sábado, 23 de julio de 2011

DÍA 23 DE JULIO DE 2011

El hombre es un ser sociable. Necesita comunicarse con sus semejantes. A veces es difícil y no se consigue la comunicación. aunque siempre queda la posibildidad de mantener comunicación con uno mismo, a través de los recuerdos o comunicarse con Dios a través de la oración. Lo que importa, es huir de la soledad.

 
 ALIMENTANDO RECUERDOS

COLEGIO EL REDIN
Apenas inicié el paseo, me dije: Haber cuantas personas conocidas me encuentro en el recorrido de esta mañana. Muy pronto, saltó la primera. Un señor que venía de hacer la compra y descansaba sentado en un poyo de cemento. Al saludo correspondió con otro saludo. Y además, me explicó que estaba tomando fuerzas para poder llegar a casa. Asentí a su afirmación y sin más, seguí, paso ligero, hacia adelante. Y anda que te anda, ninguno más. Y en esto, tras pasar el puente del río Arga, bordeo el Colegio del Redín. Las puertas de verjas están abiertas y un par de coches en el aparcamento de la entrada principal.


Y como iba ensimismado y sin entablar conversación con nadie, comencé a pensar. Y me vino a la cabeza aquellos tiempos, en los que recién llegado a estudiar Teología a la Universdiad de Navarra, trabajé también como Capellán en este Colegio. Han pasado más de cuarenta años, pero me acuerdo con que ilusión arrivaba todos los días a celebrar Misa, a confesar, a llevar la dirección de alumnos...


Recuerdo tmbién, yo era estudiante, cómo en ratos libres, sobre todo en buen tiempo, sentado en la hierba a la sombra de algún árbol, preparaba mis exámenes. Fue aquel año, un año importante en mi vida. En el Colegio traté con profesores, algunos ya muertos; y, sobre todo, a alumnos que en la actualdiad en cargos importantes. Palpé el ambiente de los Colegios de Fomento, la grandeza de la educación seria y también lo difícil de la misma.


De entonces, ¿han cambiado las cosas?. Por dentro no lo sé, por que hace tiempo que perdí el contacto con la enseñanza. Pero por fuera, sí: la fachada es de color distinto, los paseos de acceso más seguros, la hierba, más seca y mustia. Al pasar por delante del Colegio, hice una Comunión espiritual, recé un acordaos a la Virgen y seguí mi camino.


A la vera del Arga, cauce arriba, dejé a un lado a Capuchinos de San Pedro. Fui encaminando hacia la Calle Canal. Cerca de la de Villafranca, divisé a un hombre conocido. Era un feligrés. Nos saludamos con un buenos días. A continuación, me preguntó. ¿Por qué antes cuando nos encontrábamos con un sacerdote le saludabamos dciendo: "Ave María Purísima" y ahora lo hacemos con un simple. Buenos días?


Quizás -le dije- porque a algunos les da vergüenza saludar de este modo; otros, tal vez, arrastrados por la ignorancia; y algunos, por influidos por la laicidad imperante. Asintió a mis apreciaciones. Tras una breve conversación, nos despedimos.


A las puertas de mi casa, me encontré con Vicente e Isabel, que siempre me saludan y que siempre los saludo. El 31 de agosto es el cumpleaños de Vicente. Le felicitaré desde donde me encuntre. Abrío la puerta, tomo el ascensor y escribo este relato. Miro desde mi ventana, veo claros en el cielo. Llega mejor tiempo.

No hay comentarios: