MARTES
SAN MARCOS 10, 28-31 CON UN SOLO CLIK: http://www.editorialdeespiritualidad.com/
Comenzó Pedro a decirle:
—Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús respondió:
—En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o campos por mí y por el Evangelio, que no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. Porque muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros.
Al fin intervino Pedro. Y es que Pedro no podía estar callado. Yo, de estar allí, me habría ocultado entre los demás y no hubiera rechistado. Pero Pedro no, Pedro era así, extrovertido, lanzado; tenía que estar en primera fila, no en vano iba a ser el cabeza del grupo; y con el tiempo sería: vicario tuyo. Bueno, pues eso, Pedro comenzó a decirte: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, es decir, somos tus discípulos.
Cada vez que reflexiono sobre esta afirmación de Pedro, me emociono. Primero por la verdad que encierra: Pedro y los otros discípulos habían decidido “dejarlo todo”; lo habían dejado todo para seguirte a Ti, Señor. Y en segundo lugar, por tantos y tantos que a lo largo de los siglos, para servirte a Ti y a los hombres, también lo dejaron todo.
Tú dijiste a Pedro: en verdad os digo que no hay nadie que habiendo dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, o hijos, o campos por Mí y por el Evangelio, no reciba en esta vida cien veces más y después la vida eterna. Cien veces más y la vida eterna. ¡Hermosa promesa para el presente y para el futuro!
Y, al final, un regalo: muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros. Señor, desde mi pobreza, premia mi humildad.
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