DÍA 25 DE OCTUBRE DE 2011-10-24
El día amaneció nublado. Gruesas nubes, pardas y negras, cubrían la ciudad de Pamplona. Una lluvia entre ligera y prometedora comenzó a regar los resecos jardines y a limpiar de polvo y grasas las calles de la ciudad. El viento a rachas demasiado fuerte, hacía que la lluvia no fuera abundante. Buena jornada para los vendedores de paraguas.
Había hecho la intención de ir a la Clínica Universitaria a ponerme la vacuna contra la gripe. Lo vengo haciendo así desde hace unos cuantos años. Hasta el momento, no me ha ido mal. Espero que este año ocurra lo mismo.
Y como estaba la mañana tan desapacible y con lluvia, mi hermana Mercedes, que también quería ir a la Clínica, pidió un taxi. A los cinco minutos estaba a la puerta. Era un taxi grande, de siete plazas. El taxista, un hombre joven y hablador. Nos dijo que era de Belascoain (Navarra), pueblo de excelentes cerezas, con la marca: “Cerezas de Echauri”, y un agua famosa que lleva el hombre del pueblo.
Durante el viaje hablamos del tiempo, de la necesidad del agua, de lo mermados que están los pantanos, de la crisis, y de otras cosas más. El hombre era buen conversador y abierto al diálogo. Y aunque no lleva muchos años en el oficio –apenas cinco años- tiene tablas.
Una de las cosas que me llamó la atención de lo que hablamos, fue la respuesta que me dio a una sencilla pregunta que le hice.
Le pregunté: ¿Ustedes los taxistas, están notando la crisis? Y contestó: Depende quien sea el taxista, porque si hablamos del taxista con hijos que se ha divorciado dos veces, vive con una tercera mujer, debe la hipoteca del piso, el tema es un desastre. Pero se hablamos de un taxista normal, que vive en su casa con su mujer, con sus hijos, no tiene deudas con los bancos, pues la cosa se hace más llevadera; es verdad que se recauda un poco menos que antes, pero se vive.
Me pareció una respuesta acertada, de sentido común, ajustada. Luego seguimos hablando de las cerezas, de su cultivo, de la poda de los cerezos, de los habitantes que tiene Belascoain, del agua del mismo nombre, de los dueños de esas tierras, de las Misas y ceremonias religiosas que se hacen en ese lugar y de otras cosas.
En esto, habíamos llegado a la Clínica. Le pagamos el viaje. El taxista nos deseo un buen día, lo mismo que nosotros a él. Al rato yo ya estaba vacunado y mi hermana había cumplido con sus obligaciones y hasta saludó a sus amigas. Ahora toca esperar la reacción a la vacuna. Antes de salir de la Clínica compramos un libro titulado: Cárlos Martínez, pescador asturiano.
En esto, habíamos llegado a la Clínica. Le pagamos el viaje. El taxista nos deseo un buen día, lo mismo que nosotros a él. Al rato yo ya estaba vacunado y mi hermana había cumplido con sus obligaciones y hasta saludó a sus amigas. Ahora toca esperar la reacción a la vacuna. Antes de salir de la Clínica compramos un libro titulado: Cárlos Martínez, pescador asturiano.
3 comentarios:
Buena observación la del taxista y buena ocasión para pedir por todos aquellos que no tienen luz para ver lo bello que es cumplir bien con las obligaciones de cada día.
Muy interesante D Josemaria
La verdad que cuando he leido su comentario me ha hecho mucho
Que simpatico y campechano me parece que tiene este señortiene pinta de ser campechano y alegre
Muy interesante lo de la clinica
la verdad es que en la Clinica Unuversitaria se puede estar alli con muchos medios de saluz de cuerpo pero tambien de alma ya que tiene unos hermosos oratorios para podes rezar y ayuda espiritual
con que paz se puede rezar alli
Le pregunto por Ester que callada esta
espero que algun dia ponga algun comentario
su feligresa
meme
Marisa
Que bonito comentario lo del tasista me ha encantado su forma de ser
Cuando sea verano pasare por ese pueblo para coger esas buenas cerezas
Le deseo tenga suerte con su vacuna como todos los años
un saludo de
Marisa
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