viernes, 26 de agosto de 2011

DÍA 26 DE AGOSTO DE 2011

DISTINTO…, IDÉNTICO
 
Algo distinto percibí hoy, cuando salí a la calle. Un fuerte viento movía las ramas de los árboles, produciendo un ruido especial, que a mí, por cierto, me encanta. En el suelo se podían ver pequeños charcos de agua y revolotear las primeras hojas otoñales. Las gentes llevaban abiertos sus paraguas y caminaban despacio. Hasta las palomas que otros mañanas, a estas horas, buscaban alimento por el suelo, hoy brillaban por su ausencia. Todo era distinto esta mañana.
Sólo algo permanecía idéntico para mí: la presencia del Dios bueno “que –según dice el Evangelio- hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”. Y con este piadoso pensamiento, entré en el templo a hacer la oración de la mañana.
También el templo presentaba un aspecto diferente: más obscuridad que otros días, más silencio, más recogimiento. Así que avanzando por la parte izquierda encendí uno de los focos centrales de la Iglesia, me acerqué al Sagrario, saludé al Señor y encendí la luz que anuncia su existencia. Me senté en el banco y comencé la oración.
Tomé como ayuda las palabras que dirigió el Papa, Benedicto XVI, en la vigilia de oración a los jóvenes. Me detuve en este párrafo: “Si, queridos amigos, Dios nos ama. Esta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. No somos fruto de la casualidad o la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de amor de Dios. Permanecer en su amor significa entonces vivir arraigados en la fe, porque la fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino una relación intima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios”.
Y de este párrafo, elegí estas palabras: “Si, queridos amigos, Dios nos ama. Esta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás”. Dios nos ama. Esto es lo esencial. Todo lo demás es accesorio. Qué más da que el día aparezca soleado o con nubarrones; que haga viento o no lo haga; que abunde el agua o haya sequía; que las hojas brillen en los árboles o rueden por el suelo. Lo importante es saber y vivir esta verdad: Dios nos ama.
Me venían a la cabeza estas palabras de San Josemaría: “Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado. Y está como un Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando (…). (Camino, nº 267)
Algo distinto, lo accidental; lo esencial, idéntico.

PINCHA AQUÍ

http://www.youtube.com/watch?v=3EZa675KG4U

3 comentarios:

Marta dijo...

Es tan bello el relato que sólo puedo repetir
"DIOS NOS AMA, DIOS ME AMA"

Anónimo dijo...

Hoy necesitaba escuchar de nuevo "Dios me ama, lo demás no importa"
Una oración

Mercedes dijo...

Que boitos relatos Tengo bien en el recuerdo ese dia de la lluvia .
Me toco a mi tambien pero
Me quedo con los comentarios
para meditar
Gracias por su ayuda
su feligresa meme