DESDE MI VENTANA
Hola amigo:
Si has entrado más veces en mi blog, no hace falta que leas estas líneas. Son siempre las mismas. En ellas explico mi situación geográfica: estoy delante del ordenador, miro por mi ventana, escribo lo que veo. Al final, presento una breve nota y unos puntos para la reflexión.
Día 25 de Mayo de 2011
Mi mirada, hoy, tropezó con una paloma. Andaba despacio, picoteando en el suelo no sé que alimento. Picoteaba una y otra vez. Giraba de un lado para otro, sin importarle nada, ni nadie. Parecía la dueña de la plaza. Mientras escribía estas líneas, supuse que la paloma seguiría su recorrido en busca de sustento. Cuando volví a mirar, la paloma había desaparecido. Sólo alcancé a ver otra paloma que doblando una esquina, desaparecía de mi vista. Una breve reflexión: "No sé si todas las palomas de las ciudades, son como estas. No lo sé. Estas, tengo que decir, parecen palomas mansas. Puedes sin ningún reparo, acercarte a ellas, puedes casi pisarlas, y no se "espantan". Antes, lo recuerdo bien, a penas oían un breve ruido, junto a ellas, levantaban el vuelo. Ahora no. Ahora conviven, se pasean, descansan entre nosotros. Y aunque estas palomas tienen mala prensa, hoy tengo que decir: ¡Qué maravilla, vivir y pasear en paz, palomas y seres humanos, por las calles de nuestras ciudades!
"Camino"
440 Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.
—¡Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!
Hola amigo:
Si has entrado más veces en mi blog, no hace falta que leas estas líneas. Son siempre las mismas. En ellas explico mi situación geográfica: estoy delante del ordenador, miro por mi ventana, escribo lo que veo. Al final, presento una breve nota y unos puntos para la reflexión.
Día 25 de Mayo de 2011
Mi mirada, hoy, tropezó con una paloma. Andaba despacio, picoteando en el suelo no sé que alimento. Picoteaba una y otra vez. Giraba de un lado para otro, sin importarle nada, ni nadie. Parecía la dueña de la plaza. Mientras escribía estas líneas, supuse que la paloma seguiría su recorrido en busca de sustento. Cuando volví a mirar, la paloma había desaparecido. Sólo alcancé a ver otra paloma que doblando una esquina, desaparecía de mi vista. Una breve reflexión: "No sé si todas las palomas de las ciudades, son como estas. No lo sé. Estas, tengo que decir, parecen palomas mansas. Puedes sin ningún reparo, acercarte a ellas, puedes casi pisarlas, y no se "espantan". Antes, lo recuerdo bien, a penas oían un breve ruido, junto a ellas, levantaban el vuelo. Ahora no. Ahora conviven, se pasean, descansan entre nosotros. Y aunque estas palomas tienen mala prensa, hoy tengo que decir: ¡Qué maravilla, vivir y pasear en paz, palomas y seres humanos, por las calles de nuestras ciudades!
"Camino"
440 Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.
—¡Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!
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