sábado, 17 de enero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA

Después de escuchar con atención e interés el último relato de la Santa, aproveché para ponerme de rodillas un rato y adorar al Señor oculto en el Sagrario. 

El Sagrario de este templo es dorado por dentro y plateado por fuera. Tiene forma rectangular. Una sencilla cruz en la parte izquierda y la ranura de la llave en el centro.
¡Cuántas veces mis ojos han buscado el Sagrario! ¿Cuántos ratos he pasado a los pies de Jesús oculto en el Sagrario! Esta tarde lo recordaba y le daba gracias a Dios por esta suerte.

Así, se fue pasando el rato. Era de noche. Una luz alumbraba el recinto. Me costaba arrancarme de allí. Al fin hice una comunión espiritual: “Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con la que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos”. 

Me levanté. Miré de nuevo al Sagrario. Eché una ojeada a la Virgen y otra a Santa Teresa. Y me fui a descansar.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=-XelO1S4qGQ

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