jueves, 20 de febrero de 2020

20 DE FEBRERO DE 2020

Opus Dei - Selección de textos del prelado, entre 2017 y 2019

https://www.youtube.com/watch?v=GeOjRbcYBLw

Selección de textos del prelado, entre 2017 y 2019

Se han reunido en un libro electrónico algunas intervenciones del prelado publicadas en distintos medios de comunicación, así como una selección de homilías y artículos de prensa.

miércoles, 19 de febrero de 2020

19 DE FEBRERO DE 2020




Beato Álvaro de Córdoba


Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?) y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona. Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos. Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador. Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad cristiana. De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró milagros. Murió el 19 de febrero y fue sepultado en su convento. El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.

Pasa primero su vida entre el claustro y la docencia en la Universidad de Salamanca. En los albores del siglo XV deja la cátedra para recorrer los senderos de España, Provenza, Saboya e Italia, vibrante de inquietud y con dinamismo paulino, aguijoneado por la urgencia del apostolado. Los tiempos son difíciles, malos; pasó la peste negra asolando Europa y dejando los conventos vacíos que luego intentaron llenarse con gente no preparada con lo que decayó la tensión religiosa. La corrupción de costumbres es un hecho generalizado; los pastores sestean. Hay, con ínfulas de legitimidad, tres tiaras; unos obedecen como legítimo al papa de Avignón, otros al de Roma y otros al que está en Pisa. A Álvaro le duele el alma; predica, observa, reza y hace penitencia por la unidad tan deseada.

A su vuelta a España, lo nombran confesor de la reina Catalina de Lancáster y de su hijo Juan II. Pero Álvaro deja pronto la corte porque anhela la reforma dominicana. Ya obtiene los permisos para establecer conventos reformados en los reinos de España; Martín V lo hace prior de todos los conventos dominicos reformados en España; funda Escalaceli a siete kilómetros de Córdoba, primero de los reformados de la Orden dominicana que muy pronto se extenderá con Portaceli en Sevilla. Enamorado de la Pasión de Cristo -la que le llevó a Tierra Santa- planta pasos que recuerdan la Pasión de Jesús en la sierra de Córdoba desde Getsemaní hasta la cruz del Gólgota; piadosamente reza, medita y recorre una y otra vez los distintos momentos o pasos o estaciones del itinerario doloroso del Señor. Era para Álvaro y sus religiosos la “Vía dolorosa”... Luego, el holandés Adricomio y el P. Daza darán la forma y fijarán en catorce las estaciones al primer Via Crucis que Leonardo de Porto Mauricio popularizará más adelante también en Italia, importándolo de España.

Escalaceli es centro de peregrinaciones de las gentes que, cada vez desde sitios más distantes, pasan noches en vela, rezan, lloran sus pecados, piden perdón, expían y luego cantan. De ella recibió buen influjo y enseñanza la devoción del pueblo andaluz por sus Macarenas, sus Cristos crucificados y sus «pasos» de Semana Santa. Sí, aquello abrió tan profundo surco en la cristiana alma andaluza como las heridas que hicieron en la madera las gubias de Martínez Montañés, Juan de Mesa y Cristóbal de Mora
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martes, 18 de febrero de 2020

18 DE FEBRERO DE 2020



«Sentirse hijo de Dios es la clave de la felicidad del cristiano»
El vicario del Opus Dei en España, Ignacio Barrera, ha bendecido la nueva imagen de san Josemaría Escrivá que desde hoy está expuesta a la veneración de los fieles en la Colegiata de Santa María de Gandía. La ceremonia ha tenido lugar durante la misa dominical, a la que asistieron numerosos vecinos de Gandía y de poblaciones cercanas.
La imagen, obra del pintor valenciano José Manuel Pozo, representa al fundador del Opus Dei arrodillado en una de las capillas de la Colegiata, junto al altar del Cristo crucificado. Lleva inscrita una frase del Salmo 2: “Filius meus es tu”, tu eres mi hijo, que responde a una vivencia espiritual clave en el carisma del fundador del Opus Dei y en su predicación: el sentido de la filiación divina que debe impregnar la vida de todos los bautizados.
En su homilía, don Ignacio Barrera recordó que “saberse amado por toda la fuerza divina hace que vivamos felices y abandonados con confianza en las manos de nuestro Padre Dios. Como con tanta insistencia nos enseñó san Josemaría, sentirse hijos de Dios es la clave para entender nuestra relación con Él: un Padre que nos quiere con locura. Por eso podemos convertir todos los avatares de la vida ordinaria en ocasión de encuentro con Dios, y ahí es donde nos santificamos”.

