jueves, 13 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS



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El cardenal Cañizares llama a «fortalecer España» y que «no continúe por esta pendiente a la ruina»

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El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha hecho hoy un llamamiento a ejercer “una responsabilidad común todos, que es la de salvar, fortalecer y hacer avanzar en todos los órdenes a España” y ha advertido que “España debe cambiar de rumbo, clarÍsimamente” para evitar “continuar por esta pendiente que nos conduce a la ruina”.

Durante la inauguración del congreso internacional sobre la propuesta filosófica de Julián Marías (Valladolid, 1914, - Madrid, 2005) organizado por la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), el purpurado ha animado, cómo hacía Marías, a “ver la España real, desde la perspectiva histórica, y el recorrido de varios siglos para recuperar aquella identidad perdida o robada” con el fín de “iluminar nuestro presente y abrir horizontes para atraer un gran futuro”, ha subrayado.

En este sentido, ha precisado que “ese futuro es posible cambiando de rumbo y España debe cambiar de rumbo, clarísimamente, aunque otros se empeñen en que no cambie y aunque gestores de la cosa pública estén empeñados en continuar por esta pendiente que nos conduce a la ruina”.

El purpurado ha confesado que comparte con Julián Marías su “preocupación por España” y por las “situaciones que parecen desangrarla y destruirla” y ha citado “los asuntos económicos, con las causas que los han originado y con las consecuencias humanas y situaciones familiares tan lacerantes que afligen a nuestra nación”, así como “la secularización y laicismo creciente y radical en nuestro pueblo español, que está siendo sometido a una presión difícilmente soportable para olvidar, y el abandono de lo que le es más propio, su sentido y sus razones de fe cristiana”.

Ante esta situación, el arzobispo de Valencia ha apremiado a “renovar nuestra sociedad, imprimirle nuevo vigor y esperanza de futuro, avivar y vigorizar sus raíces y su identidad, llevar a cabo ese proyecto común que es el de nuestra Historia, que queda tan reflejado en la Constitución de 1978 que salvó a esta nación después de una contienda”, ha dicho.

En su intervención, el purpurado ha felicitado a la UCV por organizar este congreso “en homenaje y memoria agradecida a la figura de Julián Marías, que tanta falta nos hace en los momentos que atravesamos en la realidad de España, a la que tanto amó y tan bien entendió en sus raíces más hondas y en el proyecto y empresa común que la constituye”.

Más adelante, ha expresado que “necesitamos rehacer nuestro camino y reemprenderlo con la esperanza de un proyecto y de una fe en común, la esperanza que ha hecho posible un gran proyecto común de todos y que ha hecho de nuestra nación una pieza básica de la cultura y realidad de Europa”.
“Hora de unidad y responsabilidad, no de lamentos ni condenas”
Además, el Cardenal ha explicado que en estos momentos “no podemos quedarnos en lamentos y condenas, porque hay excesivos lamentos y excesivas condenas, y es hora de unidad y de responsabilidad de todos”, y ha indicado que “España es una realidad histórica, un proyecto común y los españoles compartimos una base de Historia común que, como en todas y no menos que en otras, se encuentran momentos brillantes y zonas de sombra, que no se pueden ocultar y que hay que saber aprenderlas y corregirlas”.

España ha pasado “situaciones muy difíciles en momentos de su Historia, incluso con fracasos muy notables, y ha habido etapas de gloria, y siempre las hemos sabido afrontar, juntos, con generosidad y con gran sentido de la responsabilidad por parte de todos”, ha aseverado.

Igualmente, “la respuesta individualista de `cada uno a la suya y sálvese quién pueda´ no es humana, ni solidaria ni menos aún cristiana, carece de futuro y aboca al fracaso, al caos y a la disgregación” mientras que la respuesta “de culparse unos a otros y buscar chivos expiatorios retarda la respuesta que todos estamos esperando, una respuesta de todos, en unidad, de todas las instituciones, Gobierno, oposición, partidos políticos, fuerzas sociales y económicas, empresariales y sindicales, instituciones universitarias y culturales, Iglesia, etc.”.

La tarea “es de todos” y, por parte de la Iglesia, “evangelizada y evangelizadora, aportando el evangelio de la caridad y de la esperanza, el testimonio de Dios que es amor” y, por su lado, “las fuerzas políticas y sociales, la universidad, la escuela, cada una en su papel y responsabilidad propia”.

Finalmente, ha señalado que la figura de Julián Marías “es una figura emblemática que arroja una luz enorme en estos momentos”. Por ello, es necesario que esta luz se difunda y que haya muchos `Julián Marías´ que continúen esta tarea por el proyecto común por el que tanto luchó él desde su pensamiento bien fundado y sólido que es el futuro”.

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miércoles, 12 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS


Audiencia general del Papa Francisco del miércoles 12 de noviembre de 2014


Queridos hermanos y hermanas: ¡Buenos días!

