domingo, 20 de enero de 2013


INUNDACIONES

Y sigue lloviendo. Es obligado, por tanto, seguir hablando de la lluvia.
¡No para de llover!
¡Cómo cae!
¡Los pantanos estarán a rebosar!
¡Lo peor es que se desbordan los ríos!
¡Cierto!
¡Así es!.

Esta era la conversación que mantenía ayer en la calle con un amigo. Íbamos los dos con los paraguas abiertos. Llovía a cántaros. Nos paramos y hablamos.

Después de las frases arribas recogidas, mi buen amigo apostilló: “Y lo malo de las riadas para las huertas, es que se lleva la buena tierra por delante y luego cuesta mucho tiempo en restablecerlas”.

No se si por defecto profesional o porqué, lo cierto es que enseguida comparé los prejuicios de las riadas, con los desastres que dejan en el alma las malas costumbres. ¡Como con las huertas, cuánto cuesta volver a vivir las virtudes.

Moraleja: “Prepararse para evitar inundaciones en el alma y si llegan restablecer de inmediato el alma”.

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sábado, 19 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


HERMOSA LECCIÓN

Alrededor del templo de la Parroquia de Santa Teresa de Jesús (Pamplona), hace ya unos cuantos años, plantaron pequeños árboles: pinos, acacias, sauces llorones, otros. Los conocí pequeños, cuando todavía no daban sombra. Ahora son grandes, fuertes, esbeltos. Adornan el contorno parroquial, ofrecen flores en su tiempo y sirven de hábitat a algunos pájaros, especialmente picarazas, pardales, palomas torcaces.

Hoy, al salir de la Iglesia por la puerta del despacho parroquial, observé que de un sauce llorón, se había desprendido una gran rama. Estaba en el suelo. Yacía muerta y triste.

Un señor que paseaba a un perrito por allí, me comentó: “Se ve que la rama no ha podido con el peso de la nieve”. Hizo una breve pausa y añadió: “Aunque tal vez la rama estaba ya en malas condiciones y le llegó la hora”. En efecto, dije yo: “Le llegó la hora”. Mientras me alejaba oí que el señor musitaba: "A todos nos llegará la hora”. Pensé para mis adentros, hermosa lección. Y seguí mi camino.

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viernes, 18 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


HAY SALUDOS Y SALUDOS

En la ciudad no es costumbre, de ordinario, saludarse por la calle. Así puede ocurrir que uno recorra una calle larga, pongamos por caso, Carlos III (Pamplona), y no salude a nadie. Y no es que el paseante de turno sea antipático o ruin de carácter, no; lo que ocurre es que no hay costumbre de saludarse por la calle. Costumbre, que no es mala ni buena; sino que al no existir tal costumbre, nadie se saluda.

Por otro lado, se entiende esta costumbre. ¿Qué sería pasear de la Plaza del Castillo hasta el Edificio de los Caídos, e ir saludando constantemente a todo el que se cruza contigo. Resultaría algo parecido a esto: ¡hola, hola!, buenos días, hola, qué tal, adiós, hola, hola, que tal, adiós, adiós, buenas tardes…., sería, como puedes apreciar, algo chocante, cargante, aburrido. ¿Lo entiendes? Yo si lo entiendo.

Lo que no puedo entender, es lo que me ocurrió ayer: al cruzarme por la calle, con un señor de mediana edad  (yo sacerdote católico), el buen señor (es un decir), profirió (en el mejor de los casos), el nombre de Dios en vano. ¡Vaya saludo!

Hice un acto de desagravio. Y sin que me oyera, como saludo, dije: “Bendito sea Dios, bendito sea su santo nombre”. Hay saludos y saludos.