La imagen, obra del pintor valenciano José Manuel Pozo, representa al fundador del Opus Dei arrodillado en una de las capillas de la Colegiata
Al término de la ceremonia se impartió la bendición con la reliquia del santo, y se procedió a su veneración en un ambiente de piedad y alegría.

lunes, 17 de febrero de 2020

17 DE FEBRERO DE 2020

https://www.youtube.com/watch?v=ntwncXj8DTE

“La Iglesia en España está viva” dice el Obispo de Córdoba

Arranca en Madrid el Congreso de Laicos 2020 que se desarrollará desde hoy hasta el 16 de febrero y para el que está prevista la participación de 2.000 personas, 80% laicos y 20% sacerdotes y consagrados.
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Durante 3 días la capital de España acogerá el Congreso de Laicos 2020 que tiene por objetivo suscitar y alimentar una toma de conciencia por parte de los laicos sobre la propia identidad cristiana y misionera. Bajo el título “Pueblo de Dios en salida”, la Comisión Episcopal para el Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española ha organizado este congreso llamando a la participación a todas las Diócesis de España, Congregaciones, Movimientos, Comunidades y Asociaciones de laicos.  

Aumentar la conciencia del papel de los laicos en la Iglesia

"La Iglesia está viva en España” ha afirmado Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba asegurando además que este Congreso – que representa una invitación a reflexionar sobre la vida que nos rodea, sobre los desafíos y las esperanzas de hoy – “surge del deseo de que los laicos adquieran una mayor conciencia de su propia identidad, para hacerlos protagonistas en la vida de la Iglesia y en la obra de evangelización”.

El congreso concluye el Plan Pastotal 2016-2020

Este congreso además es el broche final del Plan Pastoral que ha seguido la CEE entre los años 2016-2020 y que bajo el título “Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo” ha intentado responder a la llamada a la conversión misionera del Papa Francisco. Con este Congreso, por tanto, se concluye la reflexión en torno al laicado – parte fundamental del Pueblo de Dios – y a su papel en la Iglesia y en el mundo, para dar inicio a la puesta en práctica en cada una de las diócesis y movimientos laicales del país.

Necesaria formación para impregnar la alegría del Evangelio

"Identificados con Cristo a través del bautismo y otros sacramentos, los laicos viven en el mundo, en la familia, en el trabajo, en la cultura, en la vida pública, y es aquí donde se santifican a sí mismos y a su entorno", expresa el Obispo de Córdoba. Sin embargo, para establecer un diálogo constructivo con todas las personas y grupos de nuestra sociedad, especialmente con los más pobres de la tierra, para mostrarles "el rostro más amable de la Iglesia" - puntualiza Monseñor Fernández - "es necesario formarse, conocer el Evangelio vivido y meditado, que impregna cada fibra de nuestro ser y nuestra sociedad". "La Iglesia es una casa abierta, como el corazón de Dios, como el corazón de Cristo, que quiere distribuir el bálsamo del amor, la hospitalidad, el perdón a todos, proclamando la verdad de Dios y la verdad del hombre para salvarnos. de nuestra esclavitud" concluye.