En la catequesis anterior pusimos de relieve que el Señor sigue apacentando a su rebaño a través del ministerio de los obispos, coadyuvados por los presbíteros y los diáconos. En ellos Jesús se hace presente con el poder de su Espíritu y sigue sirviendo a la Iglesia, alimentando en ella la fe, la esperanza y el testimonio de la caridad. Estos ministerios constituyen, pues, un gran don del Señor a cada comunidad cristiana y a toda la Iglesia, ya que son un signo vivo de su presencia y de su amor.

Hoy queremos preguntarnos: ¿Qué es lo que se exige a estos ministros de la Iglesia, para que puedan vivir de manera auténtica y fecunda su servicio?

1. En las «Cartas pastorales» que envía a sus discípulos Timoteo y Tito, el apóstol Pablo examina con detenimiento la figura de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos, pero también la de los fieles, la de los ancianos y la de los jóvenes. Traza una descripción de cada cristiano en la Iglesia, delineando para los obispos, los presbíteros y los diáconos aquello a lo que están llamados y las prerrogativas que han de reconocerse en aquellos que son escogidos para estos ministerios e investidos de ellos. Ahora bien; resulta emblemático que, junto con las dotes inherentes a la fe y a la vida espiritual –que no pueden ser desatendidas, pues son la vida misma–, se enumeren algunas cualidades típicamente humanas: la hospitalidad, la sobriedad, la paciencia, la mansedumbre, la fiabilidad, la bondad de corazón. ¡Esto es el alfabeto, la gramática básica de todo ministerio! Ha de ser la gramática básica de todo obispo, de todo cura, de todo diácono. Sí, porque, sin esta predisposición hermosa y auténtica al encuentro, al conocimiento, al diálogo, a apreciar y a relacionarse respetuosa y sinceramente con los hermanos, no es posible ofrecer un servicio y un testimonio realmente gozosos y creíbles.

2. Hay, además, una actitud fundamental que Pablo recomienda a sus discípulos y, por consiguiente, a cuantos son investidos del ministerio pastoral, ya se trate de obispos, de presbíteros o de diáconos. El Apóstol exhorta a reavivar continuamente el don  que se ha recibido (cf. 1 Tim 4, 14; 2 Tim 1, 6). Esto significa que uno ha de ser siempre muy consciente de que no es obispo, sacerdote o diácono por ser más inteligente, más bueno y mejor que los demás, sino solo en virtud de un don, de un don otorgado por Dios, con el poder de su Espíritu, por el bien de su pueblo. ¡Esta toma de conciencia es realmente importante, y constituye una gracia que hay que pedir día tras día! Y es que un pastor consciente de que su propio ministerio procede únicamente de la misericordia y del corazón de Dios nunca  podrá asumir una actitud autoritaria, como si todos estuvieran a sus pies y la comunidad fuera su propiedad, su reino personal.

3. La toma de conciencia de que todo es don, de que todo es gracia, ayuda también a un pastor a no caer en la tentación de ponerse en el centro de la atención y de confiar solo en sí mismo. Son las tentaciones de la vanidad, del orgullo, de la suficiencia, de la soberbia. ¡Mal iría si un obispo, un sacerdote o un diácono se pensara que se lo sabe todo, que tiene siempre la respuesta adecuada para todo y que no necesita a nadie! Al contrario, la toma de conciencia de ser él, el primero, objeto de la misericordia y de la compasión de Dios, ha de impulsar a un ministro de la Iglesia a ser siempre humilde y comprensivo para con los demás. Aun siendo consciente de estar llamado a guardar con valentía el depósito de la fe (cf. 1 Tim 6, 20), se pondrá a escuchar a la gente. En efecto, es consciente de que tiene siempre algo que aprender, incluso de aquellos que pueden estar aún lejos de la fe y de la Iglesia. Además, todo esto ha de impulsarlo a adoptar, hacia sus propios hermanos en el ministerio, una actitud nueva, inspirada en la compartición, en la corresponsabilidad y en la comunión.

Queridos amigos: Debemos estar siempre agradecidos al Señor, porque,  en la persona y en el ministerio de los obispos, de los sacerdotes y de los diáconos, sigue guiando y formando a su Iglesia, haciendo que crezca por el camino de la santidad. Al mismo tiempo, debemos seguir rezando para que los pastores de nuestras comunidades puedan ser imagen viva de la comunión y del amor de Dios

PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=b85_KUlW6rk

https://www.youtube.com/watch?v=RQAFlrb4oj8

martes, 11 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

El Papa Francisco anima a que la pereza y el poder no distraigan al cristiano 
de ser servidores


Jesús habla de la fuerza de la fe, explicando que debe ser enmarcada en el servicio. El Papa Francisco se inspiró en el Evangelio del día sobre “el siervo inútil” para detenerse precisamente en lo que significa servir para un cristiano, en su homilía en la misa matinal de la residencia Santa Marta este martes 11 de noviembre.

