sábado, 31 de enero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA

Las pisadas de los bueyes dejaban sobre el suelo de tierra las señales de las herraduras que llevaban en sus pezuñas. Las ruedas de este carruaje, más silenciosas que las de la carreta, ofrecían ánimos a los transportistas.

Yo a la vez que me iba fijando en todo, no dejaba de acordarme de la conversación que sobre la imagen de la Virgen del Río habían mantenido mis dueños. 
Así, pensando, creo que me dormí, porque cuando abrí los ojos estaba encima de otros troncos similares al mío, dentro de un almacén de madera. 
Lo primero que advertí fue el olor a cerrado, a serrín, a virutas. Ver, no ví nada. Todo estaba oscuro. Decidí seguir durmiendo, pero no pude, porque en aquel mismo momento un ruido espantoso, largo y chirriante llegó hasta mis oídos. Luego me enteré que era el ruido de una sierra. 
PARA LEER Y MEDITAR
https://www.youtube.com/watch?v=9tUZA56_CzI

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