Foto de archivo

DÍA 24 DE JULIO DE 2011

He pasado junto al monumento colocado en la rotonda que se encara, desde los campos de Burlada,  a la entrada de los túneles de Ezcaba. Lo he contemplado con sorpresa y curiosidad muchas veces, pero nunca hasta hoy, me había parado a reflexionar sobre su significado.

Así que esta mañana, asomado al mar sin orillas que es Internet y tras pedir alguna información, he elegido el siguiente título: “Ande o no ande, hojalata grande”. Se trata de un comentario crítico y una referencia a un anterior artículo condenatorio.

Por lo que he podido advertir, ambos escritos rechazan de plano esta clase de monumentos y en espacial este. No es el momento de traer a colación sus argumentos y sus razones. Solamente recojo una frase que según uno de ellos, escribió Víctor Hugo, en Pamplona, hace ciento cincuenta años. Esta es la cita hugoneana: “Cuidado que lo feo es feo, aunque tenga pretensión de ser bonito”.  Nada añado por mi parte. 

Foto tomada por mi

Únicamente ofrezco la descripción que el segundo hace: "Este monumento, está entre la representación del hombre de hojalata del El Mago de Oz (magnífica película, por cierto), y el homenaje a las soldaduras del Guggenheim. El monumento se titula “El vuelo”.

MÍSTICA HOJALATERA

Quisiera ahora, fijándome en la fotografía que he tomado esta mañana cuando pasaba a su lado, ofrecer mi sencillo comentario. Y aunque la fotografía no es buena, sirve para lo que pretendo decir.


No entro en valorar la obra desde el punto de vista artístico. Sólo extraigo una lección desde una apreciación humana, rápida y positiva. Para mi, la figura grande es como el hombre maduro y hecho; la figura pequeña, es como el joven al que se le abre la vida. Pero ambos, mirando a lo alto, pensando en la trascendencia. Pisando la tierra, mirando al cielo. Con los pies en el suelo y con los ojos en el cielo. Esa es nuestra misión de criaturas, de seres llamados a la felicidad eterna. Así lo he querido ver y así lo he plasmado en este escrito.

Al ver estas figuras de hojalata, me ha venido a la cabeza aquel pensamiento de la mística hojalatera, que a continuación transcribo: “La mística hojalatera, por irrealista, es enemiga de la unidad de vida y siempre contraria a la voluntad de Dios. Al transportarnos a una pseudo-realidad, esa loca de la casa que es la imaginación impide que nos atengamos al presente, permitiendo que se instale el pesimismo y el desaliento, el desamor por nosotros mismos. Contra ella previno San Josemaría, siempre con el corazón en el cielo y los pies bien asentados en la tierra”.

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