lunes, 8 de agosto de 2011

DÍA 8 DE AGOSTO DE 2011



VILLASARRACIO
No hay mal que por bien no venga"

Él pasado día 6 de agosto fue el cumpleaños de Merche. Fue un día de alegría y de celebración en la familia. Recibió muchas felicitaciones desde las primeras horas de la mañana, felicitaciones que siguieron durante el día. Unas fueron simples llamadas de móviles o teléfonos fijos; otras felicitaciones en persona. Todo muy sencillo, pero entrañable, como suelen ser siempre los días en los que los humanos cumplimos años.


Solo hubo una nota negra, “la hiel sobre la hiel”, que dice el dicho. Un detalle, si se quiere, de poca importancia, pero que me hizo perder, además de un tiempo precioso, una página que había escrito con esmero para este blog, en la que contaba una sencilla peripecia familiar.

Hoy, después del mal trago pasado, trataré de componer el contenido del reportaje al que me estoy refiriendo y que perdí miserablemente por culpa del travieso ordenador.

El día 4 de este mes, poco antes de las doce de la mañana, tuvimos que viajar a Carrión de los Condes. El motivo era que Teo había pasado una mala noche. Un dolor agudo de garganta apretaba sus cuerdas vocales, de suerte que casi había perdido la voz. Y como este día no le tocaba venir al médico al pueblo, había que desplazarse a Osorno o a Carrión de los Condes. Optamos por este último lugar.

NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD
Fuimos, en mi coche, Martina, Merche, Teo y yo que conducía el vehículo, por la carretera vieja de Villaherreros. Poca circulación por lo que llegamos enseguida. Lo primero que hicimos fue acercarnos al Convento de las Clarisas, por ver si podíamos celebrar la Santa Misa. Ese día era la fiesta de San Juan María Vianney, el Cura de Ars, y nos gustaría celebrarla allí.

Las monjas nos dijeron que si, que era posible. Concretada la hora, acudimos al Ambulatorio para ser atendidos por los doctores. Antes, en la calle, a las puertas del Convento, rezamos el Ángelus. A continuación, llegados al Ambulatorio, dejé a las tres hermanas y yo me volví al Convento. Como la hora de la Misa estaba fijada a la una, salí a buscar una sombra para pasear un rato y leer un poco. A la sombra de un edificio situado frente a la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, encontré un sendero de sombra en el que me defendí de los rayos del sol. Estoy leyendo estos días la Segunda Navegación, memorias 2, de Alejandro Llano. Comencé a leer.

Hube de inerrumpir la lectura cuando me saludaban los peregrinos que desde Villarcazar de Sirga entraban en Carrión, camino de Santiago de Compostela.

Algunos, se contentaban con un simple saludo; otros, cabezas bajas, seguían sus pasos hacia delante, sin decir nada. Hubo quienes me preguntaron algo más concreto. Sirva de ejemplo el peregrino burgalés que con muy buenos modales y con cara de cansancio me preguntó que dónde podría encontrar el albergue de peregrinos más cercano. Le dije que junto al Convento de las Claras, allí, a dos pasos, en una de las dependencias del Convento. Me lo agradeció amablemente y me confesó que deseaba llegar a Santiago de Compostela el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen. Le deseé buen camino y él me dio las gracias. Y además me prometió darle un abrazo al Santo de mi parte.

A la una, como estaba previsto, celebramos la Santa Misa en honor del Santo Cura de Ars. Pedimos por todos los sacerdotes del mundo y en especial por un sacerdote hermano de una de las que asistía a la Misa que pidió rogáramos por él. Asistieron algunas personas; y las monjas con sus cánticos dieron un realce especial a la celebración.

Terminada la Misa, como a Teo no le habían atendido en el Ambulatorio de Carrión, tuvimos que acercarnos al de Osorno. Allí hubo más suerte; fue atendida por el médico de guardia, con delicadeza y profesionalidad. Eran las tres y media de la tarde cuando comenzamos a comer. Había sido una mañana ajetreada.

Todo esto y más cosas había escrito para el blog que debiera haber salido publicado el día seis de agosto. Pero los duendes del ordenador –como ya he dicho-, me jugaron una mala pasada. Tal escrito, terminaba felicitando a Merche en el día de su cumpleaños. Al no poder hacerlo, coloqué tres fotografías recién sacadas en el campo por Martina, en las que le felicitaba desde Villasarracino, desde Pamplona y desde el Cielo.

Creo haber arreglado algo el desaguisado. Al final habrá que decir: “no hay mal que por bien no venga”. Vale.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Don José María por leer mis comentarios.
Hoy ya puedo felicitar a su hermana.Mercedes, los apellidos nunca engañan. Muy buena idea.

marta dijo...

Comprendo su incidente. agradecido por presentar sus vivencias tan sencillas, pero llenas de espiritu cristiano.
Le animo a que algún día nos ayude a prepararnos para la venida de Su santidad a España.
Muchas gracias

José María Calvo de las Fuentes dijo...

ESTIMADO ANÓNIMO: COMO VE EN ESTE MOMENTO, ESTOY POR LA VIVENCIA DIRECTA. SOBRE EL VIAJE DL SANTO PADRE, PUEDE USTED ACUDIR A LA CARTA DE AGOSTO DE DON JAVIER ECHEVERRÍA. UN SALUDO
JMC