DESDE MI VENTANA
No siempre que miramos a un lugar apreciamos todo lo que ese lugar nos ofrece. Conviene ir por partes. Poco a poco. Aquí también se puede aplicar el dicho: “el que mucho abarca porque aprieta”.
DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011
Y junto a la papelera verde obscuro, aparece un banco de madera. Dos estrechas tablas sirven de asiento y una más, de respaldo. Las tres, pintadas de rojo, están colocadas sobre unas patas de hierro, color verde, fijas al suelo, lo que hace que el banco sea inmovible y esté asegurada, en este lugar, su permanencia. En este banco singular, quizás por su situación privilegiada, se sientan más gente que en otros bancos de la misma plaza. En él he visto, entre otros: al mendigo que acecha los contenedores próximos por si depositan algún alimento; a la dueña de casa que viene agitada de hacer la compra; al anciano que espera que llegue la hora de comer; a la abuela sacrificada que cuida, con primor, de sus nietos pequeños; al joven que castigado por el paro, lee la última novela publicada; al desgraciado borrachín que bebe a sorbos la penúltima botella de cerveza... Es decir, por este banco de color rojo sobre soporte verde, pasa mucha gente, descansa, toma fuerzas, le da a la vida un respiro. Al escribir estas palabras: “descanso”, “tomar fuerzas”, “darle a la vida un respiro”, pensaba en las soñadas vacaciones. Porque estoy seguro, que en los próximos meses, muchos, todos los que podamos, buscaremos un tiempo de descanso, unos días de relajo, una ocasión de tomar fuerzas. Y me venían también a la cabeza aquellas palabras que Jesús, el Maestro, con cariño y delicadeza divinos, dirigió un día a los discípulos que había elegido para estar con Él y luego enviarlos a predicar: “Venid vosotros solos a un lugar desierto a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer” (Mc 6,31). Sé que lo del banco de la plaza es otra cosa. Pero me recuerda el pasaje evangélico de Marcos, y lo agradezco.
REFLEXIÓN
El arte del descanso es una parte del arte de trabajar.
(John Steinbeck)
CAMINO
706 Decaimiento físico. —Estás... derrumbado. —Descansa. Para esa actividad exterior. —Consulta al médico. Obedece, y despreocúpate.
Pronto volverás a tu vida y mejorarás, si eres fiel, tus apostolados.
No siempre que miramos a un lugar apreciamos todo lo que ese lugar nos ofrece. Conviene ir por partes. Poco a poco. Aquí también se puede aplicar el dicho: “el que mucho abarca porque aprieta”.
DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011
Y junto a la papelera verde obscuro, aparece un banco de madera. Dos estrechas tablas sirven de asiento y una más, de respaldo. Las tres, pintadas de rojo, están colocadas sobre unas patas de hierro, color verde, fijas al suelo, lo que hace que el banco sea inmovible y esté asegurada, en este lugar, su permanencia. En este banco singular, quizás por su situación privilegiada, se sientan más gente que en otros bancos de la misma plaza. En él he visto, entre otros: al mendigo que acecha los contenedores próximos por si depositan algún alimento; a la dueña de casa que viene agitada de hacer la compra; al anciano que espera que llegue la hora de comer; a la abuela sacrificada que cuida, con primor, de sus nietos pequeños; al joven que castigado por el paro, lee la última novela publicada; al desgraciado borrachín que bebe a sorbos la penúltima botella de cerveza... Es decir, por este banco de color rojo sobre soporte verde, pasa mucha gente, descansa, toma fuerzas, le da a la vida un respiro. Al escribir estas palabras: “descanso”, “tomar fuerzas”, “darle a la vida un respiro”, pensaba en las soñadas vacaciones. Porque estoy seguro, que en los próximos meses, muchos, todos los que podamos, buscaremos un tiempo de descanso, unos días de relajo, una ocasión de tomar fuerzas. Y me venían también a la cabeza aquellas palabras que Jesús, el Maestro, con cariño y delicadeza divinos, dirigió un día a los discípulos que había elegido para estar con Él y luego enviarlos a predicar: “Venid vosotros solos a un lugar desierto a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer” (Mc 6,31). Sé que lo del banco de la plaza es otra cosa. Pero me recuerda el pasaje evangélico de Marcos, y lo agradezco.
REFLEXIÓN
El arte del descanso es una parte del arte de trabajar.
(John Steinbeck)
CAMINO
706 Decaimiento físico. —Estás... derrumbado. —Descansa. Para esa actividad exterior. —Consulta al médico. Obedece, y despreocúpate.
Pronto volverás a tu vida y mejorarás, si eres fiel, tus apostolados.
2 comentarios:
Acabo de leer su reflexión. Pensé que hoy el exceso de trabajo le iba impedir recrearnos con su mensaje; había abierto tres veces el blog y por fin llegó...
El decaimiento físico se empieza a notar, pero de nuevo he encontrado el remedio. Nº 706 de camino y tan feliz.
Muchas gracias y procure también Vd descansar.
Estimada amiga anónima (¡qué pena no conocer su nombre!), en todas partes se cuecen habas..., quizás se deba al "decaimiento". No lo sé. Sólo sé que el camino es Camino. Pero vale. JMC
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