domingo, 20 de noviembre de 2011

DÍA 20 DE NOVIEMBRE DE 2011

LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO

Pasar unos días, “lejos del mundanal ruido” y seguir “la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido”, es una gracia, algunos los llaman suerte. Gracia que nos llega, sin saber por qué. Y si no lo pensamos mucho, puede parecernos que el retirarnos unos días a un lugar tranquilo, puede ser una iniciativa exclusivamente personal, una iniciativa que uno escoge por que quiere y lo desea, con la misma razón que pudiera no haberla elegido.

En realidad algo de esto hay, uno es libre para escoger una cosa u otra, tomar una senda o seguir otra vereda; separarse del bullicio de la gente y esconderse en el elocuente silencio de un monasterio; o por el contrario, seguir metido en el vaivén de la ciudad, repleta de ruidos, agitada, estridente.

Pero sin nos detenemos un poco, lo pensamos con más detención y nos preguntamos: por qué me he decidido por aquella opción en vez de por esta, llegamos a la conclusión de que además de la voluntad propia, existe una mano misteriosa que dirige los hilos de nuestra historia y hace que todos los elementos que nos rodean, se ordenen de tal modo que sin ser obligatorios, Dios respeta la libertad de cada uno, nos decidamos por un lado o por el otro, tiremos por un camino o sigamos otra senda.

Sin duda las dos opciones son buenas, pero cuando hemos escogido una u otra, Dios ja intervenido en nosotros, Es lo que llamamos providencia divina, actuación providente de Dios en las cinturas.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 321: “La divina providencia consiste en las disposiciones por las que Dios conduce con sabiduría y amor todas las criaturas hasta su fin último.

A todas sus criaturas, también al hombre, de tal manera que “Dios concede a los hombres incluso poder participar libremente en su providencia confiándoles la responsabilidad de "someter'' la tierra y dominarla”.

Por lo que podemos afirmar, que “Dios da así a los hombres el ser causas inteligentes y libres para completar la obra de la Creación, para perfeccionar su armonía para su bien y el de sus prójimos”.

Más aún, “los hombres, cooperadores a menudo inconscientes de la voluntad divina, pueden entrar libremente en el plan divino no sólo por su acciones y sus oraciones, sino también por sus sufrimientos” Y entonces llegan a ser plenamente "colaboradores [...] de Dios" y de su Reino” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 307).

Termino esta página con las mismas palabras del inicio: "ha sido una gracia (otros, dicen suerte) el poder pasar unos días en el silencio, en la paz, en la escucha de Dios.

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http://www.opusdei.es/art.php?p=24648

1 comentario:

mercedes dijo...

D Josesemaria hoy me ha podido la tele
nos felicitamos por nuestra ganancia al partido popolar
su feligresa
meme