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jueves, 17 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

LA NIEVE Y LOS PARAGUAS


Hoy ha estado todo el día lloviendo. De manera suave, pero constante. Las gentes caminan por la calle con los paraguas abiertos. Durante un rato, asomado por la ventana, he contemplado los paraguas que llevaban los caminaban por la plaza que diviso desde mi casa. La mayoría de los paraguas eran de color negro. Algunos de color azul. Algunos amarillos, les había blancos, rojos, verdes, marrones. También de rayas blancas, de cuadros negros, de círculos marrones. Alguno de plástico trasparente. En definitiva he llegado a la conclusión que hay tantos paraguas como personas. Pensado en estas cosas recuerdo que ayer leí que los copos de nieve también son todos distintos. ¡Misterio de la naturaleza! ¡Misterios de Dios! Abajo te ofrezco una breve explicación, recogida de un blog. 

miércoles, 16 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


PRIMERA NEVADA DEL AÑO

Al fin llegó la nieve. ¡Qué hermosa es la nieve vista desde dentro de casa! También es divertido andar sobre ella, deslizarse en trineo o en esquíes, hacer muñecos, tirarse bolas. Es la cara simpática y bonita de la nieve. Pero la nieve tiene también su cara negra, sus graves peligros. Hoy al ver la nieve, me acordaba de los días felices transcurridos en Lebanza, cuando nevaba fuerte sobre la montaña palentina; de los grandes ratos pasados en la nieve; de las mañana de asueto abriendo carretera; del bocadillo de pan tierno, del chorizo y la bota de vino. Pero también me acordaba de las horas malas sufridas entre Cillamayor y Matabuena; y, sobre todo, me acordaba de aquella mañana en que desorientado, sólo pude acertar donde se encontraba el pueblo, guiado por el canto de un gallo de un corral. Lo bueno y lo peligroso de la nieve. A propósito de la nieve me venía a la memoria este sucedido: "Las Navidades de 1917-1918 fueron extremadamente frías. El termómetro se mantuvo a catorce grados bajo cero durante muchos días y la ciudad quedó casi paralizada. Un día de aquellos, tras una fuerte nevada, sucedió un hecho que, aunque pueda parecer intrascendente, cambió el horizonte de su vida: vio unas huellas en la nieve, las huellas de un carmelita que caminaba con los pies descalzos por amor a Dios.
Al ver aquellas huellas, Josemaría experimentó en su alma una profunda inquietud divina que le suscitó un fuerte deseo de entrega. Otros hacían tantos sacrificios por Dios y él —se preguntó—... ¿no era capaz de ofrecerle nada?.

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martes, 15 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

AGUA - AGUANIEVE

Salí a la calle, como de costumbre. Con el primero que me encontré, mantuve esta sencilla conversación.

¡Hola, buenos días.
Es un decir, me dijo.

Claro. Estamos en invierno.

Y cómo llueve.

Es agua, dije.

Pero parece nieve.
Eso.

Eso, aguanieve.

Pero es agua.

En la montaña es nieve.

Seguro, en la montaña será nieve.

Bueno, adiós.

Pasaron dos horas. Me tropecé 
con una vecina y hablé con ella.

¡Hola, buenos días.
De nombre, me dijo.

Claro. Estamos en invierno.

Y como llueve.

Es agua, dije yo.

Pero parece nieve.

Eso.

Eso, aguanieve, dijo ella.

Pero es agua.

En la montaña es nieve.

Seguro, en la montaña es nieve.

Bueno, hasta luego.

Hasta luego.


A las cinco de la tarde, 
en la Villavesa oí esta 
conversación

¡Hola, buenas tardes, dijo una señora.
Es un decir, dijo otra.

Claro. Estamos en invierno.

Y como llueve.

Es agua.

Pero parece nieve.

Eso.

Eso, aguanieve.
Pero es agua.
En la montaña ha sido nieve.
Hay varios puertos cerrados.
Buenas tardes.
Adiós.

Ha anochecido. 
Mañana será otro día.

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http://www.youtube.com/watch?v=WIgFdqtvo7M

lunes, 14 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


SABER PARARNOS A PENSAR

Casi todos los días, cuando me dirijo a la Parroquia, me encuentro con alguien por la calle: un señor que pasea a su perro; un chico que cruza en bicicleta la plaza; una señora que arrastra el carro de la compra; dos empleadas comerciales que depositan “desperdicios” en los contenedores; una joven que se acerca la Caja Rural... Así podría seguir señalando otros encuentros mañaneros. Hoy, sin embargo, no ha sido así. Hoy, cuando he salido a la calle y he echado una ojeada a lo largo y ancho de la plaza, no he visto a nadie: ni animal (las palomas son frecuentes), ni ser humano alguno. Nadie. Sólo he sentido el suave roce de unas gotas de agua que caían de las nubes. Y para ser exactos, también ha llegado a mis oídos, el ronco ruido producido por el levantamiento de una persiana de uno de los pisos más cercanos. Y nada más. 

