“ALSERDELAPALABRA” presenta a sus seguidores, breves reflexiones nacidas de la experiencia de la vida ordinaria. Las escribiré con la frescura de lo sencillo y con la esperanza de lo sublime. Espero que mi pluma sea dócil y vuestra aceptación generosa.
miércoles, 21 de julio de 2010
CON UN SOLO GOLPE DE CLIK http://www.arrakis.es/~casasacer/
Los discípulos se acercaron a decirle:
—¿Por qué les hablas en parábolas?
Él les respondió:
—A vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les ha concedido. Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo con parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
Con el oído oiréis, pero no entenderéis,
con la vista miraréis, pero no veréis.
Porque se ha embotado el corazón de este pueblo,
han hecho duros sus oídos,
y han cerrado sus ojos;
no sea que vean con los ojos,
y oigan con los oídos,
y entiendan con el corazón y se conviertan,
y yo los sane.
»Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que estáis viendo y no lo vieron, y oír lo que vosotros es-táis oyendo y no lo oyeron.
El trato mutuo con tus discípulos y, sobre todo, tu amabilidad hicieron que su confianza contigo creciera cada vez más. Te contaban sus preocupaciones, sus alegrías, te formulaban preguntas. Preguntas, en ocasiones, importantes; en otras, curiosas o de mera cortesía.
Te escucharon narrar parábolas a las gentes, y ellos observaban que Tú disfrutabas al contarlas y que la gente sacaba de ellas sus consecuencias. Mas un día te preguntaron: ¿por qué les hablas en parábolas?
Y Tú, Señor, respondiste: “A vosotros se os ha concedido con gracia el conocer los misterios del reino de los Cielos”. Venías a decirles que ese conocimiento no obedecía a méritos propios, sino que era un don, un regalo. Y que tal gracia exigía tal respuesta. Sin embargo, a otros no se les había concedido. Tampoco tenían ningún derecho.
A continuación, Señor, pronunciaste una frase desconcertante: “al que tienen se le dará y tendrá en abundancia; pero el que no tiene incluso lo que tiene se le quitará”. No sé si tus discípulos lo entendieron. Yo encuentro esta explicación: al que recibe el don, lo agradece, trabaja, coopera, se le dará más; al que no recibe el don, si lo recibe y se revela, se le quitará incluso lo que tiene que es su capacidad de tener, de recibir.
Después añadiste: les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. Y en ellos se cumple una profecía. Y citaste unas hermosas palabras del profeta Isaías 6, 9-10.
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