el pasado mes de septiembre.

El objetivo de estas jornadas de estudio es hacer conocer mejor la teología de Joseph Ratzinger y hacerla fecunda para la Iglesia en África. Precisamente por esto el Seminario está abierto a teólogos, obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas, catequistas y estudiantes de Teología de África del este, y se propone superar los obstáculos en lo relacionado con un pensamiento que se ha desarrollado en un contexto cultural diferente -el de occidente y el de su historia- y las dificultades económicas de financiar el estudio o de adquirir libros. 

"Nuestras jornadas de estudio -explica el profesor Achim Buckenmaier, que ha dirigido la organización del Simposio- quieren quitar estas barreras y ayudar a encontrar un acceso al riquísimo tesoro teológico de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI".

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lunes, 10 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

Se mantiene la tendencia al alza en el número de seminaristas españoles

El número de seminaristas en España sigue aumentando. 

En este curso 2013-2014 la cifra total es de 1.321, lo que supone un aumento de 14 seminaristas, en términos absolutos, y un incremento del 1,1%. Es el tercer año consecutivo en que aumenta el número total de seminaristas en España, por lo que se consolida una tendencia al alza que ya se venía dando en años anteriores.

Sube un 1,1% con respecto al año pasado

La alegría de anunciar el Evangelio
Las diócesis españolas celebran el Día del Seminario en torno al 19 de marzo, festividad de San José. Este año en algunas diócesis se celebra el mismo día 19 y en otras se adelanta la celebración al segundo Domingo de Cuaresma (16 de marzo).

El número total aumenta por tercer año consecutivo

Para esta ocasión, se ha elegido como lema “La alegría de anunciar el Evangelio”, en sintonía con la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, del Papa Francisco.

En la reciente Visita Ad Limina de los obispos españoles, el Papa mencionó expresamente el documento “Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI”, aprobado por la Asamblea Plenaria de la CEE en abril de 2012, en el que, tal y como recordó el Santo Padre, los obispos señalan el interés en la pastoral vocacional, “un aspecto que un obispo debe poner en su corazón como absolutamente prioritario, llevándolo a la oración, insistiendo en la selección de los candidatos y preparando equipos de buenos formadores y profesores competentes”.

Desde 1935


El “Día del Seminario” se celebra desde el año 1935. Desde entonces cada año llega con un nuevo lema pero con el mismo objetivo: suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.

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domingo, 9 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

RECORDANDO ...


El Papa Francisco recibió en audiencia privada, hace un tiempo, al exvicario del Opus Dei en Argentina monseñor Carlos Maria Nannei. 

La visita fue "por motivos de amistad personales y familiares" y tuvo lugar después de un encuentro casual en la Casa Santa Marta.

El exvicario del Opus Dei en Argentina trabaja en la Curia prelaticia del Opus Dei en Roma desde 2002 y es uno de los colaboradores de monseñor Javier Echevarria, el prelado del Opus Dei.

PARA ESCUCHAR
http://www.youtube.com/watch?v=SrOcnxU1jeg

sábado, 8 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gifNACE UN SEMANARIO DEDICADO ENTERAMENTE AL PAPA FRANCISCO

http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif

 Desde el 5 de marzo de 2014 está en circulación "Il mio Papa" ("Mi Papa"), un semanario enteramente dedicado al Papa Francisco. La apuesta editorial la realiza el grupo italiano Mondadori quien ha anunciado que en el primer mes saldrán 3 millones de copias (a 50 céntimos de euro cada una). La organización del Magazine será de corte popular: amplios espacios a las fotos, frase de la semana, firmas invitadas de creyentes y no que hablen sobre el Papa, la agenda del Pontífice, viñetas, etc. Pero no será un semanario religioso y eso lo han querido dejar claro los impulsores.


Sobre el corte populista que signa la nueva publicación comparto la impresión de Diego Contreras cuando dice en su blog:

El director, Aldo Vitali, explica que la publicación tendrá un corte popular y que privilegiará las fotografías de impacto emotivo. (...) La prevención viene precisamente del tono populista de este tipo de publicaciones, que situará al Papa en la línea de cualquier personaje del mundo del espectáculo. “Il mio Papa” nos hará partícipes de tantas “emociones” y “exclusivas” sobre Francisco, con ese lenguaje acaramelado y “buenista” de las revistas del corazón. En el primer numero ya anuncian en la portada: “entramos en la casa donde vive”. Es cierto que el Francisco está llegando a lugares donde hasta ahora no se hablaba del Papa. Pero en ese caso, es un poco distinto: pienso que un culto en estilo “celebrity” no es el mejor servicio que se le puede hacer. Naturalmente, espero equivocarme.
No sé qué piense el Papa Francisco de esta nueva iniciativa en concreto, lo que sí sabemos es lo que piensa de la franciscomanía. Lo ha expresado así en la entrevista que le hizo el Corriere della Sera:

No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología de Papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que salgo de noche del Vaticano para ir a dar de comer a los vagabundos en via Ottaviano. No me ha venido a la mente. (...) Pintar al Papa como una suerte de superman, una especie de estrella, me parece ofensivo. El Papa es un hombre que rie, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Una persona normal.
N.B.: Próximamente el Magazine estará on line en www.miopapa.it.

viernes, 7 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

EL PAPA FRANCISCO 
A LOS SACERDOTES 
DE LA DIÓCESIS DE ROMA


Texto completo de la meditación 
del Papa Francisco

Buen día. Antes de todo tengo que decir que me sentí muy impresionado y compartí el dolor de algunos de ustedes y de todo el presbiterio, por las acusaciones hechas contra un grupo de ustedes, he hablado con algunos de ustedes que fueron acusados y vi el dolor de estas heridas injustas. Una locura, y quiero decirlo públicamente que estoy cerca del presbiterio, porque no son 8 o 15, sino es todo el presbiterio en la persona de estos 7, 8 o 15.