domingo, 16 de febrero de 2020

16 DE FEBRERO DE 2020




El Congreso de Laicos 2020 ha finalizado con una Eucaristía presidida por el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE.
En su homilía, el cardenal Blázquez ha enviado un mensaje inicial: "Somos enviados pero elegidos por Jesús. Él se fía de nosotros y nos confía el ministerio. No somos espontáneos, somos elegidos, llamados y enviados" y ha destacado las palabras de San Pablo: "Cristo se fía de mí y me confió este ministerio y sé de quién me he fiado".
El cardenal Blázquez ha resaltado que la fe en Dios es fecunda en buenas obras. "La adoración de Dios conduce al servicio de los hombres. El encuentro con Dios nos impulsa a ayudar a los demás. La acogida del Padre Dios revelado en Jesucristo es fundamento de fraternidad", ha afirmado. 
Además, el presidente de la CEE ha puesto como eje central de la vida de las personas y la sociedad al matrimonio y la familia. "No podemos olvidar que de la familia unida y saludable depende la salud ética de la sociedad", ha resaltado. En esta línea, ha afirmado: "El adulterio comienza en el corazón. ¿Por qué no nos detenemos a mirar con sinceridad y amor compasivo y esperanzado al matrimonio y la familia?".
En la actualidad, ha recordado, se multiplican las rupturas de los matrimonios y, por ende, de las familias. "Las rupturas llevan consigo el sufrimiento de los esposos, de los hijos  y de la sociedad", ha señalado. Por otra parte, ha destacado que la educación de los hijos depende del hogar porque este es el lugar dónde se aprenden las "grandes lecciones para la vida".
Por último, el cardenal Blázquez ha concluido su homilía con un resumen de lo que ha supuesto este encuentro. "Nos hemos sentido encantados en este Congreso por el ambiente que se ha respirado. Estamos, probablemente, en el comienzo de una etapa preciosa y esperanzadora para nuestras Iglesias".

sábado, 15 de febrero de 2020

15 DE FEBRERO DE 2020

Resultado de imagen de congreso laicos madrid 2020


El Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida, que se celebrará los días 14, 15 y 16 de febrero de 2020 en Madrid, se encuentra finalizando su fase diocesana. Las diócesis españolas, movimientos y asociaciones laicales están trabajando en las respuestas del documento-cuestionario para poder realizar el “Instrumentum Laboris” que será la base del congreso.
El Congreso nacional está planteado para 2.000 personas y a él acudirán representantes de las delegaciones de apostolado seglar y una representación de movimientos y asociaciones laicales de ámbito nacional. La organización del Congreso ya ha asignado las plazas y han confirmado la participación la casi totalidad de las diócesis españolas y otras realidades laicales.
El 15 de noviembre, fecha límite para el envío de respuestas
En los encuentros diocesanos por grupos, que se están celebrando durante estos meses, las delegaciones de Apostolado Seglar están recogiendo estas aportaciones que guiarán los cuatro itinerarios del Congreso: primer anuncio, acompañamiento, formación y vida pública.
Este cuestionario se ha realizado mediante la metodología sinodal, que el Papa está proponiendo: reconocer, interpretar y elegir. Invita a los laicos a una mayor participación para reconocer durante estos meses cuáles son las necesidades e inquietudes para una vivencia de la fe, tanto desde dentro de la Iglesia como hacia fuera en todos los ámbitos de la sociedad (política, educación, comunicación, familia…).
Los temas principales en los que se está trabajando son los jóvenes, las mujeres y la presencia de los laicos en la vida pública como han subrayado en las diferentes ponencias de las jornadas de delegados diocesanos de Apostolado Seglar y responsables de movimientos y asociaciones que han tenido lugar en Madrid del 25 al 27 de octubre. Estas Jornadas han servido como preparación al Congreso.
El 15 de noviembre será la fecha límite para el envío a las delegaciones diocesanas de apostolado seglar de cada diócesis de las respuestas al documento-cuestionario trabajado en los diferentes consejos y grupos parroquiales, colegios, hermandades o movimientos y asociaciones.
Según el coordinador del Congreso de Laicos 2020 y director de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, Luis Manuel Romero, este Congreso no es solo un evento sino todo un proceso. “Queremos el laicado -señala- en acción. Lo fundamental es lo que se está reflexionando en las diócesis. Destacamos en este proceso de trabajo la sinodalidad y la necesidad de impulsar un laicado en salida.”


viernes, 14 de febrero de 2020

14 DE FEBRERO DE 2020




Del 14 de febrero al 16 de febrero se celebra en Madrid el 'Congreso de Laicos: Pueblo de Dios en Salida'. Con motivo de este evento, el papa Francisco ha querido enviar un mensaje a todos sus participantes, en especial a los laicos españoles. Francisco ha puesto en evidencia el largo camino de preparación del congreso, así como la experiencia de “hacer sínodo” a través del compartir ideas y experiencias, “para hacer crecer la comunidad en que uno vive”.