Entonces fue cuando me vinieron a la memoria unas palabras de Benedicto XVI que había leído la tarde anterior y que escribo: “Cierto: a veces es difícil percibir esta profunda realidad porque el mal hace más ruido que el bien; un homicidio feroz, extendidas violencias, graves injusticias son noticia; al contrario, los gestos de amor y de servicio, la fatiga cotidiana soportada con fidelidad y paciencia, se quedan a menudo en la sombra, no emergen. Es motivo también para que no nos quedemos sólo en las noticias si queremos entender el mundo y la vida; debemos ser capaces de detenernos en el silencio, en la meditación, en la reflexión serena y prolongada; debemos saber pararnos a pensar”. Debo advertir: hoy era domingo.

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domingo, 13 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



EL TIEMPO: 
TEMA DE CONVERSACIÓN

A falta de temas de conversación, con facilidad acudimos al tiempo que hace o el que pensamos que va hacer. Y así, con frecuencia, solemos saludarnos con estas o parecidas expresiones: “Buenos días, ¡vaya mañana!, ¡qué frío!, lo peor es el viento que sopla, cuando desaparezca comenzará a llover, en todo caso, habrá que conformarse con lo que venga…. Qué vamos a hacer… y así, otras expresiones similares, según la estación en que vivamos. Esta ha sido la sencilla vivencia de hoy: del tiempo hablamos con la primera persona que me encontré. Aunque, a decir verdad, enseguida, mi amigo cambió de conversación. Y comenzó a hablarme de la crisis. Me dijo que se nota fuertemente la crisis. Que se está colando por todas las rendijas de la sociedad. Y me puso varios ejemplos. No es el caso de referirlos, aquí y ahora. Sólo quería señalar que ha aparecido un nuevo tema de conversación: la crisis. Hay más y de ellos hablaremos otro día. Hoy sólo tengo tiempo para escribir una frase que muchas veces oír decir a mis padres: “Al tiempo dejarle y a Dios rogarle”.

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sábado, 12 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



EMBOZAR O EMBOZARSE

Es común, estos días de invierno ver a personas que se cubren el rostro, van embozadas. Y de este modo pueden pasar en el más absoluto anonimato. Parecen que ocultaran su interioridad y fueran pensando en asuntos de suma importancia. Y lo que ocurre es que se van protegiendo del frío que corta el rostro.  Hoy mismo me he encontrado con una de esas personas. ¿Y que significa embozar? Para contestarte he acudido al diccionario y he encontrado estos significados: embozar es “cubrir el rostro por la parte inferior hasta la nariz o hasta los ojos con una prenda de vestir: el ladrón embozó su cara con un pañuelo para no ser reconocido; se embozó en la capa para protegerse del frío. Otro significado de embozar es poner bozal a los animales. Estas semanas pasadas ha estado de moda la infeliz ocurrencia de un alcalde que quería embozar a un obispo. ¡Qué mal gusto, señor alcalde! Y finalmente, otro significado de embozar es disfrazar u ocultar lo que uno piensa o proyecta, disimular una cosa con palabras o acciones”.  Para esta tercera acepción no se necesita ni bufanda, ni tapabocas, ni capa, ni prenda alguna basta con querer.