El Santo Padre añadió que Jesús habla de este siervo que después de haber trabajado durante toda la jornada, una vez que llega a su casa, en lugar de descansar, debe aún servir a su señor:

“Alguno de nosotros aconsejaría a este siervo que vaya a pedir algún consejo al sindicato,para ver cómo hacer con un patrón de este tipo. Pero Jesús dice: ‘No, El servicio es total’, porque Él ha hecho camino con esta actitud de servicio; Él es el siervo. Él se presenta como el siervo, aquel que ha venido a servir y no a ser servido: así lo dice, claramente. Y así, el Señor hace sentir a los apóstoles el camino de aquellos que han recibido la fe, aquella fe que hace milagros. Sí, esta fe hará milagros por el camino del servicio”.

El Papa afirmó además que un cristiano que recibe el don de la fe en el Bautismo, pero que “no lleva adelante este don por el camino del servicio, se convierte en un cristiano sin fuerza, sin fecundidad”.

Y al final, dijo, se convierte en “un cristiano para sí mismo, para servirse a sí mismo”. De modo que su vida es una “vida triste”, puesto que “tantas cosas grandes del Señor” son “derrochadas”. Y observó que el Señor nos dice que “el servicio es único”, porque no se puede servir a dos patrones: “O a Dios, o a las riquezas”.

Nosotros – prosiguió explicando el Pontífice –, podemos alejarnos de esta “actitud de servicio, ante todo, por un poco de pereza”. Y ésta – afirmó – “hace tibio el corazón, la pereza te vuelve cómodo”.

“La pereza nos aleja del servicio y nos lleva a la comodidad, al egoísmo. Tantos cristianos así… son buenos, van a Misa, pero el servicio hasta acá… Y cuando digo servicio, digo todo: servicio a Dios en la adoración, en la oración, en las alabanzas; servicio al prójimo, cuando debo hacerlo; servicio hasta el final, porque Jesús en esto es fuerte: ‘Así también ustedes, cuando habrán hecho todo aquello que les ha sido ordenado, ahora digan somos siervos inútiles’. Servicio gratuito, sin pedir nada”.

La otra posibilidad de alejarnos de la actitud de servicio – añadió Francisco – “es un poco la de adueñarnos de las situaciones”. Algo que – recordó – “ha sucedido a los discípulos, a los mismos apóstoles”: “Alejaban a la gente para que no molestaran a Jesús, pero para estar cómodos ellos”.

Los discípulos – añadió el Papa – “se adueñaban del tiempo del Señor, se adueñaban del poder del Señor: lo querían para su grupito”. Y después – dijo – “se adueñaban de esta actitud de servicio, transformándolo en una estructura de poder”.

Algo que se comprende observando la discusión acerca de quién era el más grande entre Santiago y Juan. Y la madre – afirmó el Santo Padre – que “va a pedir al Señor que uno de sus hijos sea el primer ministro y el otro el ministro de economía,con todo el poder en sus manos”. Esto sucede también hoy cuando “los cristianos se vuelven patrones: patrones de la fe, patrones del Reino, patrones de la Salvación”. Esto – constató el Papa – “sucede, es una tentación para todos los cristianos”. En cambio el Señor – dijo – nos habla de servicio: “servicio en humildad”, “servicio en esperanza, y ésta es la alegría del servicio cristiano”:

“En la vida debemos luchar tanto contras las tentaciones que tratan de alejarnos de esta actitud de servicio. La pereza lleva a la comodidad: servicio a mitad; y al adueñarnos de la situación, y de siervo convertirse en patrón, que lleva a la soberbia, al orgullo, a tratar mal a la gente, a sentirse importantes ‘porque soy cristiano, tengo la salvación, y tantas cosas así. Que el Señor nos dé estas dos gracias grandes: la humildad en el servicio, a fin de que podamos decir: ‘Somos siervos inútiles – pero siervos – hasta el final; y la esperanza en espera de la manifestación, cuando el Señor venga a encontrarnos”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

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lunes, 10 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA,
PATRONA DE MADRID



El arzobispo diocesano de Madrid, Carlos Osoro, ha pronunciado este domingo la homilía en la misa dedicada a Santa María la Real de la Almudena, donde ha advertido de que la sociedad atraviesa una "crisis profunda, que incluye la económica" que hace necesario "renovar al hombre por dentro".

Osoro, que ha presidido la misa en honor a la Patrona de Madrid en la Plaza Mayor, ha incidido en que la crisis "ha puesto a prueba el corazón y el alma de tantos que han salido a los caminos de los hombres para ayudar a quienes más necesitaban, mostrando el rostro generoso y solidario de personas, instituciones y familias".



Además, el arzobispo ha hecho hincapié en que, pese a las "historias con problemas, con tristezas y alegrías, con esperanzas y desesperanzas", hay que estar atentos a la "mirada de María", que es "mirada de consuelo en el largo camino de la historia de cada ser humano y en nuestra historia colectiva", una mirada que es "un regalo permanente, es el regalo de la misericordia de Dios".


En su homilía, Osoro ha recordado la caída del Muro de Berlín hace hoy 25 años, "un muro que separaba a los hombres, que hacía vivir en enemistad, en exclusión y en desencuentro". Con un paralelismo, ha llamado a "romper los muros que habitan en nosotros, que están construidos dentro de nosotros", para lo que hay que "acoger y anunciar a Jesucristo".