Llevar el Evangelio a quienes no lo conocen

Es muy significativo para el Papa el día en que se inicia este congreso, la memoria de santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa. Ellos, prosigue: “impulsaron una gran evangelización en este continente, llevando el mensaje del Evangelio a quienes no lo conocían, haciéndolo comprensible y cercano a las gentes de su tiempo, con un lenguaje y formas nuevas”.
El fruto del trabajo evangelizador de estos dos santos, afirma el Papa, “fue ver cómo muchos creían y adherían a la fe, formando una comunidad; una porción del Pueblo de Dios comenzó a caminar en esa amplia región del continente, y lo sigue haciendo todavía hoy bajo el amparo de esos dos hermanos evangelizadores”.

“Somos pueblo de Dios”

El Papa insistió en la necesidad de tener conciencia de ser Pueblo de Dios, y como tal, estamos llamados a “vivir la fe, no de forma individual ni aislada, sino en la comunidad, como pueblo amado y querido por Dios. Para ello es fundamental tomar conciencia de que formamos parte de una comunidad cristiana”.

Pueblo de Dios en salida

Para Francisco tener conciencia de ser pueblo de Dios en salida significa que “ese pueblo vive en una historia concreta, que nadie ha elegido, sino que le viene dada, como una página en blanco donde escribir. Está llamado a dejar atrás sus comodidades y dar el paso hacia el otro, intentando dar razón de la esperanza (cf. 1 P 3,15), no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas para hacer comprensible y asequible la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices”.
En esto consiste la misión a la que estamos llamados, afirmó Francisco: “en dejarse tocar por la realidad de nuestro tiempo (…) “para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación”.

Anunciar la Palabra de Dios con Pasión y alegría

Para el Obispo de Roma, “La Palabra viva de Dios necesita ser predicada con pasión y alegría a través del testimonio cristiano para poder derrumbar hasta los muros más altos que aíslan y excluyen”. Por eso les anima a “vivir inmersos en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos, del pueblo”.

Tentaciones del laico

El Papa enumera algunas tentaciones y llama a los laicos a evitarlas. La primera, el clericalismo, porque nos encierra en nosotros mismos, querer hacer carrera eclesial, la rigidez y la negatividad, “que asfixian lo específico de su llamada a la santidad en el mundo actual”.
Finalizó su mensaje llamando a los laicos a no tener miedo “de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente… esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida”. El Papa terminó animándolos en su labor y les pidió rezar por él.

jueves, 13 de febrero de 2020

13 DE FEBRERO DE 2020

Me pongo en contacto con Usted en nombre de la revista Palabra. Por indicación de su director, don Alfonso Riobó, me complace invitarle a la sesión de formación convocada por “ForoPalabra” el martes 10 de marzo de 2020, en el auditorio del Banco Sabadell, a las 19:30 h, en la calle Serrano 71, Madrid.

El tema de la sesión será la “Implantación de un programa de Compliance en una entidad eclesiástica. Case Study”

Después de una primera jornada del ForoPalabra (mayo de 2019) sobre la implantación de programas de compliance en entidades de la Iglesia, muchos de los asistentes manifestaron su interés en seguir profundizando en la materia. Para ello hemos preparado un caso práctico sobre la eventual implantación de un programa de compliance en una diócesis. Analizaremos de la mano de Alain Casanovas y de Diego Zalbidea los pasos que deben darse para llegar a contar con esta herramienta tan útil para la misión de la Iglesia.