También quiero pedirles disculpas no tanto como obispo vuestro, pero como encargado del servicio diplomático del Papa, porque uno de los acusadores es del servicio diplomático, pero esto no fue olvidado y se estudia el problema, porque esta persona sea alejada de allí, se está buscando la vía. Es un acto grave de injusticia y les pido perdón por esto también.

Cuando junto al cardenal vicario hemos pensado a este encuentro, le dije que habría podido hacer una meditación sobre el tema de la misericordia. Al inicio de la Cuaresma reflexionar juntos, como sacerdotes, sobre la misericordia nos hace bien. Todos nosotros tenemos necesidad y también los fieles, porque como pastores tenemos que darles tanta misericordia, tanta.

La estrofa del Evangelio de Mateo que hemos escuchado nos hace dirigir la mirada a Jesús que camina por la ciudad y los pueblos. Esto es curioso, ¿cuál es el lugar en donde se podía encontrar a Jesús con más frecuencia, con más facilidad? En las calles, podría parecer un 'sin techo' porque siempre en la calle, la vida de Jesús era por la calle.

Sobre todo nos invita a entender la profundidad de su corazón, sea lo que él probaba por las multitudes, por la gente que encuentra: esa actitud interior de 'compasión' viendo las multitudes sintió compasión, porque ve a las personas “cansadas y agotadas, como ovejas sin pastor”. Hemos escuchado tanto estas palabras que a veces no nos entran con fuerza, pero sin fuerte. Un poco como a tantas personas que se encuentran hoy por las calles de nuestros barrios.? Después el horizonte se amplia y vemos que estas ciudades y estas poblaciones no son solamente Roma e Italia, pero son el mundo y esas multitudes enormes son poblaciones de tantos países que están sufriendo situaciones aún más difíciles.

Por tanto, comprendemos que nosotros no estamos aquí para hacer un bonito ejercicio espiritual al inicio de la Cuaresma, sino para escuchar la voz del Espíritu que habla a toda la Iglesia en este nuestro tiempo, que es precisamente el tiempo de la misericordia.

 También en este tiempo estoy seguro, y no solamente en la cuaresma, nosotros estamos viviendo un tiempo de la misericordia. Desde hace treinta años o más hasta ahora.

En toda la Iglesia es el tiempo de la misericordia. Esta ha sido la intuición del beato Juan Pablo II. Él ha tenido la intuición que este es el tiempo de la misericordia. Pensemos en la beatificación y en la canonización de sor Faustina Kowalska, después introdujo la fiesta de la Divina Misericordia. Y poco a poco ha ido adelante con esto. En la homilía de la canonización que tuvo lugar en el 2000, Juan Pablo II subrayó que el mensaje de Jesucristo a sor Faustina se coloca temporalmente entre dos guerras mundiales y está muy unido a la historia del siglo XX. Y mirando al futuro dijo: "¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo, es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio.

Aquí especifica en 2000 pero en su corazón maduraba desde hacía tiempo, en su oración, toda esta intuición. Hoy olvidamos todo demasiado rápido, ¡también el Magisterio de la Iglesia! En parte es inevitable, pero los grandes contenidos, las grandes intuiciones y las indicaciones dejadas al Pueblo de Dios no podemos olvidarlas. Y la de la divina misericordia es una de estas. Es una indicación que él nos ha dado. Está en nosotros como ministros de la Iglesia, tener vivo este mensaje sobre todo en la predicación en los gestos, en los signos, en las elecciones pastorales, y por ejemplo la elección de restituir prioridad al sacramento de la reconciliación, y al mismo tiempo a las obras de misericordia. Reconciliar, hacer la paz, con el sacramento, con las palabras pero también con las obras de misericordia.

¿Qué significa misericordia para los sacerdotes?
Me vienen a la mente algunos de vosotros que me han llamado o hablado por teléfonos, o escrito una carta, pero Papa, ¿por qué usted la tiene con los sacerdotes? (ríe) decían que yo regaño a los sacerdotes... No quiero regañar aquí.

¿Qué significa misericordia para los sacerdotes? Preguntémonos qué significa misericordia para un sacerdote, permitidme decir para nosotros sacerdotes. Los sacerdotes se conmueven delante de las ovejas, como Jesús, que veía a la gente cansada y agotada como ovejas sin pastor. Jesús tiene las "vísceras" de Dios. Isaías lo dice mucho, está lleno de ternura hacia la gente, especialmente hacia las personas excluidas, hacia los pecadores, hacia los enfermos que nadie cuida... Así a imagen del Buen Pastor, el sacerdote es un hombre de misericordia y de compasión, cerca de su gente y servidor de todos.

Este es un criterio pastoral que quisiera subrayar mucho, la cercanía, la proximidad. Es el servicio, pero la proximidad, la cercanía. Quien se encuentre herido en la propia vida, en cualquier modo, puede encontrar en él atención y escucha... En particular el sacerdote demuestra vísceras de misericordia en el administrar el sacramento de la reconciliación; lo demuestra en toda su actitud, en la forma de acoger, de escuchar, de aconsejar, de absolver... Pero esto deriva de como él mismo vive el sacramento en primera persona, de como se deja abrazar por Dios Padre en la Confesión, y permanecer dentro de este abrazo... Si uno vive este sobre él en el propio corazón, puede también donarlo a los otros en el ministerio.