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viernes, 11 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


SABER ESCUCHAR

A hablar se aprende pronto. Se aprende, podemos decir, sin mayor dificultad. Hablar correctamente es más fatigoso, supone mayor esfuerzo. Pero hablar con elegancia, es algo todavía más difícil. Hay que estudiar, formarse y practicar mucho. El conseguir ser buen orador, depende de varias cosas: virtudes innatas de buen comunicador, circunstancias favorables, ocasiones propicias, etc. etc. Algo parecido ocurre con saber escuchar. A primera vista parece sencillo, pero hay que ejercitarse, hay que valer y, sobre todo, hay que querer. Todo esto viene a cuento, porque esta mañana me he encontrado, a la puerta de mi casa, con buen amigo. He estado con él un buen rato. Y he experimentado, que mi amigo tiene cualidades de buen hablador. Media hora juntos y no ha parado de hablar. Me ha contado cosas vividas por él hoy mismo, y también cosas de su vida pasada, de sus hijos, de sus amigos y demás parentela. Y mientras..., yo, a escuchar. Creo que he dado muestras de que soy un buen escuchador. Aunque debo añadir: hay que saber escuchar, hay que querer escuchar. Escuchar desgasta menos la garganta, pero se ponen a prueba varias virtudes: la prudencia, la justicia y otras más. Cuentan de San Josemaría que se atenía a la realidad de las cosas. Su prudencia, unida también a su sentido de la justicia, le hacía "saber escuchar” (…) "oír todas las campanas y, a ser posible, conocer al campanero".

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jueves, 10 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



¡QUÉ FRÍO HACE!

A lo largo de la mañana de hoy, día 9 de enero de 2013, la frase que más veces he escuchado, ha sido la siguiente: ¡Qué frío hace! Y también ha sido la frase que más veces he repetido yo mismo. La razón es clara: Hoy hace mucho frío. Una niebla baja, harta de pasearse por los campos, seguir a los ríos y encaramarse en los árboles peludos, ha llegado a la ciudad y se pasea por las calles a su antojo y pretende, no sé si lo logrará meterse hasta en las casas. Si esto último no lo logra, donde si se mete es en los huesos.  Así lo he escuchado decir a varias personas: ¡Qué frío hace, esta niebla se mete hasta los huesos! Esta sencilla vivencia me ha hecho pensar en otra clase de frío: la tibieza espiritual. Me acordé del Apocalipsis: ” Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! (…) Y vinieron a mi memoria unas breves palabras que pronunció Benedicto XVI al inicio del último Sínodo de Obispos, ante los 262 sacerdotes sinodales y un centenar de expertos llegados de todo el mundo: “el mayor peligro del cristiano es la tibieza” (…), “esta tibieza desacredita al cristianismo” (…); “el cristiano no debe ser tibio”. Ni tampoco frío, añado yo.


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miércoles, 9 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL VALOR DE UN BUEN CONSEJO

Este año, aquí en la ciudad, la Navidad ha pasado sin nieve. Apenas algunos copos que se deshacían antes de llegar al suelo. Nieve, lo que se dice nieve, sólo la hemos visto en las cumbres más altas de los montes más cercanos. De oídas sabemos que también las altas cumbres se han adornado con abrigos blancos. Pero aquí, en la ciudad en la que vivo, esta Navidad no se ha visto la nieve.

En estas cosas iba yo pensando esta mañana, cuando me encontré con una señora que tiraba de un carrito de la compra, por lo que me figuro iría a abastecerse de alimentos. Le saludé amablemente y ella me dijo: “Cuidado con el piso que está resbaladizo”. Le agradecí la advertencia y, con gran cuidado avancé en dirección a mi destino. Apenas había dado vente pasos, cuando me deslicé hacía un lado. Era el primer resbalón de la mañana. Y eso que no había nieve en el suelo, ni agua, ni hojas húmedas, sencillamente se trataba de una fuerte helada caída durante la noche.

Como no me caí, dí dos pasos adelante. Y desde ese momento, puse aún más cuidado. Poco después llegaba a la meta. En el silencio de mi alma, agradecí la advertencia de la buena señora y me acordé de lo valioso que es dar y recibir un buen consejo.