Por ello, ha pedido a la Virgen que ayude a la sociedad a "vivir como hermanos". "Que nunca nos falte el clima de hermanos que se ayudan los unos a los otros y en donde nadie pasa necesidad, porque lo mucho o lo poco que tenemos lo ponemos a disposición de los que más lo necesitan".

En su sermón, Osoro ha agradecido a su antecesor al frente de la Archidiócesis, Antonio María Rouco Varela, su "trabajo en el acrecentamiento de la devoción a Nuestra Señora de la Almudena", y ha recordado el legado de San Juan Pablo II, que "nos invitó a construir la civilización del amor", así como al Papa Francisco, que "nos invita a construir la cultura del encuentro, a romper los muros que nos seperan y dividen".

La misa ha sido concelebrada por los obispos auxiliares de Madrid, vicarios Episcopales, miembros del Cabildo Catedral, y sacerdotes diocesanos. Al finalizar la Eucaristía, la Virgen es llevada en Procesión hasta la Catedral recorriendo las calles del centro de la ciudad. Durante el mismo, hay coros que cantarán a la Virgen la ´Salve Marinera´, la ´Salve rociera´, e interpretan distintos bailes castizos.

Finalmente, la Catedral de la Almudena permanece abierta en esta jornada hasta las 20 horas, para que los fieles que lo deseen puedan acercarse a besar la medalla de la Virgen, en el Altar de la Almudena.


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domingo, 9 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

Oración del Papa por los difuntos


"Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad, redimida por la sangre preciosa de Jesucristo, muerto en rescate por nuestros pecados. 

No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena. 

Míranos con la mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación. Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno, donde ya no puede haber arrepentimiento. 

Te confiamos, Señor, las almas de nuestros seres queridos, y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de su vida. Que nadie tenga el temor de encontrarte después de la peregrinación terrenal, en la esperanza de ser acogidos en los brazos de la infinita misericordia. 

La hermana muerte corporal nos encuentre vigilantes en la oración y llenos de todo bien, recogido en nuestra breve o larga existencia. Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra, sino que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente. Amen.


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http://www.nazaret.tv/inicio?vid=9533

sábado, 8 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

8 de noviembre: 32 nuevos diáconos

Carles (izda.) y Álex Ayxelá.
Hoy sábado 8 de noviembre, monseñor Javier Echevarría ha ordenado a 32 nuevos diáconos. La ceremonia ha tenido lugar en la basílica de San Eugenio (Roma) a las 16 h.
Los nuevos diáconos proceden de 14 países: España, Polonia, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Nigeria, México, Taiwán, Kenia, Brasil, Guatemala, Colombia, Austria y Argentina.
Provienen de los fieles laicos del Opus Dei. Después de haber realizado los estudios pertinentes, reciben ahora de manos del Prelado esta ordenación que los configura con Cristo, el servidor de todos.
El mayor de los nuevos diáconos es el brasileño Paulo Oriente, de 52 años, que anteriormente ejerció como profesor de Derecho en el IICS, en São Paulo. El más joven es James Mwara Njunge, que tiene 28 años.
Estos son los nombres y países de los candidatos:

Paulo Oriente Franciulli (Brasil)
José Luis Parrado Frade (España)
Alejandro Vázquez-Dodero Rodríguez (España)
Alejandro Baños Atance (España)
Jeffrey Joseph Langan (EEUU)
Juan Carlos Vásconez Donoso (Ecuador)
Jordi Pujol Soler (España)
Miguel Díez López (España)
Rafael Cabrera González (España)
Alejandro Ayxelá Frigola (España)
Jorge Mario Jaramillo Echeverry (Colombia)
Federico María López Navarro (España)
Javier Ibáñez Vial (Chile)
José María Rincón Fernández (España)
José Enrique De Castro y Manglano (España)
Jesús María Corcuera Canflanca (España)
Juan Martín Aguado (España)
Carlos Ayxelá Frigola (España)
Miguel Ángel Bravo Gutiérrez (México)
Rafael Bartolomé Castilla (España)
Juan Gabriel Irarrázaval Armendáriz (Chile)
Rafael García Arenillas (España)
Agapitus Tobechukwu Okoye (Nigeria)
Ifeanyi Sylvester Ogboh (Nigeria)
Mauricio Shiaw-Tsu Liu Roqueñi (Taiwán)
Thomas Kenner (Austria)
Wojciech Woźny (Polonia)
Jesús Fernández Vicente (España)
Stanisław Urmański (Polonia)
Mauricio Fabián Ballesteros Casas (Argentina)
Carlos Luis Páez Lucero (Guatemala)
James Mwaura Njunge (Kenia)



viernes, 7 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS


Por qué hay que ir a la manifestación 
del día 22

Hay que ir a la manifestación del 22N en defensa de la vida y la maternidad… ¡porque podemos ir!. Esta es la principal razón. Cuando está en juego algo fundamental como es la defensa de la vida, todos debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para coadyuvar a que triunfe el bien.

