jueves, 25 de agosto de 2011

DÍA 25 DE AGOSTO DE 2011



AL COMENZAR EL DÍA

Todas las mañanas, lo primero que hago al salir a la calle, es hacer la señal de la cruz. Es una buena forma de empezar los afanes del día, a veces suaves pero en otras ocasiones duros y difíciles.
Hoy, precisamente, cuando avanzaba hacia la Iglesia, me venían a la memoria aquellos versos de Santa Teresa de Jesús: “¡Ay que larga es esta vida! / ¡qué duros estos destierros! / ¡esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, / que me muero porque no muero”.
Y es que, en verdad, a veces la vida se hace cuesta arriba, costosa, dura. Y en ocasiones, hasta se nos antoja insuperable.
Con estas ideas revoloteando sobre mi cabeza, comencé la oración. Hoy había escogido, para hablar con el Señor, las palabras que dirigió Benedicto XVI en la Santa Misa a los seminaristas en la Catedral de la Almudena.
Me fijé en este párrafo: “Meditad bien este misterio de la Iglesia, viviendo los años de vuestra formación con profunda alegría, en actitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidad evangélica, así como en amorosa relación con el tiempo y las personas en medio de las que vivís. Nadie elige el contexto ni a los destinatarios de su misión. Cada época tiene sus problemas, pero Dios da en cada tiempo la gracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor y realismo. Por eso, en cualquier circunstancia en la que se halle, y por dura que esta sea, el sacerdote ha de fructificar en toda clase de obras buenas, guardando para ello siempre vivas en su interior las palabras del día de su Ordenación, aquellas con las que se le exhortaba a configurar su vida con el misterio de la cruz del Señor”.
Es decir, que cada época tiene sus problemas, cada año su trabajo, cada día su quehacer, pero también es verdad que Dios da a cada tiempo su gracia, a cada dificultad su solución, a cada día su amor.
Por eso, en cualquier circunstancia en la que nos hallemos, por dura que sea, por intrincada que parezca, dispondremos también de la gracia de Dios.
Escribió San Agustín: “Dios no manda imposibles, sino que al mandar avisa que hagas lo que puedas y pidas lo que no puedas y ayuda para que puedas”.
Pues, manos a la obra, empecemos cada mañana, a gastar el día, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

PINCHA AQUÍ

http://www.youtube.com/watch?v=jvQgGKZq1Ps

2 comentarios:

Mercedes dijo...

Que bien D Josemaria el comentario de Santa Teresa. Le prometo decirlo yo en algun momento de silencio delante del Sagrario .
Hoy no le quiero cansar mas .
su feligresa meme

joseluis dijo...

Jose Luis
Le prometo decir a mis amigos que mire su pagina merece la pena. gracias