jueves, 16 de septiembre de 2010


LOS DOCE APOSTOLES

VIGÉSIMA CUARTA SEMANA DEL T. O.
VIERNES
SAN LUCAS 8, 1-3

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK http://www.blogspot.com/

Sucedió, después, que él pasaba por ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; y Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; y Susana, y otras muchas que le asistían con sus bienes.

Te habías propuesto, Señor, predicar tu mensaje y anunciar el Evangelio, por ciudades y aldeas, y lo estabas consiguiendo. Mucho trabajo, muchos viajes, muchas palabras y escaso descanso, breve quietud y cortos silencios. Parece te urgía el tiempo y el cumplimiento de la voluntad de Dios. Para eso habías venido y en ello estabas.

Te acompañaban los doce. A todos los conocías. Les habías llamado por sus nombres. Y ellos, con sus peculiaridades, te habían seguido. Y contigo caminaban contentos. Poco a poco se iban enterando de tu misión y de tus proyectos. A veces, metían la pata, pero siempre su corazón estaba entregado.

También te acompañaban algunas mujeres. Mujeres que habían sido curadas por Ti, en cuerpo o en su espíritu. Se ve que te estaban profundamente agradecidas. Iba contigo, desde aquel día de autos, María Magdalena. Iba también Juana, mujer de Cusa; era este Cusa administrador de Herodes; iba también Susana, y otras muchas —no sé cuántas— que te asistían y ayudaban con sus bienes.

Hoy te pedimos, Señor, que nos dejes ir contigo también a nosotros. Y así sabremos contar a los que vengan después cómo se pasaba una jornada a tu lado. Seguro tienes sitio para todos, basta que te asistamos y te ayudemos con nuestros bienes, como aquellas mujeres.

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