 Dado que los españoles contamos con un  instrumento de participación democrática de amplio impacto en la opinión pública y capacidad de influencia, como es el derecho de manifestación, nuestra obligación es ejercitarlo para intentar influir para que la defensa de la vida siga presente en el debate político español y se avance en leyes y políticas públicas comprometidas con la vida.

Obviamente no se agota nuestra responsabilidad con la causa de la vida con el hecho de manifestarnos, pero parece claro que hoy, aquí y ahora, que la opinión pública española y –en particular- los legisladores y gobernantes vean de forma impactante que son millones los españoles que no están dispuestos a acostumbrarse al aborto y a las leyes injustas en esta materia, es muy importante. De no lograr este impacto, es fácil prever –tras el anuncio del Presidente del Gobierno de renunciar a derogar la vigente legislación- que el aborto y la defensa de la maternidad desaparecerán del debate público español por décadas …como sucede en otros países de nuestro entorno. Si no logramos -con el impacto público de cientos de miles de personas en la calle- que los políticos vean que a muchos este tema nos importa de verdad, la causa de la vida pasaría de nuevo al silencio y correría serio riesgo de perder vigencia pública en España. Debemos hacer lo que está en nuestras manos para evitar este retroceso. Y en nuestras manos está manifestarnos, salir a la calle.

Cuando miles de vidas están en juego, cuando miles de mujeres se juegan estar solas ante la tentación del aborto, cuando está en discusión que el Estado se degrade renunciando a defender bienes morales básicos como la vida humana, cuando lo que está sobre la mesa es algo esencial para la calidad ética de nuestra sociedad, … los ciudadanos normales tenemos la obligación de hacer todo lo que está en nuestras manos para evitar lo peor. Y en nuestras manos está manifestarnos. Por eso debemos manifestarnos.

La manifestación del 22N pretende ser una conversación amable, pero exigente, con los 48 millones de españoles: los manifestantes, con la fuerza del número y el impacto de la multitud en la calle, vamos a decirle a toda la sociedad española y –en particular- a nuestros gobernantes, que la vida del pequeño no nacido nos importa y no queremos dejarle indefenso, que las embarazadas tentadas de abortar cuentan con nuestro apoyo solidario para apostar por la maternidad, que no estamos dispuestos a consentir que el Estado renuncie a proteger la vida y la maternidad, que no nos es indiferente que se deroguen las leyes injustas o no.

En el futuro nuestros hijos y nietos, cuando ya la banalización del aborto sea un triste recuerdo en la historia de los horrores de la humanidad, nos preguntarán: papá, abuelito ¿tu que hiciste para evitar aquel horrible holocausto silencioso del aborto que existía cuando tu eras joven? Les diremos: yo estuve el 22N en las calles de Madrid dando testimonio de amor a la vida y de apoyo a la mujer embarazada y exigiendo a los políticos leyes justas. Esto es lo que cabe esperar de cada uno de nosotros: que hagamos lo que podemos hacer. Y, hoy y ahora, lo que podemos hacer es salir a la calle y no callar.

PARA ESCUCHAR
Benigno Blanco
Presidente del Foro de la Familia


miércoles, 5 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS






La Iglesia, Santa Madre Iglesia 
Jerárquica


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos escuchado las cosas que el Apóstol Pablo dice al Obispo Tito. Pero ¿cuántas virtudes debemos tener los obispos? ¿Hemos oído todos, no? No es fácil. No es fácil porque nosotros somos pecadores. Pero nos confiamos a sus oraciones para que al menos nos acerquemos a esas cosas que el apóstol Pablo aconseja a todos los obispos. ¿De acuerdo? ¿Rezarán por nosotros?

Ya hemos tenido ocasión de señalar, en las catequesis precedentes, cómo el Espíritu Santo colma siempre la Iglesia de sus dones, con abundancia.

Ahora, en el poder y en la gracia de su Espíritu, Cristo no deja de suscitar ministerios, con el fin de construir las comunidades cristianas como su cuerpo. Entre estos ministerios, se distingue el episcopal. En el obispo, coadyuvado por los presbíteros y diáconos, es Cristo mismo quien se hace presente y que continúa cuidando a su Iglesia, asegurando su protección y guía.

En la presencia y en el ministerio de los obispos, sacerdotes y diáconos, podemos reconocer el verdadero rostro de la Iglesia: es la Santa Madre Iglesia Jerárquica.

Y realmente a través de estos hermanos elegidos por el Señor y consagrados con el sacramento del Orden, la Iglesia ejerce su maternidad: nos engendra en el Bautismo como cristianos, haciéndonos nacer de nuevo en Cristo; vigila nuestro crecimiento en la fe; nos acompaña entre los brazos del Padre para recibir su perdón; prepara para nosotros la mesa eucarística, donde nos alimenta con la palabra de Dios y el Cuerpo y la Sangre de Jesús; invoca sobre nosotros la bendición de Dios y la fuerza de su Espíritu, sosteniéndonos en todo el transcurso de nuestra vida y envolviéndonos con su ternura y su calor, sobre todo en los momentos más delicados de prueba, de sufrimiento y de muerte.