Yo os dejo una pregunta: ¿cómo me confieso, me dejo abrazar? Me viene a la mente un gran sacerdote de Buenos Aires, tiene algunos años menos que yo, un gran confesor, tenía siempre cola. Los sacerdotes, la mayoría van a confesarse con él, un gran confesor. Una vez vino donde mí, 'tengo un poco' de escrúpulo porque perdono yo sé que perdono mucho', y hemos hablado de la misericordia, y a un cierto punto me ha dicho: 'tú sabes que cuando siento fuerte este escrúpulo después voy a la capilla delante del tabernáculo y digo, tú tienes la culpa porque me has dado un mal ejemplo y me voy tranquilo. Es una bella oración, es la misericordia. Y si uno en la confesión vive esto sobre él en el propio corazón lo puede dar a los otros.

El sacerdote está llamado a aprender esto, a tener un corazón que se conmueve. Los sacerdotes, me permito la palabra, "asépticos" no ayudan a la Iglesia, los sacerdotes "de laboratorio". La Iglesia hoy podemos pensarla como un "hospital de campo, perdonadme si lo repito pero lo veo así, lo siento así, es necesario curar las heridas. Hay mucha gente herida, por los problemas materiales, por los escándalos, también en la Iglesia... Gente herida de las ilusiones del mundo... Nosotros sacerdotes debemos estar allí, cerca a esta gente.

Misericordia significa antes que nada curar las heridas. Cuando uno está herido, necesita enseguida esto, no los análisis; como el nivel de colesterol, el azúcar en sangre, primero la herida, después se harán las curas especializadas, pero primero se deben curar las heridas abierta. Para mí en este momento es muy importante, también las heridas escondidas ¿eh? porque hay gente que se aleja por no dejar ver las heridas escondidas. Y me viene a la mente la costumbre por la ley mosaica, los leprosos en la época de Jesús que eran siempre alejados. Sientes que se alejan por vergüenza, y se alejan quizá un poco con la cara torcida contra la Iglesia. Pero en fondo, dentro está la herida, quieren una caricia y vosotros queridos hermanos, os pregunto, ¿conocéis las heridas de vuestros parroquianos? ¿Las intuís, estáis cerca de ellos? Es la única pregunta. Misericordia significa: ni manga ancha ni rigidez. Volvemos al sacramento de la reconciliación. Nos sucede a menudo a nosotros sacerdotes, escuchar experiencias de nuestros fieles que nos cuentan que han encontrado en la confesión a un sacerdote muy "estrecho", o muy "largo", laxista o rigorista. Esto no va bien.

Que entre los confesores haya diferencias de estilos es normal, pero estas diferencias no pueden afectar a la sustancia, es decir, la sana doctrina moral y la misericordia. Ni el laxista ni el rigorista da testimonio de Jesucristo, porque ni el uno ni el otro se hace cargo de la persona que encuentra. El rigorista se lava las manos... De hecho la ata a la ley entendida de forma fría y rígida; el laxista se lava las manos, solo aparentemente es misericordioso, pero en realidad no se toma en serio el problema de esa conciencia, minimizando el pecado. 

La verdadera misericordia se hace cargo de la persona, la escucha atentamente, lo enfoca con respeto y con verdad a la situación, y la acompaña en el camino de la reconciliación. Y esto es cansando sí, realmente. El sacerdote realmente misericordioso se comporta como el Buen Samaritano... pero ¿por qué lo hace? Porque su corazón es capaz de compasión, ¡es el corazón de Cristo!

Sabemos bien que ni el laxismo ni el rigorismo hacen crecer la santidad. Quizá algunos rigoristas parecen santos, santos, pero pensad en Pelagio, después lo hablamos.
No santifican al sacerdote y no santifican al fiel. Ni el laxismo ni el rigorismo. La misericordia sin embargo acompaña al camino de la santidad, la hace crecer... Es demasiado trabajo para un párroco, es verdad, es demasiado trabajo. ¿De qué forma? A través del sufrimiento pastoral, que es una forma de la misericordia. ¿Qué significa sufrimiento pastoral? Quiere decir sufrir para y con las personas, y esto no es fácil, sufrir como un padre y una madre sufren por los hijos. Y me permito decir, también con ansiedad.

Para explicarme hago también a vosotros algunas preguntas que me ayudan cuando un sacerdote viene donde mí, y que me ayudan cuando estoy solo delante del Santísimo. Dime, ¿tú lloras? ¿O hemos perdido las lágrimas?
Recuerdo en los misales antiguos, esos de los otros tiempo, había una oración bellísima para pedir el don de las lágrimas, iniciaba así: 'Señor tu que has dado a Moisés el mandato de golpear la piedra para que llegara el agua, golpea la piedra de mi corazón para que vengan las lágrimas' era algo así.

Pero ¿cuántos de nosotros lloramos delante del sufrimiento de un niño, delante a la destrucción de una familia, delante a tanta gente que no encuentra el camino?

Y el llanto de un sacerdote. ¿Tú lloras? ¿O en este presbiterio hemos perdido las lágrimas? ¿Lloras por tu pueblo? ¿Haces la oración de intercesión delante del tabernáculo? ¿Tú luchas con el Señor por tu pueblo, como Abraham ha luchado: Y si fueran menos, si fueran 25, 20. Una oración valiente de intercesión. Nosotros hablamos de parresía de valentía apostólica, pensamos en los planes pastorales, pero la misma parresía es necesaria en la oración.

