martes, 6 de diciembre de 2011


DÍA 6 DE DICIEMBRE DE 2011

“APROVECHAR EL TIEMPO”

Acaban de dar la seis de la tarde y ya es de noche. Son las consecuencias del adelanto de la hora y, sobre todo, de la estación del año en que estamos: últimos días de otoño: días cortos, noches largas.

Esto exige, aprovechar las horas de sol con cuidado y esmero. Así lo he hecho hoy, por ayer. Me levanté a las siete y veinticinco. Me afeité y me aseé en unos minutos. A las ocho estaba rezando el Oficio de Lectura del lunes de la segunda semana de Adviento. Me dio tiempo además, antes de desayunar, rezar Laudes y la Hora menor.

A las nueve comenzaba la oración en la iglesia. Hoy, por ayer, reflexioné sobre la escena del paralítico que nos narra San Lucas. Es una escena curiosa: cuatro amigos que se confabulan para llevar a un enfermo, en una camilla, hasta los pies de Jesús.

Y como el asunto se les complica, ni cortos ni perezosos, llenos de fe y de amor, levantan el techo del local en el que se encontraba Jesús, y le ponen delante del Maestro.

Y en esto, Jesús, conmovido por la fe tan grande que demuestran, cura al paralítico y le perdona sus pecados. Todos quedan admirados y proclaman por doquier aquel milagro.

Una lección: ¡cuánto podemos hacer a favor de los demás! ¡Cuántas gracias podemos obtener para los otros!

Después celebré Misa. Hoy, por ayer, pedí por David y los suyos. Una familia de Canadá, que desde la lejanía, requieren mi oración y mi plegaria. A continuación, como todos los días, di gracias al Señor, todavía acurrucado en mi corazón.

Y luego hice un pequeño servicio: llevé a Merche con el coche a Correos, con el coche le llevé hasta Iñigo Arista, y con el coche volví a la cochera. Un pequeño respiro y como premio D. Miguel Flamarique me subió a Pamplona.

Desde la Plaza de Toros fui andando hasta Carlos III. Allí ayudé a Misa a un sacerdote que trabaja en Madrid; recibí el círculo semanal; comí en fraternidad con otros sacerdotes; asistí a la tertulia, me confesé e hice la oración de la tarde.

Bajé por la Calle Carlos III, hasta el Teatro Gayarre; allí cogí la 3RT y a las seis menos cuarto estaba en casa. Recé Vísperas, tomé un café y me puse a rectar estas líneas. En estas estaba, cuando sonó el teléfono: era Merce interesándose por mis huesos.

Y de ahora en adelante, haré más cosas que no recogeré aquí; tengo que cerrar este escrito, para colgarlo en el Blog. He querido reflejar un ejemplo de cómo se puede aprovechar un día. 

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sugerencia: por qué no recoge todos estos escritos en un libro?

mercedes dijo...

Nuevas cosas y nuevas ideas
Como me ha gustado su esplicacion de como se puede vivir con un orden de vida
Tengo que sacar fruto de estos buenos consejos
cada dia que leo su blog me sorprende mas su ayuda espiritual que nos trasmite
que bien es tener un a persona que ayude con esmero
estoy muy agradecido de usted
Su feligresa
Meme