Esta maternidad de la Iglesia se expresa en particular en la persona del Obispo y en su ministerio. De hecho, como Jesús eligió a los apóstoles y los envió a predicar el Evangelio y apacentar su rebaño, así los obispos, sus sucesores, son colocados a la cabeza de las comunidades cristianas, como garantes de su fe y como un signo vivo de la presencia del Señor en medio de ellos.

Comprendemos, por lo tanto, que no se trata de una posición de prestigio, de un cargo honorífico. El episcopado no es una condecoración, es un servicio. Jesús lo ha querido así. No debe haber lugar en la Iglesia para la mentalidad mundana.

La mentalidad mundana, dice: “este hombre ha hecho la carrera eclesiástica, se ha convertido en Obispo…”No. En la Iglesia no debe haber lugar para esta mentalidad. El episcopado es un servicio, no es una condecoración con la que jactarse.

Ser obispos quiere decir tener siempre ante los ojos el ejemplo de Jesús, que como Buen Pastor, no vino a ser servido, sino a servir (cf. Mt 20, 28; Mc 10,45), y para dar su vida por las ovejas (cf. Jn 10,11). Los santos Obispos - y hay muchos en la historia de la Iglesia, muchos obispos santos - nos muestran que este ministerio no se busca, no se pide, no se compra, sino que se recibe en obediencia, no para elevarse, sino para abajarse, al igual queJesús que "se humilló, se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en cruz" (Flp 2,8).

Es triste cuando se ve un hombre que busca este oficio y que hace tantas cosas para llegar hasta allí, y cuando llega allí, no sirve, se pavonea, vive solamente para su vanidad.

Hay otro elemento precioso que merece ser resaltado. Cuando Jesús escogió y llamó a los apóstoles, los pensó no separados el uno del otro, cada uno por su cuenta, sino juntos, para que estuvieran con Él, unidos como una sola familia.

También los Obispos constituyen un único colegio, reunidos en torno al Papa, que es el custodio y garante de esta profunda comunión, tan querida por Jesús y por sus mismos apóstoles. ¡Qué bello es, entonces, cuando los obispos junto con el Papa expresan esta colegialidad y buscan ser más y más, más, más servidores de los fieles, más servidores en la Iglesia! Lo hemos experimentado recientemente en la Asamblea del Sínodo sobre la familia.

Pero pensemos en todos los Obispos desparramados en el mundo que, aun viviendo en localidades, culturas, sensibilidades y tradiciones diferentes y distantes entre sí, de una parte a la otra, - los otros días un obispo me decía que para llegar a Roma se necesitaban, desde donde él está, más de 30 horas de avión…- tan lejos unos de otros y se convierten en expresión de la unión íntima, en Cristo, y entre sus comunidades .

Y en la oración común eclesial, todos los Obispos se colocan juntos en escucha del Señor y del Espíritu, pudiendo de este modo poner atención en profundidad al hombre y a los signos de los tiempos (cf. Conc. Concilio Ecuménico. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 4 ).

Queridos amigos, todo esto nos hace comprender por qué las comunidades cristianas reconocen en el Obispo un gran don, y están llamadas a alimentar una comunión sincera y profunda con él, empezando por los presbíteros y diáconos.

No es una Iglesia sana si los fieles, los diáconos y los presbíteros no están unidos al obispo. Esta Iglesia no unida al obispo es una Iglesia enferma.

Jesús ha querido esta unión de todos los fieles con el obispo, también de los diáconos y de los presbíteros.

Y esto lo hacen en la conciencia de que es justamente en el Obispo que se hace visible la relación de cada Iglesia con los Apóstoles y con todas las otras comunidades, unidas con sus Obispos y con el Papa en la única Iglesia del Señor Jesús, que es nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica. Gracias.

PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=Mg_D9VqdeFs

martes, 4 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS



«Pensamos que la santidad se hace gracias a nuestras cosas y nos volvemos pelagianos».


En la ley del Reino de Dios Él se dona con gratuidad. Así lo ha recordado el papa Francisco en la homilía de este martes en la misa en Santa Marta. 

El Pontífice ha observado que a veces, por egoísmo o ganas de poder, rechazamos la fiesta a la que el Señor nos invita gratuitamente. Y a veces, nos fiamos de Dios, "pero no demasiado".


El Papa ha hablado en su homilía de la parábola del Evangelio del día: un hombre dio una gran fiesta, pero los invitados encontraron excusas para no ir. 

Una parábola -ha afirmado- que nos hace pensar, porque "a todos nos gusta ir a una fiesta, nos gusta estar invitados". Pero en este banquete "había algo" que a tres invitados, "que son un ejemplo de muchos, no les gustaba".

Así, Francisco explica que uno de los invitados dice que debe atender su campo, tiene ganas de verlo para sentirse "un poco poderoso", "la vanidad, el orgullo, el poder y prefiere eso en vez de quedarse sentado como uno de tantos". 