Esperamos contar con Usted en esta sesión y en las conversaciones que podremos mantener posteriormente durante el cóctel que se servirá a los asistentes. Los datos aparecen en la invitación que se adjunta.

Es imprescindible registrarse en el correo: revistapalabra@palabra.es. La inscripción se irá realizando por riguroso orden de solicitud hasta completar el aforo.

Reciba un cordial saludo,

J. Carlos Antón

miércoles, 12 de febrero de 2020


12 DE FEBRERO DE 2020



Publicada la Exhortación post-sinodal sobre la Amazonia.

El documento traza nuevos caminos de evangelización
y cuidado del ambiente y de los pobres.
Francisco desea un nuevo impulso misionero y
alienta el papel
de los laicos en las comunidades eclesiales.

martes, 11 de febrero de 2020

11 DE FEBRERO DE 2020



La Historia - Lourdes, Francia
El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.

Bernadette al principio se asusto, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.

El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.
En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.

En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.

En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

lunes, 10 de febrero de 2020

10 DE FEBRERO DE 2020





Santa EscolásticaReligiosa (año 543)

Era hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia.
Desde muy joven se dedicó también ella a la vida religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies de ese mismo monte.
Aunque eran hermanos y se amaban mucho, sin embargo San Benito no iba a visitar a Escolástica sino una vez cada año, pues él era muy mortificado en hacer visitas. El día de la visita lo pasaban los dos hablando de temas espirituales.
Pocos días antes de la muerte de la santa fue su hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547.
Escolástica le pidió a San Benito que se quedara aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Pero el santo le respondió: ¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que nuestros reglamentos nos prohiben pasar la noche fuera del convento? Entonces ella juntó sus manos y se quedó con la cabeza inclinada, orando a Dios. Y en seguida se desató una tormenta tan espantosa y un aguacero tan violento, que San Benito y los dos monjes que lo acompañaban no pudieron ni siquiera intentar volver aquella noche a su convento. Y la santa le dijo emocionada: "¿Ves hermano? Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El sí atendió mi petición".
Y pasaron toda aquella noche rezando y hablando de Dios y de la Vida Eterna.
Benito volvió a su convento de Monte Casino y a los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma de su hermana que viajaba hacia la eternidad feliz. Envió a unos de sus monjes a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así estos dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente, quedaron juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios en el cielo.
El trabajo ofrecido por Dios es una gran oración (San Benito).

domingo, 9 de febrero de 2020

20 DE FEBRERO DE 2020



Jesús mismo fue “sal” durante treinta años de vida oculta en Nazaret. Y fue luz especialmente en su vida pública..

También nosotros estamos llamados a ser a ser luz. Todos estamos llamados a ser sal y luz.

Y lo somos de una manera clara cuando profesamos nuestra fe en momentos difíciles. Cuando cumplimos nuestras obligaciones de cristianos.  
Para enseñar la doctrina del Señor. Es necesario edificar con la sal del ejemplo y con la luz de la palabra.

viernes, 7 de febrero de 2020

7 DE FEBRERO DE 2020



La palabra ABBA en el Antiguo Testamento


Aunque el término abba no aparece como tal en el Antiguo Testamento, los hebreos tenían una palabra muy parecida: ab, que se produce con frecuencia. Ab generalmente se refiere a un padre humano. En ocasiones, el Antiguo Testamento también habla de Dios en el papel de Padre de Israel (ver Éxodo 4:22, Deuteronomio 32:6, Isaías 45:9-11, Malaquías 2:10) o del rey de Israel (2 Samuel 7:14; Salmos 2:7; Salmos 89:26-27).

jueves, 6 de febrero de 2020

6 DE FEBRERO DE 2020





Para señalarnos cuál es nuestra misión Jesús nos dice: Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo.

La sal y la luz son dos elementos que forman parte importantes y necesarios para nuestra vida.

miércoles, 5 de febrero de 2020

5 DE FEBRERO DE 2020


Agueda significa "la buena", "la virtuosa".
Un himno latino sumamente antiguo canta así: "Oh Agueda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar que el pecho fuera destrozado a machetazos y tu intercesión es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el fuego de la concupiscencia.".

