DÍA 22 DE AGOSTO DE 2011

UN HOMBRE BUENO Y GENEROSO.

SOLO DIOS BASTA

Todavía hay hombres buenos entre nosotros. A veces, manifiestan su bondad en actos sencillos, pequeños, pero llenos de generosidad. En otras ocasiones, las más, su bondad y buen hacer, pasan desapercibidos, ocultos, encerrados en lo secreto, en el lugar que Dios ve y premia.

Ayer llegó a la sacristía uno de esos hombres buenos; uno de esos hombres que viven su fe en espíritu y en verdad. Llegó, un poco fatigado, cuando yo, revestido de los ornamentos sagrados, me disponía a celebrar la Misa de once y media.

Su caminar era lento, pausado. Se poyaba en un bastón cogido por su mano derecha. En la izquierda, llevaba una pequeña bolsa de plástico color marrón. Me saludó cortesmente y me dijo: "Este es el libro del que le hablé y que ahora quiero regalarle. Y, como es un poco viejo y usado, le he rociado con un colonia, para que huela bien".

Sin otras palabras, depositó su bolsa en mis manos, con gesto de emoción, a la vez que me decía: "Es tan pequeña la letra que ya no puedo leerla". Tomé la bolsa, la deposité en la mesa de la sacristía, le di las gracias y con olor agradable a colonia, salí al altar; eran las once y media y me gusta ser puntual.

Hoy he abierto la bolsa. Envuelto en papel de periódico estaba un libro. Se trata de las obras completas de San Teresa de Jesús. Es una edición preparada por la BAC y editada el año 1962. La introducción general, una extensa cronología de Santa Teresa y notas, están hechas por Efren de la Madre de Dios y Otger Steggink.

Abrí el libro. En efecto, la letra es pequeña; las páginas muy llenas de texto, sin ilustraciones, lo que hace que sea difícil su lectura para un hombre, que como del que estoy hablando, pasa de los ochenta años.

El ya no puede leer a la Mística Castella, la leyó años atrás. Ahora vive de sus consejos y sentencias. Y como, según dice él, se le va acercando la muerte, ha querido ofrecer este gran libro a la Parroquia de Santa Teresa. Espero que sea útil y eficaz este regalo para esta Parroquia.

Antes de terminar, dejadme dejar aquí en el blog de hoy, las palabras de la Santa, que leía esta mañana en el himno de la hora intermedia: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta".

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