Otro compró cinco bueyes, y se concentró en los negocio y no quería "perder tiempo" con otra gente. 

El último se excusó diciendo que estaba casado y no quería llevar a la mujer a la fiesta. 

El Santo Padre ha observado que los tres tenían una preferencia por sí mismos, no de compartir una fiesta, explicando que no saben lo que es una fiesta porque "está el interés, está lo que Jesús ha explicado como el intercambio".

El Pontífice ha afirmado que "si la invitación hubiera sido, por ejemplo: ´venid, que tengo dos o tres amigos empresarios que vienen de otro país, podemos hacer algo juntos´, seguramente ninguno se habría excusado.

Pero lo que les asustaba era la gratuidad. Ser uno como los otros, allí... Precisamente el egoísmo, esta al centro de todo... Es muy difícil escuchar la voz de Jesús, la voz de Dios, cuando uno gira entorno a sí mismo: no tiene horizonte, porque el horizonte es él mismo. Y detrás de esto hay otra cosa, más profunda: está el miedo a la gratuidad. Tenemos miedo de la gratuidad de Dios. Es tan grande que nos da miedo".

Y esto sucede, ha aclarado el Papa, "porque las experiencias de la vida, muchas veces nos han hecho sufrir" como le sucede a los discípulos de Emaus que se alejan de Jerusalén y a Tomás que quiere tocar para creer. 

Retomando un proverbio popular Francisco ha recordado que cuando "la ofrenda es grande hasta el santo sospecha", porque la gratuidad es demasiada. Por eso, cuando Dios nos ofrece un banquete así pensamos que sea mejor no inmiscuirse.

A propósito, ha subrayado que "estamos más seguros de nuestros pecados, de nuestros límites, pero estamos en nuestra casa; ¿salir de nuestra casa para acudir a la invitación de Dios, a casa de Dios, con los otros? No. Tengo miedo. Y todos nosotros cristianos tenemos este miedo: escondido, dentro... pero no demasiado. Católicos, pero no demasiado. Confiados en el Señor, pero no demasiado. Este ´pero no demasiado´, marca nuestra vida, nos hace pequeños ¿no?, nos empequeñece".

A continuación, el Santo Padre ha indicado que una cosa que le hace pensar es que cuando el siervo explicó todo esto a su patrón, el patrón se enfada porque fue despreciado. Y manda llamar a todos los pobres, los lisiados, por las plazas y las calles de la ciudad.

El Señor pide al siervo que insista a las personas para entrar en la fiesta. "Muchas veces el Señor debe hacer con nosotros lo mismo: con las pruebas, muchas pruebas", ha afirmado el Papa. "Insísteles, que aquí habrá una fiesta. La gratuidad. Insiste a ese corazón, a ese alma para creer que hay gratuidad en Dios, que el don de Dios es gratis, que la salvación no se compra: es un regalo grande, que el amor de Dios... ¡es el regalo más grande! Esta es la gratuidad. Y nosotros nos asustamos por esto y pensamos que la santidad se hace gracias a nuestras cosas, y a la larga nos volvemos un poco pelagianos, ¿verdad? La santidad, la salvación es gratuidad". 

Al finalizar la homilía, el Obispo de Roma ha recordado que Jesús "ha pagado la fiesta, con su humillación hasta la muerte, muerte de Cruz. Y esta es la gran gratuidad".

Y así, ha observado que cuando miramos el Crucifijo pensamos que "esta es la entrada a la fiesta": "Sí, Señor, soy pecador, tengo muchas cosas, pero te miro y voy a la casa del Padre. Me fío. No permaneceré desilusionado, porque Tú has pagado todo". finalmente, el Pontífice ha afirmado que "la Iglesia nos pide no tener miedo de la gratuidad de Dios".

Solamente, "nosotros debemos abrir el corazón, hacer todo lo que podamos por nuestra parte; pero la gran fiesta la hará Él".

lunes, 3 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

El Papa Francisco advierte contra 
«la rivalidad y la vanagloria, 
dos gusanos que debilitan» a la Iglesia



La rivalidad y vanagloria son dos gusanos que debilitan a la Iglesia. Debemos actuar con un espíritu de humildad y armonía, sin buscar el propio interés, predicó el Papa Francisco en su homilía matinal en la residencia Santa Marta este lunes 3 de noviembre. 

Siguiendo el texto de la carta de San Pablo a los Filipenses, el Papa señaló que la alegría de un obispo es ver en su iglesia amor, unidad y armonía. 

"Esta armonía - dijo - es una gracia, la da el Espíritu Santo, pero nosotros debemos hacer, por nuestra parte, todo lo que ayude al Espíritu Santo a realizar esa armonía en la Iglesia." 

Por eso San Pablo pide a los filipenses no hacer nada "por egoísmo o vanidad" ni "luchar el uno contra el otro, ni siquiera para ser visto, para darse aires de ser mejor que los demás." 