Agueda nación en Catania, Sicilia, al sur de Italia, 
hacia el año 230.

martes, 4 de febrero de 2020


4 DE FEBRERO DE 2020



EL ANCIANO DEL TEMPLO
HISTORIA DE UN HOMBRE JUSTO

Rafael Dolader
Simeón es una figura del evangelio que aparece en el relato de la
presentación del niño Jesús en el Templo. Lo cuenta el evangelista
San Lucas en el capítulo 2 de su evangelio (22-40):
“Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés,
los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al
Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo
primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la
oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos
pichones.»
Había por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este
hombre, justo y temeroso de Dios, esperaba la consolación de
Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. Había recibido la revelación
del Espíritu Santo de que no moriría antes de ver al Cristo del
Señor. Así, vino al Templo movido por el Espíritu. Y al entrar los
padres con el niño Jesús, para cumplir lo que prescribía la Ley
sobre él, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:
Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo
irse en paz,
según tu palabra:
porque mis ojos han visto
tu salvación,
la que has preparado
ante la faz de todos los pueblos:
luz para iluminar a los gentiles
y gloria de tu pueblo Israel.
Su padre y su madre estaban admirados por las cosas que se
decían de él.
Simeón los bendijo y le dijo a María, su madre:
Mira, éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos
en Israel, y para signo de contradicción —y a tu misma alma
la traspasará una espada—, a fin de que se descubran los
pensamientos de muchos corazones.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo
acompañaba.”
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Agradecimientos:
La historia de Simeón que a continuación se relata, está
inspirada en el capítulo 14 del libro “El belén que puso
Dios” escrito por D. Enrique Monasterio.
A D. Enrique va mi agradecimiento por su maestría en
meterse entre los personajes del evangelio y contarnos
esas historias tan preciosas.
Y también por el permiso concedido para difundir el
relato que he ampliado; por cualquier medio y que llegue
a muchas personas, “a cuántas más, mejor” me dijo.