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martes, 8 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


TODOS HIJOS DE DIOS

Siete de enero. Día festivo en Navarra. Alrededor de mediodía emprendí camino hacia el centro de la ciudad. Lucía un sol espléndido, una suave brisa testificaba la presencia del invierno. Apenas encontré gente por el camino: un padre joven con su hijo; una madre con cuatro rapazuelos en bicicleta; dos ancianos sentados en un banco al sol y poco más. Todo lo contrario ocurrió cuando llegué al meollo de la ciudad: la calle repleta de personas, unas caminaban hacia arriba, otras lo hacían hacia abajo. Una de esas personas, se adivina, era yo. Y como caminaba sin prisas, llevaba un paso lento. En realidad iba pensando: “Es tremendo, entre tanta gente, ni un solo conocido”. Hacía tiempo que no me hacia esta reflexión. No sé porque me vino a la memoria la frase que San Josemaría sugería nos preguntásemos todos los días: “que he hecho hoy para acercar algunos conocidos a Nuestro Señor”? Y me decía yo: “¿Todas estas gentes son para mi conocidos?”. No sabía que responder. Sólo acerté a repetir muchas veces: “Señor, ruego por todos estos que ahora caminan por la calle, son tus hijos”. Y me quedé satisfecho. Poco después, sin casi darme cuenta, abría la puerta del piso al cual me dirigía. Atrás quedaba la gente o para mejor decir: una muchedumbre de hijos de Dios.

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lunes, 7 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



ORO, INCIENSO Y MIRRA

La noche de la víspera de la fiesta de los Reyes Magos siempre es más larga que otras. En algunas casas siguen encendidas las luces de la sala de estar hasta muy tarde. Todos permanecen en espera. Al fin, llegan los Reyes y que suerte, siempre encuentran a los niños, después de larga espera, dormidos. Quizás soñando, pero nunca despiertos. Lo que hace que nunca puedan ver a los Reyes en persona. Saben de su existencia porque, a la mañana siguiente, aparecen los regalos perfectamente ordenados y distribuidos. Cada uno abre su paquete o coge su regalo con el que disfrutará todo el día o en algunas ocasiones más días. Hoy, cuando salí de casa, la calle estaba totalmente desierta. No se oía ni un ruido, ni una voz. Las persianas de las ventanas bajadas y un silencio absoluto reinaba por doquier. Sólo encontré por el camino con un pequeño pajarito, “nevadora” les llamábamos en el pueblo. Tan pequeño es este pajarito, que decía mi padre: “Para hacer un kilo de estos pajaritos se necesitan cientos”. Tranquilamente recorrió unos metros delante de mí, para desaparecer de inmediato. Luego, cuando llegué a la puerta de la Iglesia, dos palomas rebuscaban algo de comida por el suelo. Y así, sin más, entré en el templo y delante del belén allí colocado, le di gracias a Dios y, con cierta parsimonia, dejé junto al  Niño oro, incienso y mirra. Felices Reyes Magos.


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domingo, 6 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

SANTOS REYES MAGOS 


Noche de fuertes heladas, mañana llena de claridad y de sol. Apenas puse los pies en la calle me tropecé con un señor, que aunque no conozco su nombre, le saludo siempre que me cruzo con él. El responde amablemente. Pues bien, a pesar de ser temprano, el señor iba fumando. Al alejarse, dejó un fuerte y denso y desagradable olor a tabaco. Poco duró este olor. Mi atención se fue tras unos carteles que anunciaban la Cabalgata de Reyes.  En ellos, aparece el recorrido perfectamente detallo. Mientras leía despacio el itinerario, por dentro, pensaba en los niños que esta noche disfrutarán de los Reyes y recordaba, sobre todo, el precioso y encantador relato que hace San Mateo en su Evangelio: “Habiendo nacido Jesús en Belén en tiempos del rey Herodes, unos Magos de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando ¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer, porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarle. El rey Herodes al oír esto, se turba y con él toda Jerusalén. Reúne a todos los príncipes del sacerdocio y a los escribas del pueblo preguntándoles dónde podía nacer el Mesías. Ellos le contestan en Belén de Judá, pues así está escrito”. (…) “Los magos, guiados de nuevo por la estrella, caminan hasta pararse sobre el lugar donde estaba el niño. Entran en la casa, y ven al niño con María, su madre. De hinojos le adoran, y abriendo sus cofres le ofrecen regalos de oro, incienso y mira. Advertidos en sueños de no volver junto a Herodes, regresan a su tierra por otro camino” (Mt. 2, 7-12).