 ¿Luchas con el Señor? ¿Discutes con el Señor como hizo Moisés? Cuando el Señor estaba cansado, agotado de su pueblo y decía: 'a estos les destruirá a todos y te haré jefe de otro pueblo' ¿no? 'Si tú destruyes el pueblo destrúyeme también a mí'. Pero estos tenían pantalones y yo hago la pregunta: ¿tenemos los pantalones para luchar con Dios por nuestro pueblo? Y hago otra pregunta: la noche, ¿cómo concluye tu jornada? ¿Con el Señor? ¿O con la televisión? 

Y veo muchas sonrisas aquí, también yo sonrío. ¿Cómo es tu relación con los que ayudan a ser más misericordiosos? Es decir, ¿cómo es tu relación con los niños, con los ancianos, con los enfermos? ¿Sabes acariciarles o te avergüenzas de acariciar un anciano? No tener vergüenza de la carne de tu hermano. Al final, seremos juzgados sobre cómo hemos sabido acercarnos a "cada carne". Isaías... no os avergoncéis de la carne de vuestro hermano. "Hacerse prójimo", la proximidad, cercanía. Hacerse prójimo a la carne del hermano.

El sacerdote y el levita que pasaron antes que el buen samaritano no supieron acercarse a esa persona abatida por los bandidos. Su corazón estaba cerrado, y tenían sus justificaciones. Sin embargo aquel samaritano abre su corazón, quizá el sacerdote ha mirado el reloj y ha dicho no puedo llegar tarde a misa... Muchas veces tomamos las justificaciones para dar la vuelta al problema, a la persona. El otro levita, el doctor de la ley ha dicho 'no puedo hacer esto porque si hago esto mañana tendré que ir con un testigo, perderé tiempo'. Las excusas... Tendrán un corazón cerrado, pero el corazón cerrado se justifica siempre de lo que no hace... Sin embargo el samaritano se deja conmover en las vísceras y este movimiento interior se traduce en acción práctica, en una intervención concreta y eficaz para ayudar a esa persona. Al final de los tiempos, será admitido a contemplar la carne glorificada de Cristo solo quien no haya tenido vergüenza de la carne de su hermano herido y excluido. A mí me hace bien algunas veces leer la lista sobre la cuál seré juzgado, que es Mateo 25. Estas son las cosas que me han venido a la mente para compartir con vosotros. Un poco 'a la buena' como me han venido.

En Buenos Aires, hablo de otro sacerdote que era un confesor famoso, este era sacramentino, casi todo el clero se confesaba con él. Una de las dos veces que fue Juan Pablo II pidió un confesor y fue él. Era anciano, muy anciano, fue el provincial de su orden, profesor, pero siempre confesor. Tenía siempre cola en la Iglesia del Santísimo Sacramento. En aquel tiempo yo era vicario general y vivía en la curia. Cada mañana pronto bajaba al fax para ver si había algo. Era una mañana de Pascua cuando leí el fax del superior de la comunidad: ayer antes de la vigilia de pascua falleció el padre Aristi, el funeral será tal día.

Y la mañana de Pascua tenía que ir a comer a la casa de ancianos con los sacerdotes, y después de la comida fui a la Iglesia. Es una iglesia muy grande, con una cripta muy bonita, había solamente dos ancianas y ninguna flor y pensaba: este hombre que ha perdonado tantos pecados al clero de Buenos Aires, incluido yo. 

Subí y fui a una floristería porque en Buenos Aires hay cruces con floristerías por la calle y compré flores, rosas y volví y comencé a preparar el ataúd con las flores. Y miré el rosario que tenía en la mano, y ese ladrón que tenemos dentro, y mientras preparaba las flores tomé la cruz del rosario, una cruz así y con un poco de fuerza la he arrancado, y en ese momento lo he mirado y le he dicho: 'dame la mitad de tu misericordia'.

Sentí una cosa fuerte, que me ha dado la valentía de hacer esto y esto. Oración. Y después esa cruz me la metí aquí en el bolsillo. Pero las camisas del Papa no tiene bolsillo, y yo siempre llevo conmigo una bolsa de tela pequeña, y desde ese día y hasta hoy esa cruz está conmigo. Y cuando me viene un mal pensamiento contra alguna persona, la mano se viene aquí siempre, y siento la gracia, y me hace bien. Pero cuánto bien hace  el ejemplo de un sacerdote misericordioso, de un sacerdote que se acerca a las heridas.

Si pensáis en vosotros, seguramente habéis conocido muchos sacerdotes, porque los sacerdotes de Italia son buenos, y pienso que si Italia es todavía tan fuerte, no es tanto por nosotros los obispos, sino por los párrocos, los sacerdotes. Y no es un poco de incienso para vosotros sino porque lo siento así. Y la misericordia.

Pensad en tantos sacerdotes que están en el cielo y pedid esta gracia, que os den esa misericordia que han tenido con sus fieles. Y os agradezco mucho por la escucha y por haber venido aquí, y ahora me despido. Debemos rezar el ángelus. Y rezad por mí, por favor, no lo olvidéis.