SIMEÓN
EL ANCIANO DEL TEMPLO
HISTORIA DE UN HOMBRE JUSTO
Simeón nació hacia el año 70 antes de Cristo. A los 10 años era un
chaval despierto, espabilado, bondadoso. De piel morena, pelo
negro rizado y revuelto, ojos castaños y sonrisa amplia. Jugaba
siempre con su hermana Raquel, dos años mayor, y su prima
Salomé, de la misma edad. Le gustaba contemplar las estrellas; su
padre le enseñó a distinguirlas y orientarse con ellas.
Aquella noche sin luna, las estrellas brillaban con más fuerza, se
distinguían muy bien unas de otras. Se tumbó bajo la higuera,
emocionado con el espectáculo que se le ofrecía; le llamó la
atención una pequeña que parpadeaba, no la tenía situada hasta
ahora; incluso le pareció que se movía. Clavó la mirada en ella y se
asustó; era cierto, no solo se movía, sino que se le acercaba sin
aumentar de tamaño. Fue todo muy rápido y ¡zas!, Simeón se echó
la mano a la cara, pero la estrella ya estaba dentro. Se frotó lo ojos
y no hubo forma, estaba en su interior, plateada y con cola.
A la mañana despertó alegre y temeroso, consciente de que aquello
marcaría su vida en adelante. Fue al encuentro de su madre que
estaba con las gallinas, recogiendo los huevos.
- Mamá, se me ha metido una estrella en el ojo.
- ¡Qué dices Simeón! No confundas una mota de polvo con
una estrella, vaya imaginación que tienes.
- Que sí mamá, que es una estrella. Anoche cuando estaba
viendo el cielo antes de ir a dormir, fue muy rápido y se metió
sin hacer daño. Me brilla dentro, mira el fondo de los ojos.
- ¡Ahí va, pues es verdad! ¿te duele?
- No mamá.
- Pues venga, no hagas caso que se irá como ha venido.
Su hermana Raquel también quiso comprobarlo y se emocionó.
Salió corriendo en busca de su prima ¡a Simeón se le ha metido
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una estrella en el ojo! Salomé tardó un instante en plantarse delante
a curiosear los ojos de Simeón que, a decir verdad, le gustaba
hacerlo con y sin estrella.
Desde aquel momento, Simeón añadió otras inquietudes a sus
ganas de jugar y de aprender. En la escuela se lo notaron
enseguida; todos sabían lo de la estrella, aunque a él no le gustaba
hablar del suceso. La escuela estaba bajo la higuera; sentados
sobre una piedra, recibían las enseñanzas y repasaban la Ley.
Aquel día hablaron de las profesiones y el rabino les preguntó:
- Juan ¿qué quieres ser de mayor?
- Pastor como mi padre; yo carpintero; yo herrero.
- ¿y tú Simeón?
- Yo … quiero ver al Mesías.
Se hizo el silencio, no era la primera vez que Simeón respondía
estas ocurrencias. Al poco, uno de los compañeros comentó bajito
¡toma, y yo! Y luego otro, y otro hasta que explotó la carcajada
general y la clase quedó alborotada.
- ¿por qué dices eso Simeón? Le preguntó el profesor, que se
lo tomaba en serio.
- No sé Rabí, debe ser cosa de la estrella.
Al cumplir la edad, Simeón dejó la escuela; su padre lo envió con un
primo segundo que era comerciante y recorría las rutas del mar al
interior. Con él tuvo la oportunidad de conocer el mundo de las telas
y especias, aprendió a negociar; destacó por su carácter social,
abierto y conciliador. Entre viaje y viaje, pasaba temporadas en el
pueblo y se enamoró de Susana. Decidieron contraer matrimonio y
se independizó de su tío. Iniciaron nuevas rutas por su cuenta; los
dos valían para el negocio y así pasaban todo el día juntos. Llegó el
primer hijo; cuando salían de viaje lo dejaban con los padres de
Simeón. Con el segundo hijo, los viajes se hicieron más
complicados y cambiaron de estrategia. Decidieron abrir comercio
en Jerusalén; así, ella se quedaría con los niños y atendería la
tienda. Él continuó viajando, pero procuraba pasar más tiempo en
casa para ayudar a Susana con los cuatro hijos que Yahvé les
había bendecido.
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A los setenta años, aunque mayores, todavía les acompañaban las
fuerzas y ganas para seguir con el trabajo. Simeón conocía los
caminos de Palestina como la palma de la mano. Tenía amigos en
todos los puntos de la ruta, en cada pueblo la gente le esperaba
con sus productos. Bueno y piadoso, hacía muchos favores; todos
le querían y le pedían que continuara un poco más.
Aquella vez la caravana se le hacía un poco más pesada; hasta tal
punto que consideraba si ya habría llegado el momento de jubilarse.
Al pasar por Nazaret, se incorporó una muchacha joven montada en
un borrico. No le pasaron desapercibidos ninguno de los dos; ella
por su sonrisa y el asno por su frescura.
- ¿Viajas sola?
Y la conversación surgió amable y cariñosa; al poco ya sabía que
se llamaba María, que iba a Judá a visitar a su prima Isabel, que
estaba en cinta y pronto daría a luz un niño. El resto del camino lo
hicieron juntos. Simeón acogió a María entre su gente; todos
