lunes, 26 de diciembre de 2011

DÍA 26 DE DICIEMBRE DE 2011

"BELÉN PLEGABLE Y DESPLEGABLE"



Hace unos días leí este bonito pensamiento: "El hombre que guarda muchos recuerdos de su infancia, ése, está salvado para siempre". Me gustó. Pertenece a Dostoievski, uno de los principales escritores en la Rusia Zarista.

Pues bien, en estos días de Navidad, cómo no recordar las navidades primeras de nuestra infancia, aquellas navidades que vivimos al calor del amor de los padres, hermanos, primos, familiares.

Hoy, quiero recordar un pequeño detalle de aquellas navidades. Vivía yo, entonces, en casa de mi abuela. También vivía bajo el mismo techo, el tío Félix. Era yo por tanto, un pequeño entre dos personas mayores.

Colocaba mi abuela en aquel tiempo, al llegar la Navidad, un belén de cartón, hecho de una pieza, un belén que se plegaba y desplegaba fácilmente. Era aunque pequeño, un belén completo. Aparecía Jesús en la cuna y su madre, la Virgen que le miraba amorosa y San José que daba seriedad y respeto a la escena.

También aparecía la mula que respiraba y daba calor. Y la vaca, que ofrecía protección y ayuda. Y había pastores con sus ovejas al hombro; y hasta los Reyes Magos aparecían en segundo plano. Y por supuesto, el Ángel y la estrella.

Se trataba de un belén admirable y admirado por mi y por mis hermanos. Era como un tesoro en pequeño, era como una joya apreciada y apreciable. Como digo, este belén no era grande, era más bien pequeño, pero era un belén completo. Recogía lo importante del misterio.

Yo entonces pequeña criatura, no comprendía el alcance de aquel hecho misterioso, que según me contaba mi abuela y mi tío había ocurrido en Belén de Judá, miles de años antes. En tiempos de un Rey malo, llamado Herodes.

Pero percibía que algo grande encerraba aquel pequeño belén, porque mi abuela, terminados los días de Navidad, lo recogía de nuevo y lo guardaba “como oro en paño”, entre las cosas más apreciadas de la familia.

Han pasado más de sesenta años. Y recuerdo como si fuera hoy aquel “pequeño” nacimiento de cartón, que se plegaba y desplegaba con facilidad y que tanta alegría me proporcionaba todas las navidades.

Alegría, consuelo y satisfacción, sobre todo cuando veía “ belenes” de amigos con figuras y musgos, con la cueva de belén y el palacio de Herodes, con ovejas y pastores, con leñadores y lavanderas, de verdad.

Yo no podía disponer de esas figuras, pero disponía de un belén que se plegaba y desplegaba cada Navidad fácilmente.

Ahora entiendo mejor que "el hombre que guarda muchos recuerdos de su infancia, ése, está salvado para siempre". 




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué entrañable comentario el de hoy, las lágrimas afloraron a lo largo de la lectura. ¡Cuántos recuerdos! ¡ villancicos! alegría y paz.
Acabo de desplegar los recuerdos de mi infancia y de nuevo he vuelto a recordar a los padres, hermanos...
Qué el Niño de Belén nos bendiga y nos ayude a plegar y desplegar cada Navidad el cariño familiar

mercedes dijo...

Que bonito comentario
que recuerdos tan bonitos
Nunca olvidare esas Navidades cuando eramos pequeños con mis padres y los ocho hermanos al rededor de los beleneres tan bien trabajados y puestas las figuras tan bien nos reuniamos todos con primos y tios
como cantabamos como viviamos esas Navidades y aun tiempo con que sencillez y amor de Dios Niño
con que cariño nuestros padres nos miraban y se unian a nosotros
Creo que los niños de estos tiempos no han vivido esas Navidades de esa forma
ya que las modernidades han quita algo de esto
Bueno D Josemaria
dira que al final me entrara esa nostalgia de recuerdos
es cierto pero nos toca ahora estos tiempos vivir asi
su feligresa
Meme