Papa Francisco




jueves, 6 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS




EL ROSARIO
El Papa “confesó” que se apropió del crucifijo de una corona del viejo confesor y que la lleva siempre consigo


ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

«Quité, con un poco de fuerza, la cruz de la corona del rosario e invoqué al padre José Aristi: “dame la mitad de tu misericordia”». Al final del encuentro con los párrocos romanos, cuando casi había acabado de meditar sobre la misericordia, Papa Francisco confió al clero una última anécdota. Confesó haber sustraído una pequeña Cruz del ataud de un anciano y santo sacerdote que acababa de morir.

El padre José Aristi era un sacramentino y, durante toda la vida, fue confesor en Buenos Aires, en la Basílica del Santísimo Sacramento. Muchos, muchísimos sacerdotes iban con él para confesarse. Bergoglio había mencionado su nombre solo en ese apunte inédito, publicado por “L’Osservatore Romano” en diciembre del año pasado, en el que hablaba sobre su vocación y su formación, y en el que recordaba que ya en los años cincuenta Aristi era confesor.

 Hoy dijo que era «un sacramentino famoso, y que el clero también se confesaba con él. Una de las dos veces que Juan Pablo II fue a Argentina, pidió un confesor en la nunciatura y le mandaron a él». Mientras Bergoglio era obispo auxiliar y vicario general de la capital argentina, el padre José Aristi falleció. Era un Sábado Santo. «Yo vivía en la Curia, en donde todas las mañanas iba a ver qué había llegado al fax. Y la mañana de Pascua leí un mensaje que decía: “Ayer, antes de la Vigilia, falleció el padre Aristi”. Creo que tenía 94 o 96 años». Monseñor Bergoglio tenía una cita a la hora del almuerzo con los «curas de la casa de reposo». Pero después del almuerzo, contó el Papa, «fui a la Iglesia de padre Aristi. Bajé a la cripta; el padre estaba en el ataud y había solo dos viejitas rezando en un rincón. No había flores. “Pero, este hombre –me dije– ha perdonado los pecados de todo el clero y ahora no tiene ni una flor”. Entonces, subí, fui a una florería en la calle y compré unas rosas. Después comencé a preparar el ataud con las flores».

«Entonces –siguió Francisco– vi el rosario que el padre tenía entre las manos. E inmediatamente me vino a la mente (ese ladrón que todos llevamos dentro, ¿no?), y mientras arreglaba las flores tomé la cruz del rosario y, con un poco de fuerza, la arranqué. Y en aquel momento la miré y dije: “Dame la mitad de tu misericordia”. ¡Sentí una cosa fuerte que me dio la valentía para hacer este gesto y para hacer esta oración! Y luego, esa cruz la tengo siempre aquí, en el bolsillo. Los vestidos del Papa no tienen bolsillos, pero yo siempre llevo aquí una bolsita de tela, y desde ese día hasta ahora, esa cruz está conmigo. Y cuando me viene un pensamiento malo en contra de alguien, la mano se dirige aquí, siempre. ¡Y siento la gracia! Siento que me hace bien. Hace mucho bien el ejemplo de un cura misericordioso, de un cura que se acerca a las heridas...».

PARA ESCUCHAR

miércoles, 5 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

ENTREVISTA AL PAPA FRANCISCO: 
“OS CUENTO MI PRIMER AÑO DE PAPA”


Ferruccio de Bortoli / director del Corriere della Sera

Traducción de Paloma García Ovejero. corresponsal 

de la CADENA COPE en Roma

Un año ha transcurrido desde aquel simple “buonasera” que conmovió al mundo. El lapso de doce meses tan intensos no alcanza para contener la gran masa de novedades y los muchos signos profundos de la innovación pastoral de Francisco. Nos encontramos en una salita de Santa Marta. Una única ventana da a un patio interior que abre un minúsculo ángulo de cielo azul. Hace un día buenísimo, primaveral, cálido. El Papa aparece de improviso, casi de repente, por una puerta, con la cara distendida y sonriente. Mira divertido las grabadoras varias que la ansiedad senil de un periodista ha colocado sobre la mesa. "¿Funcionan? ¿Sí? Menos mal." ¿El balance de un año? No, los balances no le gustan. "Yo sólo hago balance cada quince días, con mi confesor".



Usted, Santo Padre, cada tanto llama por teléfono a quien le pide ayuda. Y a veces no le creen. 

Sí, me ha pasado. Cuando uno llama es porque tiene ganas de hablar, una pregunta que hacer, un consejo que pedir. Cuando era cura en Buenos Aires, era más fácil. Y a mí me ha quedado esa costumbre. Es un servicio. Lo siento dentro. Cierto, ahora no es tan fácil hacerlo, vista la cantidad de gente que me escribe.

¿Hay algún contacto, algún encuentro, que recuerde con particular afecto?    
                                                     
Una señora viuda de 80 años que había perdido a su hijo. Me escribió. Y ahora le doy una llamadita cada mes. Ella es feliz; yo ejerzo de cura. Me gusta.

La relación con su predecesor. ¿Ha pedido alguna vez consejo a Benedicto XVI?

Sí, el Papa emérito no es una estatua en un museo. Es una institución. No estábamos acostumbrados. Hace sesenta o setenta años, el obispo emérito no existía. Eso vino después del Concilio. Hoy es una institución. Lo mismo tiene que pasar con el Papa emérito. Benedicto es el primero y tal vez haya otros. No lo sabemos. Él es discreto, humilde, no quiere molestar. Lo hablamos y decidimos juntos que era mejor que viera gente, que saliera y participara de la vida de la Iglesia. Una vez vino aquí para la bendición de la estatua de San Miguel Arcángel, después a un almuerzo en Santa Marta, y después de Navidad le invité a participar del consistorio y él aceptó. Su sabiduría es un don de Dios. Alguno habría querido que se retirase a una abadía benedictina lejos del Vaticano. Yo pensé en los abuelos que, con su sabiduría y sus consejos, dan fuerza a la familia y no merecen terminar en un asilo.

