martes, 23 de agosto de 2011

DÍA 23 DE AGOSTO DE 2011


UNA BUENA ORACIÓN: AQUÍ ESTÁ JUAN, EL LECHERO

Todos los días del año, ya sea invierno, ya verano; sea otoño o primavera, a las nueve, comienzo mi rato de oración de la mañana. Me suelo colocar en el tercer banco de una de las filas del centro. A muy pocos metros de donde me encuentro, está el Sagrario, y dentro, esperando nuestras visitas, el Señor, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.

Una luz sobre el Sagrario, ayuda a volver a Él los ojos y el pensamiento. A la izquierda del Sagrario, una lámpara encendida. El retablo con la Patrona Santa Teresa y a sus lados el Corazón de Jesús y de María, completan el paisaje.

En la Iglesia, durante este tiempo, estoy solo. Casi solo, porque de en vez en cuando oigo ruidos, se abre la puerta, señal de que alguien ha entrado. Pasan pocos minutos y vuelvo a oír los mismos ruidos y pasos que me avisan de que se van.

Casi nunca miro para atrás. Algún día sí que lo he hecho. Y he comprobado que unas buenas personas, todos los días o casi todos, entran en la Iglesia a saludar al Señor o quizás a poner junto al Sagrario las actividades del día que comienzan.

Y casi todos los días me viene a la cabeza, la historia de Juan el lechero, ocurrida en la iglesia del Patronato de Santa Isabel.

 

Juan repartía sus cántaras por el barrio, con un carro de mano. Don Josemaría, desde el confesonario, oía, siempre a la misma hora, un ruido que resonaba en el silencio de la mañana. Hasta que un día salió a ver qué pasaba. Y encontró a Juan, con sus cántaras, en la puerta de la iglesia. Entraba un momento y decía: –Jesús, aquí está Juan, el lechero.

 

El Fundador del Opus Dei se pasó el día diciendo esta jaculatoria: –Señor, aquí está este desgraciado, este sacerdote desgraciado, que no te sabe amar como Juan el lechero. Se había conmovido mucho. La actitud de aquel hombre del pueblo era una manera preciosa de hacer oración. Y aprendía de él, y empleaba la historia de Juan el lechero, para que las personas que trataba aprendieran, también, a acercarse a la oración con esa naturalidad y confianza.

Vamos todos a procurar aprender de estas buenas gentes a llegar a la oración con naturalidad y confianza, y decirle al Señor: Jesús, aquí está Juan, el lechero.


PINCHA AQUÍ

 

 http://www.youtube.com/watch?v=8Rl5map6Jcs


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito relato. Sugiero a sus lectores recen conmigo todos los días para que después de la JMJ surjan muchos "Juanes" lechero, carpintero, panadero... que vayan a rezar al Señor con la misma devoción que Juan el lechero.

Mercedes dijo...

Que bonito comentario lo del lecherole puedo decir quelo he leido en un libro de San Josemaria
comentare a mis amigoa esto
muy bien D Josemaria
su feligresa meme

ononimo dijo...

Muy bien los comentarios

come gusta lo de sus ratos de oracion en la paroquia
le pido oraciones muy intensas por unas intenciones mias gracias