DIA 3 DE NOVIEMBRE DE 2011

FIELES DIFUNTOS



Todos los Santos, fieles difuntos: Dos celebraciones unidas en el tiempo, pero con distinto significado, aunque en la devoción popular y en la devoción privada están totalmente entrelazadas.Vemos como el día 1 de noviembre, se llenan los cementerios de personas que hasta allí llegan a honrar a sus difuntos y, sin embargo, observamos como el día 2 de noviembre, los campos/santos están menos visitados.



«La Iglesia -decía San Agustín en un Sermón-, no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos».


Hoy, por ayer, día de la conmemoración de los fieles difuntos, es un buen día para preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es un buen día también para hacer que los ausentes estén presentes, para perpetuar su vida.


Es una buena ocasión para recordar a los difuntos de la forma más provechosa para ellos y para nosotros. Decía Benedicto XVI en un 2 de noviembre reciente, que "la manera más apropiada de recordar a nuestros difuntos es rezar por ellos". Oraciones que pueden brotar en nuestro interior y realizar en la intimidad con Dios, o de modo comunitario, cada vez que oramos juntos, en la Santa Misa.


Cuando vemos las hojas de los árboles que se caen y pensamos que un día la hoja caída será la nuestra, pensemos en el misterio de la muerte y de la vida, vida y muerte que compartimos, como miembros del Cuerpo de Cristo que somos, con los santos que triunfaron (Iglesia triunfante), con los fieles difuntos que esperan el abrazo del Padre (Iglesia purgante) y con los que aún peregrinamos en este valle de lágrimas (Iglesia peregrinante). La cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, establece una comunión entre los santos, nosotros y los fieles difuntos.

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