A nosotros nos parece que su modo de gobernar la Iglesia es así: usted escucha a todos y después decide solo. Un poco como el general de los jesuitas. ¿El Papa es un hombre solo?

Sí y no. Entiendo lo que me quiere decir. El Papa no está solo en su trabajo porque es acompañado y aconsejado por muchas personas. Y sería un hombre solo si decidiese sin escuchar o fingiendo que escucha. Pero hay un momento, cuando se trata de decidir, de poner una firma, en el cual está solo con su sentido de la responsabilidad.

Usted ha innovado, ha criticado algunas actitudes del clero, ha revolucionado la curia. Con algunas resistencias y algunas oposiciones. ¿La Iglesia ya ha cambiado como usted quería hace un año?

Yo en marzo del año pasado no tenía ningún proyecto de cambiar la Iglesia. No me esperaba, por decirlo de alguna manera, este traslado de diócesis. Empecé a gobernar buscando poner en práctica todo lo que había surgido en el debate entre los cardenales durante las diversas congregaciones. En mi forma de actuar espero a que el Señor me dé la inspiración. Le pongo un ejemplo. Se había hablado del cuidado espiritual de las personas que trabajan en la Curia, y entonces se empezaron a hacer retiros espirituales. Había que darles más importancia a los ejercicios espirituales anuales: todos tienen derecho a pasar cinco días de silencio y meditación, mientras que antes en la Curia se escuchaban tres predicaciones al día y después algunos seguían trabajando.

La ternura y la misericordia son la esencia de su mensaje pastoral…

Y del Evangelio. Es el centro del Evangelio. De lo contrario, no se entiende a Jesucristo, ni la ternura del Padre que lo envía a escucharnos, a curarnos, a salvarnos.

¿Pero se ha comprendido este mensaje? Usted ha dicho que la "franciscomanía" no duraría mucho. ¿Hay algo de su imagen pública que no le guste?


Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, ir a las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que sale de noche del Vaticano para ir a darles de comer a los mendigos de Via Ottaviano. No se me ha pasado jamás por la mente. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me parece ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Una persona normal.

¿Nostalgia de su Argentina? 

La verdad es que no tengo nostalgia. Me gustaría ir a encontrarme con mi hermana, que está enferma, es la última de nosotros cinco. Me gustaría verla, pero esto no justifica un viaje a Argentina: la llamo por teléfono y esto basta. No pienso ir antes de 2016, porque en América Latina ya he estado en Río. Ahora debo ir a Tierra Santa, a Asia, después a África.

Acaba de renovar el pasaporte argentino. Y sin embargo usted es un jefe de Estado.

Lo he renovado porque caducaba.

¿Le disgustaron aquellas acusaciones de marxismo, sobre todo americanas, después de la publicación de la Evangelii Gaudium? 

Para nada. Nunca compartí la ideología marxista, porque es falsa, pero conocí a muchas personas buenas que profesaban el marxismo.

Los escándalos que turbaron la vida de la Iglesia han quedado afortunadamente atrás. Sobre el delicado tema de los abusos a menores, a usted le han dirigido una petición desde las páginas de Il Foglio, firmada entre otros por los filósofos Besançon y Scruton, para que alce su voz contra los fanatismos y la mala fe del mundo secularizado, que respeta poco la infancia. 

Quiero decir dos cosas. Los casos de abusos son tremendos porque dejan heridas profundísimas. Benedicto XVI fue muy valiente y abrió un camino. La Iglesia, siguiendo ese camino, ha hecho mucho. Tal vez más que nadie. Las estadísticas sobre el fenómeno de las agresiones contra los niños son impresionantes, pero muestran también con claridad que la gran mayoría de los abusos suceden en el entorno familiar y de gente cercana. La Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se ha movido con transparencia y responsabilidad. Ningún otro ha hecho tanto. Y, sin embargo, la Iglesia es la única que es atacada.

Santo Padre, usted dice que "los pobres nos evangelizan". La atención a la pobreza, la impronta más fuerte de su mensaje pastoral, es tomada por algunos observadores como una profesión del pauperismo. El Evangelio no condena el bienestar. Y Zaqueo era rico y caritativo.

El Evangelio condena el culto al bienestar. El pauperismo es una de las interpretaciones críticas. En el Medioevo había muchas corrientes pauperistas. San Francisco tuvo la genialidad de colocar el tema de la pobreza en el camino evangélico. Jesús dice que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero. Y cuando seamos juzgados al final de los tiempos (Mateo 25) contará nuestra cercanía con la pobreza. La pobreza nos aleja de la idolatría, abre las puertas a la Providencia. Zaqueo entrega la mitad de sus riquezas a los pobres. Y a quienes tienen sus graneros llenos de su propio egoísmo, el Señor, al final, les pide cuentas. Lo que pienso de la pobreza lo he expresado bien en la Evangelii Gaudium. 

Usted ha señalado en la globalización, sobre todo la financiera, algunos de los males que agreden a la humanidad. Pero la globalización ha sacado de la indigencia a millones de personas. Ha dado esperanza, un sentimiento raro que no debe confundirse con el optimismo.

