martes, 26 de julio de 2011

DIA 26 DE JULIO DE 2011

Puente de Cuatrovientos
Había salido de casa sin rumbo fijo. A penas había andado doscientos metros, cuando vi que a lo lejos caminaba, a paso lento, Álvaro. Álvaro es un feligrés asiduo a mi Misa de las diez. Con él hablo muchas veces por la calle. Aligeré el ritmo y le dí alcance cuando esperaba que se pusiera verde un semáforo.

Después de saludarnos, me dijo que, como todos los días, había comenzado el paseo, tan beneficioso para todos y en especial para nosotros los diabéticos. Álvaro es diabético desde hace varios años.


En seguida, me advirtió que pensaba llegar hasta Cuatrovientos y desde allí regresar a casa. Le dije que, si no le importaba, le acompañaría, pues yo también había salido a andar un poco. Asintió con la cabeza y, desde ese momento, fuimos juntos hacia Cuatrovientos. Llegamos comodamente. Y juntos volvimos de nuevo. Total hora y media "de anda que te anda" y hora y media de "darle a la lengua" en amigable conversación.

Dehesa de Cubillas de Duero
El mayor desgaste, en cuanto a la lengua, lo hizo Álvaro. Le gusta hablar y además es buen conversador. Durante el trayecto, me habló de muchas cosas: de su mujer, del día de su boda, de sus hijos, de sus nietos, de toda su familia, y no sólo de los que viven sino también de los que ya murieron.

Repasó todos los puestos por los que pasó en el trabajo, desde que llegó de Castro-Nuño, ayuntamiento de la provincia de Valladolid, o para mejor decir, de la dehesa de Cubillas de Duero a la Vieja Iruña.

Cuando llevábamos hecho casi la mitad del recorrido, pasamos por la Carbonilla, escuelas donde comenzó el Colegio Irabia, allá por la década de los sesenta. Donde, por cierto, conecté por primera vez con Irabia, aunque en realidad no comencé a trabajar en Irabia hasta que se inauguraron los nuevos edificios en la Morea, terrenos de Burlada, el año 1968.

Al rato, sonó mi agenda electrónica. Eran las doce y me avisaba la hora del Ángelus. Paré el artilugio e invité a Álvaro, a saludar a la Virgen María. Me acompañó con total normalidad. Y me confesó: "Antes lo rezaba todos los días".

Seguimos nuestro paseo, andando y hablando. A cada tema que salía en la conversación, casi siempre relacionado con la vida de mi acompañante, Álvaro lo aderezaba con detalles enriquecedores.

Pasó el tiempo. Casi hora y media. Nos despedimos. Una vez más, las campanas de la Iglesia de Santa Teresa, llamaban a la Misa. Era la fiesta Santiago Apóstol, Patrono de España.

PICA AQUÍ 

http://www.opusdei.es/art.php?p=28215

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita manera de recordar buenas costumbres.
Estoy segura que el paseo de ayer no se le olvidará ni a su acompañante ni a Vd. Lo intuyo.

Anónimo dijo...

Qué pena que la gente no se pare a leer un poco más estos blog de sabiduria.
PICA AQUI. qué buena manera de decirnos que la enfermedad de la libertad es el libertinaje. Gracias a los dos.

ester dijo...

Le sugiero que le haga llegar a Álvaro su escrito

Mercedes dijo...

MUY INTERESANTE
Lo de alvaro me ha gustado ya que es un señor muy agradable
que bueno son esos paseos con un sacerdote ya que puedes comentar las cosas con toda la tranquilidad
Yo cuando he paseado alguna vez me ha salido bien el comentario
ya que siempre sacamos algo bueno
espero el mensaje de mañana
su feligresa meme