“Ya veis que esto no es sólo algo de nuestro tiempo”, sino que " viene de lejos", comentó Francisco. 

"¿Y cuántas veces, en nuestras instituciones, en la Iglesia, en la parroquia, por ejemplo, en las escuelas, nos encontramos con esto? La rivalidad, buscar que nos vean, la vanagloria. Vemos que hay dos gusanos que se alimentan de la consistencia de la Iglesia y la debilitan. La rivalidad y la vanidad están en contra de esta armonía”.

Ante esto, ¿qué recomienda Pablo? 

"Considerad a los demás como superiores a cada uno de vosotros”, dice el Apóstol a los cristianos. Él mismo se declaraba "indigno de ser llamado apóstol, el último. Ese era su sentir: pensar que todos los demás eran superiores a él”, enseña Francisco.

El Papa citó a San Martín de Porres, peruano que vivió entre 1579 y 1639, "humilde fraile dominico," que la Iglesia recuerda cada 3 de noviembre. 

"Su espiritualidad estaba en el servicio, porque sentía que todos los demás, incluso a los más grandes pecadores estaban por encima de él". 

Por su parte, San Pablo continúa: "Buscad el bien de los demás. Servid a los demás”. Y Francisco añade: “Esta es la alegría de un obispo, cuando ve a su iglesia, así: un mismo sentir, un mismo amor, en un acuerdo unánime. Este es el aire que Jesús quiere la Iglesia. Usted puede tener diferentes opiniones, eso está bien, pero siempre con ese ambiente: la humildad, la caridad, no despreciar a nadie ". 

Refiriéndose al Evangelio del día, Francisco añadió: 
"Es malo cuando en las instituciones de la Iglesia, de una diócesis, encontramos en las parroquias gente que busca su propio interés, no el servicio, no el amor. Pero Jesús en el Evangelio dice: No busquéis el propio interés, no busquéis contraprestaciones. Yo hago esto por ti, tú haces tal favor por mí…”

Francisco afirma que Jesús “con esta parábola, en la que se invita a cenar a quienes no pueden pagar nada”, enseña “la gratuidad”. “Yo hago el bien, no un negocio con el bien”. 


El Papa, finalmente, animó a realizar un examen de conciencia: ¿cómo está mi parroquia, mi comunidad? ¿Tiene este espíritu? ¿Cómo es mi institución? Este espíritu de sentimientos de amor, de unanimidad, de concordia, sin rivalidad o vanagloria, con la humildad de pensar que los demás son superiores a nosotros, en nuestra parroquia, en nuestra comunidad ... Tal vez nos encontremos con que hay algo que mejorar. ¿Cómo puedo mejorar esto hoy?".

PARA VER Y ESCUCHAR

domingo, 2 de noviembre de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO 
POR LOS FIELES DIFUNTOS



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Antes de rezar el Angelus en la Conmemoración de los Fieles Difuntos de este año 2014, el Papa Francisco recordó que esta festividad y la de Todos los Santos "están íntimamente unidas, como la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza".

Y así, la Iglesia "goza por la intercesión de los santos que la sostienen en la misión de anunciar el Evangelio" al tiempo que "comparte el llanto de quien sufre la separación de las personas queridas" y agradece que Jesucristo "nos haya liberado del dominio del pecado y de la muerte".

"Es bello pensar que la muerte del cuerpo es como un sueño del que Jesús mismo nos despertará", dijo el Papa, que instó a recordar en los cementerios no sólo a nuestros seres queridos, sino "a todos, también a aquellos a quienes nadie recuerda".

"La tradicion de la Iglesia", continuó, "ha exhortado siempre a rezar por los fieles difuntos, ofreciendo por ellos la celebración eucarística, que es la mejor ayuda espiritual que podemos ofrecer a las almas, particularmente a las más abandonadas".

Y añadió: "El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son el testimonio de la confiada esperanza radicada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, porque el hombre está destinado a una vida sin límites que tiene su raíz y su fin en Dios". E invitó a rezar la siguiente oración:


Oración del Papa por los difuntos

Dios de infinita misericordia,
confiamos a tu inmensa bondad
a cuantos han dejado este mundo para la eternidad,
donde tú esperas a toda la humanidad,
redimida por la sangre preciosa de Jesucristo,
muerto en rescate por nuestros pecados.

No mires, Señor,
tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas
con las que nos presentaremos ante el tribunal
para ser juzgados para la felicidad o la condena.

Míranos con la mirada piadosa
que nace de la ternura de tu corazón,
y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.

Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno,
donde ya no puede haber arrepentimiento.

Te confiamos, Señor, las almas de nuestros seres queridos, y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de su vida.

Que nadie tenga el temor de encontrarte
después de la peregrinación terrenal,
en la esperanza de ser acogidos
en los brazos de la infinita misericordia.

La hermana muerte corporal
nos encuentre vigilantes en la oración
y llenos de todo bien,
recogido en nuestra breve o larga existencia.

Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra,
sino que en todo nos sostengas
en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente.
Amen.

PARA ESCUCHAR
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