NIEBLA BAJA, ANUNCIA NIEVE
Me he
levantado como todos los días. A la
misma hora. Después de asearme como cada día, he abierto la ventana de mi
habitación para ventilarla. Una niebla baja, invernal, estaba posada sobre la
plaza que se abre delante de mi casa.
Apenas
se veían los edificios cercanos, los coches aparcados, los árboles, las pocas personas
que a esa hora transitaban. Un rato después, cerré la ventana y salí a la
calle.
En la
calle aún se percibía más la presencia de la niebla. Bien abrigado, enfundado
con mi tapabocas, llegué al templo. Dentro hacía mejor. Silencio y paz.
Cuando
volví a casa, la niebla como que quería subir, alejarse. Pero no fue más que un
atisbo. Ahora mismo, que es casi la una, la niebla sigue presente entre
nosotros. Algunos vecinos me han comentado que niebla baja anuncia nieve.
Esperemos.
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