DÍA 2 DE ENERO DE 2012

"LA MADRE SIEMPRE SALE AL QUITE" (II)


Si sigues leyendo, poco a poco, irás conociendo el mensaje de esta  historia, en la que la madre es la protagonista, saliendo al quite de su hijo. De ahí el título.


"En las familias de aquellos pueblos castellanos, de aquellos años, abundaban los niños. Yo tenía siete hermanos y conmigo éramos ocho. Es verdad, que en aquel tiempo había polvo en los suelos de las casas y mucho barro pegajoso en las calles, pero había mucho alborozo y mucho regocijo en las familias y mucha alegría en las almas. Yo tuve la suerte de vivir esa experiencia, siempre arropado por mis hermanos, por mis primos y por los amigos del pueblo.



Acudí con irregularidad a la escuela, porque ya desde mi primera infancia tuve que ayudar a mis padres, en las pequeñas cosas que puede hacer un niño de corta edad. Desde muy pequeño, me gustaba ver como se abrían al sol las flores del huerto de nuestra casa. No sé si por eso o por otras razones, no me costaba ningún esfuerzo levantarme de la cama por la mañana. Cuando mi madre me llamaba con voz suave: “Gaugérico arriba”, respondía levantándome a la primera. “Nunca hizo falta -me recordaba con frecuencia mi madre- llamarte dos veces”.


Después de hacer la señal de la cruz, rezar las oraciones, me lavaba en la vieja palangana blanca colocada en un rincón de la habitación, me ponía el pantalón y la blusa, me peinaba con rapidez y rápido salía de la habitación. Cruzaba el patio de canto liso, entraba en el pequeño huerto y allí ensimismado comenzaba a contemplar las flores que abrían sus ojos al sol. Después saludaba a las hierbas que se estiraban con lisura o, simplemente, me ponía a contemplar la tierra blanda y mole a mis pies".


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