DÍA 4 DE DICIEMBRE DE 2011

SAN FRANCISCO JAVIER

Celebramos ayer la fiesta de San Francisco Javier. En la homilía de las Misas que celebré glosé estas palabras que a continuación, estimado lector, te ofrezco:


"San Francisco Javier nació en 1506, de noble familia, en el Castillo de su nombre. Sus padres, Juan, señor de importantes posesiones y María de Azpilcueta. Quinto hijo de la noble familia. A los 19 años estudió en la Universidad de París; donde obtiene, cinco años más tarde, el grado de maestro".

"Dos años después, en los mejor de su vida, a los 27 de edad, entra en la intimidad de Ignacio de Loyola y experimentando muy pronto profunda transformación. Se ordenó sacerdote en Roma a los 31 años. Ya sacerdote, se dedicó a obras de caridad en varias ciudades de Italia. Cuando cumplía los 35 años de edad fue enviado a predicar a Oriente, era el-,año 1541; durante diez años evangelizó incansablemente la India y el Japón; bautizó a innumerables personas; convirtió a muchos a la fe católica y vivió con pasión su vocación de misionero".

"Estaba ya a punto de entrar en China, cuando murió:ó en 1552, a los 46. El año de 1622, es decir 70 años después de su muerte; el Papa Gregorio XV le subió en el catálogo de los Santos. Desde el 14 de abril de 1657 y por decreto del Papa Alejandro VII ostenta juntamente con San Fermín el patronazgo "igualmente principal" del Reino de Navarra. Es San Francisco Javier también Patrono de las Misiones católicas".

"La vida y la persona de San F. Javier, tan cercanas a nosotros los navarros, deben servirnos para agradecer v también rara imitar. Vamos a fijarnos en tres textos del Evangelio que a San Francisco tanto le ayudaron a cumplir la voluntad de Dios. También a nosotros nos ayudarán".

a) El primer texto es aquel que cuentan tantas veces repetía: "De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde tu alma? (Mc. 8,36). Y no es que Javier no amase las grandezas de este mundo, que Dios hizo buenas y que son para utilidad del hombre. Sino que amó las cosas de este mundo con medida, en tanto en cuanto le llevaban a Dios.

b) Otro texto que golpeaba su alma con frecuencia era: "La mies es mucha y los operarios, pocos" (Mt. 9,37). Muchas las gentes que tienen abren de Dios; muchos los países en los que todavía no se ha sembrado la simiente de la Palabra de Dios. Y pocos los brazos generosos que siembren la simiente a boleo por esos campos; pocos los apóstoles, los misioneros, los que estén dispuestos a dejarlo todo para seguir al maestro.

c) El tercer texto evangélico es el que nos ofrece hoy la liturgia: "Y les dijo: Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mt. 16,15). estamos llamados a predicar el Evangelio. Con nuestra vida de verdaderos cristianos; con nuestra palabra de catequistas, de madrs y padres de familia; de educadores, de personas que creen en alguién que fue delante: Jesús de Nazaret.

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