Es verdad, la globalización ha salvado de la pobreza a muchas personas, pero ha condenado a muchas otras a morir de hambre porque con este sistema económico se vuelve selectiva. La globalización en la que piensa la Iglesia no se parece a una esfera en la que cada punto es equidistante del centro y en la cual, por lo tanto, se pierde la particularidad de los pueblos, sino que es un poliedro, con sus diversas caras, en el que cada pueblo conserva su propia cultura, lengua, religión, identidad. La actual globalización "esférica" económica, y sobre todo financiera, produce un pensamiento único, un pensamiento débil. En el centro ya no está la persona humana, solo el dinero.

El tema de la familia es central en la actividad del Consejo de los Ocho Cardenales. Desde la exhortación Familiaris Consortio de Juan Pablo II han cambiado muchas cosas. Hay dos sínodos programados. Se esperan grandes novedades. Usted ha dicho a los divorciados: que no sean condenados, que sean ayudados.

Es un largo camino que la Iglesia debe completar. Un proceso querido por el Señor. Tres meses después de mi elección, me fueron presentados los temas para el sínodo, y se propuso discutir sobre cuál es la aportación de Jesús al hombre contemporáneo. Pero al final, con pasos graduales –que para mí han sido signos de la voluntad de Dios- se decidió debatir sobre la familia, que atraviesa una crisis muy seria. Es difícil formar una familia. Los jóvenes se casan poco. Hay muchas familias separadas, cuyo proyecto de vida en común fracasó. Los hijos sufren mucho. Nosotros debemos dar una respuesta. Pero para esto hace falta reflexionar mucho en profundidad. Y es lo que el Consistorio y el Sínodo están haciendo. Hace falta evitar quedarse en la superficie. La tentación de resolver cada problema con la casuística es un error, una simplificación de cosas profundas, como hacían los fariseos, una teología muy superficial. Es a la luz de la reflexión profunda como se podrán afrontar seriamente las situaciones particulares, también las de los divorciados, con profundidad pastoral. 

¿Por qué el informe del cardenal Walter Kasper en el último consistorio (“un abismo entre la doctrina sobre matrimonio y familia y la vida real de muchos cristianos”) ha dividido así a los purpurados? ¿Cómo cree que la Iglesia podrá recorrer estos dos años de camino fatigoso llegando a un amplio y sereno consenso? Si la doctrina es sólida, ¿por qué es necesario el debate?

El cardenal Kasper hizo una bellísima y profunda presentación, que pronto será publicada en alemán, y abordó cinco puntos: el quinto era el de los segundos matrimonios. Me habría preocupado si en el Consistorio no hubiera habido una discusión intensa, no habría servido de nada. Los cardenales sabían que podían decir lo que quisieran, y presentaron muchos puntos de vista distintos, que enriquecen. Las confrontaciones fraternas y abiertas hacen crecer el pensamiento teolgógico y pastoral. De esto no tengo miedo; es más, lo busco.  

En un pasado reciente era habitual referirse a los llamados "valores no negociables", sobre todo en bioética y en moral sexual. Usted no ha usado esa fórmula. Los principios doctrinales y morales no han cambiado. ¿Esta elección quiere quizá indicar un estilo menos preceptivo y más respetuoso de la conciencia personal?

Nunca he entendido la expresión “valores no negociables”. Los valores son valores, y punto. No puedo decir que entre los dedos de una mano haya uno menos útil que otro. Por eso no entiendo en qué sentido pueda haber valores negociables. Lo que tenía que decir sobre el tema de la vida, lo he escrito en la exhortación Evangelii Gaudium.

Muchos países han regulado las uniones civiles. ¿Es un camino que la Iglesia puede comprender? ¿Hasta qué punto?

El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Los Estados laicos quieren justificar la unión civil para regular diversas situaciones de convivencia, impulsados por la necesidad de regular aspectos económicos entre las personas, como por ejemplo asegurar la asistencia sanitaria. Se trata de pactos de convivencia de diversa naturaleza, de los cuales no sabría enumerar las distintas formas. Es necesario ver los distintos casos y evaluarlos en su variedad. 

¿Cómo será promovido el rol de la mujer en la Iglesia?

Tampoco en esto ayuda la casuística. Es verdad que la mujer puede y debe estar más presente en los puestos de decisión de la Iglesia. Pero a esto yo lo llamaría una promoción de tipo funcional. Solo con eso no se avanza demasiado. Más bien hay que pensar que la Iglesia lleva el artículo femenino, "la": es femenina desde los orígenes. El gran teólogo Urs von Balthasar trabajó mucho sobre este tema: el principio mariano guía a la Iglesia junto al principio petrino. La Virgen María es más importante que cualquier obispo y que cualquier apóstol. La profundización teologal está en marcha. El cardenal Rylko, con el Consejo Pontificio de los Laicos, está trabajando en esta dirección con muchas mujeres expertas en diversas materias.

Medio siglo después de la Humanae Vitae de Pablo VI, ¿la Iglesia puede retomar el tema del control de la natalidad? El cardenal Martini, su hermano, sostenía que quizá había llegado el momento. 

Todo depende de cómo sea interpretada la Humanae Vitae. El mismo Pablo VI, al final, recomendaba a los confesores mucha misericordia, atención a las situaciones concretas. Pero su genialidad fue profética, tuvo la valentía de enfrentarse a la mayoría, de defender la disciplina moral, de ejercitar un freno cultural, de oponerse al neo-malthusianismo presente y futuro. La cuestión no es cambiar la doctrina, sino profundizar en ella y asegurarse de que la pastoral tome en cuenta las situaciones y lo que para esas personas es posible hacer. También de esto se hablará en el camino del Sínodo. 

