sábado, 31 de mayo de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

MARÍA VISITA A SU PRIMA 
SANTA ISABEL


La fidelidad del salmista nace de la escucha de la Palabra, de custodiarla en lo más íntimo, meditándola y amándola, como María, que "custodiaba, meditándolas en su corazón" las palabras que le habían sido dirigidas y los sucesos maravillosos en los que Dios se revelaba, pidiendo su sí.

Y si nuestro salmo comienza con los primeros versos proclamando "beato" a "quien camina en la Ley del Señor" y a "quien custodia sus enseñanzas", es también la Virgen María la que lleva a cumplimiento la perfecta figura del creyente descrito por el salmista.

 Es Ella, de hecho, la verdadera "beata", proclamada como tal por Isabel por "haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor", y es de Ella y de su fe de quien el mismo Jesús da testimonio cuando, a la mujer que gritaba "Bendito el seno que te ha llevado", responde: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".

Cierto, María es bendita porque en su seno llevó al Salvador, pero sobre todo porque acogió el anuncio de Dios, porque fue una guardiana atenta y amorosa de su Palabra. Benedicto XVI, 9 de noviembre de 2011..


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