lunes, 10 de octubre de 2011


DÍA 10 DE OCTUBRE DE 2011

MÁS SOBRE INDUSTRIAS HUMANAS

Ayer, domingo, cuando volvía a la Iglesia, después de haber celebrado la Misa de diez, me encontré con una señora, que haciendo tiempo, caminaba por la plaza situada cerca del templo parroquial. Caminaba despacio, cuidando de apoyar bien los pies en el suelo y no tropezar en las piedras. Para ello, además del esmero en las pisadas, se ayudaba de un bastón, externamente llamativo.


Tanto me llamó la atención el bastón, que al llegar a la altura de la señora, no pude menos de cantar las glorias y bellezas del instrumento, con agrado de su dueña, tanto que sonriéndome, me respondió: “Sí, es bonito el bastón, se lo vendo”. No le dije ni que sí, ni que no, me sonreí y seguí mi camino.

Y todavía cerca de la señora, oí que me decía: “Lo mejor es no tener que llevar bastón. Pero si hace falta llevarlo, hay que llevarlo”. Le dije que sí, que “cuando hace falta una cosa, hace falta”.

Me acordé que hacía apenas una hora, había preguntado a mi hermana Mercedes, recién operada de los pies, que si iba a ir a Misa. Y me había dicho que sí, que apoyada en el bastón, iría muy segura.

Y en efecto, a Misa fue mi hermana, apoyada en un sencillo bastón. Un bastón de color negro, no tan brillante como el de la señora, pero para mi y para mis hermanos, es un bastón entrañable. Es el bastón que había usado nuestra madre, especialmente en sus últimos años.

Lo usó hasta tres días antes de morir. Lo llevaba con elegancia y suavidad. Por eso, ese bastón, es para nosotros, sus hijos, un recuerdo, una reliquia, algo entrañable.

Desde que murió nuestra madre, el 27 de septiembre de 1995, hasta el día de hoy, ese bastón ha estado colocado en un rinconcito de la sala de estar. Ha estado como recuerdo, como despertador de la presencia de nuestra madre.

Hay cosas que pueden servir de despertadores de otras realidades, de otras personas. Un crucifijo, una estampa de la Virgen, encima de la mesa, pueden ayudarte a intimar con Jesús y con María. Un sencillo aislador, te puede recordar la necesidad de mantener la presencia de Dios; un pato de cerámica o una oca de porcelana, te pueden servir para renovar el espíritu apostólico.

En este caso, un sencillo bastón nos puede ayudar a recordar los gratos años pasados en compañía de nuestra madre; las cosas que nos enseñó de palabra y con el ejemplo; las virtudes que sembró en nuestras almas.

Es verdad que las industrias humanas no son siempre necesarias, pero ayudan. Igual que lo que me decía la señora del bastón: “Lo mejor es no tener que llevar bastón, pero cuando hace falta, hace falta”. Así las industrias humanas, no son imprescindibles, pero ayudan.

Me venía a la cabeza el número doscientos setenta y dos de Camino: “Emplea esas santas "industrias humanas" que te aconsejé para no perder la presencia de Dios: jaculatorias, actos de Amor y desagravio, comuniones espirituales, "miradas" a la imagen de Nuestra Señora...”

PINCHA AQUÍ
http://www.youtube.com/watch?v=HnDqv_pfYAI

1 comentario:

MERCEDES dijo...

D Josemaria cada dia me emociono mas .
Es todo cual como comenta de mi y de mi madre le puedo decir que con mucho orgullo y elegancia caminaba con mi baston camino de misa poco a poco
Esta en el salon como el mejor adorno en el salon esta colocado con tanta discrecion y elegancia q
ue queda muy bien
Yo estos dias en casa tambien le he tenido que usas
En el momento que me traia usted la comunion yo hacia como mi madre me apoyaba










a la mano en el baston con ese respeto que merecia El Señor y al mismo tiempo yo tenia mas fuezas para estar depie
que podamos tener la suerte de tener baston muchos años
meditare el punto de camino una jaculatoria una mirada a la Viergen ...
amiga y amigo no comentas nada eatos dias
TE ESPERO ANIMATE MERECE LA PENA
SU FELIGRESA MEME