La ciencia evoluciona y rediseña los confines de la vida. ¿Tiene sentido prolongar artificialmente la vida en estado vegetativo? ¿El testamento biológico puede ser una solución?

No soy un especialista en argumentos bioéticos. Y temo que cada frase mía pueda ser equivocada. La doctrina tradicional de la Iglesia dice que ninguno está obligado a usar medios extraordinarios cuando se sabe que está en fase terminal. En mi pastoral, en estos casos, siempre he aconsejado los cuidados paliativos. En casos más específicos está bien acudir, si es necesario, al consejo de los especialistas.

El próximo viaje a Tierra Santa, ¿llevará al acuerdo de comunión con los ortodoxos que Pablo VI, hace cincuenta años, casi llegó a firmar con Atenágoras?

Estamos todos impacientes por obtener resultados “cerrados”. Pero el camino de la unidad con los ortodoxos quiere decir sobre todo caminar y trabajar juntos. En Buenos Aires, a los cursos de catequesis venían varios ortodoxos. Yo pasaba la Navidad y el 6 de enero junto a sus obispos, que a veces pedían también consejo a nuestros diocesanos. No sé si es verdad el episodio que se cuenta de Atenágoras, según el cual habría propuesto a Pablo VI que caminasen juntos y mandasen a una isla a todos los teólogos para que discutieran entre ellos. Es una broma, pero lo importante es que caminemos juntos. La teología ortodoxa es muy rica. Y creo que ellos tienen en este momento grandes teólogos. Su visión de la Iglesia y de la sinodalidad es maravillosa.

Dentro de algunos años, la mayor potencia mundial será China, con la que el Vaticano no tiene relaciones. Matteo Ricci era jesuita como usted.

Estamos cercanos a China. Yo le mandé una carta al presidente Xi Jinping cuando fue elegido, tres días después que yo. Y él me respondió. Las relaciones existen. Es un pueblo grande al que quiero. 

¿Por qué, Santo Padre, no habla más de Europa? ¿Qué es lo que no le convence del diseño europeo?

¿Usted recuerda el día en que hablé de Asia? ¿Qué dije? [Aquí el cronista se aventura en algunas explicaciones, recogiendo vagos recuerdos para después darse cuenta de que ha caído en una simpática trampa]. Yo no he hablado de Asia, ni de África, ni de Europa. Solo de América Latina cuando estuve en Brasil y cuando he tenido que recibir a la Comisión Pontificia para América Latina. No se ha dado todavía la ocasión para hablar de Europa. Llegará. 

¿Qué libro está leyendo en estos días?

Pietro e Maddalena, de Damiano Marzotto, sobre la dimensión femenina de la Iglesia. Un libro precioso.

¿Y no le da tiempo a ver alguna película buena, otra de sus pasiones? 'La gran belleza' ha ganado el Oscar. ¿La verá?

No lo sé. La última película que he visto es 'La vida es bella', de Benigni. Y antes había vuelto a ver La Strada de Fellini. Una obra maestra. Me gustaba también Wajda…

San Francisco tuvo una juventud despreocupada. Le pregunto: ¿alguna vez se ha enamorado?

En el libro El Jesuita cuento que tuve una novieta a los 17 años. Y hago referencia también en Entre el Cielo y la Tierra, el volumen que escribí con Abraham Skorka. Cuando estaba en el seminario, una chica me hizo perder la cabeza durante una semana.

¿Y cómo acabó, si no es indiscreción?

Eran cosas de jóvenes. Hable con mi confesor. [Una gran sonrisa]

Gracias, Padre Santo.

Gracias a usted. 



Firma: F. de B.
Nota: La entrevista sale publicada hoy también en La Nación de Buenos Aires

PARA ESCUCHAR

martes, 4 de marzo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

EL PAPA ANIMA A LOS OBISPOS ESPAÑOLES A EVANGELIZAR “CON EL EJEMPLO”

(RESUMEN TOMADO DE ABC, 4 DE MARZO 2014)


RETOS DE LA IGLESIA EN ESPAÑA
“Estáis sufriendo la dura experiencia de la indiferencia de muchos bautizados y tenéis que hacer frente a una cultura mundana”.

UNIDAD Y MISERICORDIA
“Jesús nos enseña a escuchar a todos de corazón a corazón, con ternura y misericordia, y a buscar lo que verdaderamente une y sirve a la mutua edificación”.

ESCUCHAR A LOS FIELES
“Es importante que el obispo no se sienta solo, ni crea estar solo, que sea consciente de que también la grey que le ha sido encomendada tiene olfato para las cosas de Dios”.

LA FE, UN REGALO
“La fe no es una mera herencia cultural, sino un regalo, un don que nace del encuentro personal con Jesús”.

LOS EXCLUÍDOS
“Poneos al frente de la renovación espiritual y misionera de vuestras Iglesias particulares, como hermanos y pastores de vuestros fieles, y también de los que no lo son, o lo han olvidado (…) Nadie puede quedar excluido”.

CARIDAD ANTE LA CRISIS
“Sé bien que, en estos últimos años, precisamente vuestra Caritas – y también otras obras benéficas de la Iglesia – han merecido gran reconocimiento, de creyentes y no creyentes. Me alegra mucho”.

PARA ESCUCHAR