quedaron prendados de aquella joven. Durante el trayecto siguieron
hablando, tenían muchas inquietudes en común. Simeón le contó lo
de la estrella y su ilusión de ver al Mesías. Ella le confío que se
consideraba la esclava del Señor.
Llegados a Judá, la caravana continuaba. La despedida fue como la
de un padre y una hija, tal era el cariño que les unió en tan poco
tiempo.
- María, te voy a pedir un favor. Reza para que el Señor me
conceda el favor de ver al Mesías antes de morir.
- Simeón, lo haré y espero pasar un día por Jerusalén para
conocer a Susana y a tu familia.
Al cabo de unas semanas Simeón estaba en casa, descansando
del viaje y haciendo planes con Susana. Llevaban un tiempo
considerando la posibilidad de traspasar el negocio; se resistían por
temor a no saber qué hacer ¡toda la vida trabajando! Estaban
contentos porque tenían suficiente para pasar el resto de sus vidas,
la familia era grande, estaban unidos y se apoyaban unos a otros.
Simeón confiaba todos sus pensamientos a Susana, ella le apoyaba
en sus inquietudes, se tomaba en serio lo de la estrella, por más
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que fuera un suceso extraordinario que a veces provocaba risas
entre los amigos.
Una de aquellas tardes, sentado en una silla baja a la puerta del
comercio, se le acercó un tipo alto, bien plantado; Simeón ¿puedo
hablar a solas contigo? Pasaron al interior,
- ¿Y tú quién eres?
- Soy Gabriel Arcángel, que sirvo delante de tu Señor. Hace
unos días acogiste en la caravana a una joven llamada María,
la Llena de Gracia, que será madre del Mesías ¡qué cerca lo
has tenido! Aquél juego que empezó con la estrella, va en
serio. Te has empeñado en ver al Mesías y María ha
conseguido mucho más: lo tendrás en tus brazos. Ella no
podía decirte nada; nada más llegar a casa de su prima
empezó a pedir que te concediéramos ese favor y en el cielo
nadie le va a negar nada a la Reina de los Ángeles. Dentro de
unos meses dará a luz, hacia el 25 de diciembre. Cuando
vayan a presentarlo al templo, tendrás la oportunidad que
tanto has pedido.
Desde aquél día, Simeón vivía emocionado pensando en el
momento que Gabriel les anunció. Susana compartía la misma
emoción; cerraron el negocio y los dos iban con frecuencia al
templo, esperando el encuentro. Simeón empezó a usar bastón los
días que no tenía la compañía de Susana para andar por las calles
estrechas, repletas de gente.
El atrio del Templo era un jaleo continuo, se mezclaban las voces de
los mercaderes, de los mendigos, de los amigos al encontrarse, del
ganado que reclamaba la comida.
- ¡Simeón, Simeón!
Miró a un lado y otro, no sabía de dónde le llamaban
- ¡Simeón!
Sí, ya la había visto, levantó los brazos de júbilo, salió corriendo a
su encuentro, perdió el bastón, tropezó y a punto estuvo de caer si
no fuera por aquel mozo apuesto que acompañaba a María y le
sostuvo con fuerza.
- ¡María, qué alegría!
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- Simeón ¿cómo estás? Mira, José es mi marido y éste
pequeño es Jesús, el que tú querías ver desde que la estrella
se metió en tu vida. Tómalo.
Y Simeón extendió los brazos temblorosos que recibieron al Mesías
esperado; los ojos se le nublaron de lágrimas, no distinguía que
aquella criatura le sonreía, que María y José se miraban felices y le
agradecían lo que hizo en la caravana cuando ella fue a ver a su
prima.
Simeón se serenó, dejó un beso en la frente del niño, levantó los
ojos al cielo, alzó con fuerza el tesoro que acogía en sus brazos y
entonó un cántico:
- Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse
en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador…
María y José hicieron la presentación del Niño y, a la salida, fueron
con Simeón a conocer a Susana. Se quedaron a comer y también a
dormir, la casa era grande y estaban a gusto. Los hijos y nietos de
Simeón vinieron a conocer a María, de quien tanto les había
hablado su padre. El niño se portó de maravilla, fue el centro de
todas las miradas, de todos los comentarios. José estaba muy
pendiente de María, todavía se tenía que recuperar del parto y de la
caminata hasta el templo; no conseguía que estuviera reposada,
siempre atenta a servir y ayudar a Susana.
A la mañana, con la fresca, José cargó las alforjas con las frutas,
verduras y dulces que Susana les preparó durante la noche. El niño
dormía en los brazos de María, sentada sobre el burro. Y se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Simeón y Susana, cogidos de la mano, les vieron alejarse mientras
rezaban en voz alta, dando gracias a Dios por la maravilla vivida al
recibirlo en su casa.
2 de febrero de 2020
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Rafael Dolader Sancho
rdolader@