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sábado, 5 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


AMISTAD


Es un buen amigo. Nos conocimos hace muchos años. Nos vemos con frecuencia por la calle. Nos saludamos siempre y, de vez en cuando, hablamos largamente. Hoy me lo encontré en la Caja de Ahorros. Llevaba una caja de pasteles en la mano. Hoy cumple 54 años. Le deseé buen día y un año más, por lo menos. Es lo que solemos decir en estos casos. Lleva nombre compuesto: Jesús Fernando. El cura, ya difunto, le bautizó con el nombre de Jesús Fernando.  Fernando, por un familiar y Jesús por el Niño nacido en Belén. Hablamos mientras nos tocaba el turno. Al despedirme le deseé de nuevo felicidades y un feliz año nuevo. Ahora mientras escribo esta “sencilla vivencia”, pido por Fernando, por su familia y recuerdo aquella sentencia de Aristóteles: La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”.

viernes, 4 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


AIROSO VUELO DE PALOMAS


Hoy el cielo estaba limpio de nubes, totalmente azul. A pesar del sol se nota que es invierno porque un aire corta el rostro, protegido por una sencilla bufanda. En la plaza por la que paso todos los días una bandada de palomas picotean en el suelo de forma rítmica. Al parecer nada se veía por el suelo, pero las palomas persisten en su labor acogedora. Al aproximarme  las  palomas elevaron el vuelo realizando un gran ruido y desapareciendo al instante . Mientras avanzaba por la calle pensé en lo duro que es el frío y lo duro que es el hambre, la pobreza.  Al llegar a la Iglesia, le di gracias a Dios porque dispongo de lo suficiente para vivir. Cuando estaba ensimismado en mis oraciones, un enfermo me vino a saludar y me dijo: “Bienaventurados los pobres del espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, los pobres –matizó-, no los miserables. Y me acordé de las palomas que picoteaban en la plaza y de su airoso vuelo. Y volví a dar gracias Dios por todo. 


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jueves, 3 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL PARAGUAS

Salgo a la calle a la hora acostumbrada. La mañana huele a húmedo. Se le siente a la nieve ya cercana. Llueve suave, fino, templado. Todas las gentes caminan debajo de sus paraguas desplegados, quizás pensando cosas elevadas, pero todas mirando hacia el suelo.  El uso del paraguas, antiquísimo en China y la India, fue introducido en Europa en el siglo XVII. El paraguas se usa cuando llueve y se olvida con frecuencia cuando deja de llover. Hoy, al ver tantos paraguas abiertos, en el silencio tempranero y húmedo del mes enero, me ha venido a la memoria el refrán de la meteorología popular: “Acordarse de Santa Bárbara cuando truena”. Y añado: “y del paraguas cuando llueve”. Así somos los humanos...

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miércoles, 2 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS










HOY NO SE MADRUGA 

Uno de enero. Primer día del año. Amaneció lluvioso. Una lluvia fina, suave, silenciosa. En el embaldosado de la calle relucían las últimas gotas caídas. De mi casa al templo no me encontré a nadie. Allá, a lo lejos, un hombre joven doblaba la esquina lentamente. La noche ha sido larga y hoy no se madruga. Dentro del templo: dos personas: el fiel sacristán, haciendo sus habituales rezos; y el madrugador párroco rezando el breviario. Me arrodillé en el tercer banco: adoré a Dios allí presente, le pedí perdón del año que pasó y rogué ayuda para el que año que acaba de nacer.

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http://www.youtube.com/watch?v=C8RvKTjYYOE

martes, 1 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


COMIENZA UN AÑO

Año Nuevo. Trescientos sesenta y cinco días en espera. Seguro que no en todos lucirá el sol, ni en todos soplará el viento. ¡Veremos como llegan! Eso sí, los saludaré a todos con ilusión y esperanza. Saldré a la calle y hollaré el suelo tantas veces pisado. Me encontraré con personas y con cosas conocidas. Llegaré al lugar de mi trabajo. (...) Volveré de nuevo a casa, descansaré. Y al día siguiente, a empezar de nuevo. Te contaré algunas de mis vivencias: serán sencillas, comunes, ordinarias. Espero te ayuden. Gracias.

PARA VER
http://www.youtube.com/v/43qvTawNmy8&fs=1&source=uds&autoplay=1