martes, 30 de agosto de 2011

DÍA 30 DE AGOSTO DE 2011


TIEMPO PARA LEER LA BIBLIA

Hay aquí, junto a la Parroquia de Santa Teresa de Jesús, un pequeño bar, de los conocidos como bares de barrio. En verano, tiene colocadas en la calle, muy cerca del pórtico del templo, unas cuantas mesas y sillas, donde los clientes toman sus bebidas, charlan amigablemente, y los fumadores, queman sus cigarros. También he visto que alguno de esos clientes, aprovecha esos espacios para leer el periódico.

Es el caso de lo que he observado hoy. Cuando subía los tres escalones del pórtico de la Iglesia, me he fijado que un cliente, a pesar de ser sólo las nueve de la mañana, estaba tomándose su pequeño café y leyendo pacíficamente la prensa. Y aunque no acerté a distinguir que tenía ente sus manos, sospecho que sería uno de los periódicos que se publican a diario en la ciudad.

Este sencillo hecho, me da ocasión hoy para escribir alguna cosa sobre la lectura. Lectura, no sólo de la prensa diaria, hecha de forma rápida y casi irreflexiva, sino, sobre todo, de la lectura pausada y reflexiva de libros “con fuste, mensaje y contenido”.

Y a este propósito, me acordé de las palabras que pronunció Benedicto XVI en la audiencia general del pasado 3 de agosto, en Castelgandolfo. Transcribo a continuación algunos párrafos de esta audiencia:

“Cuando tenemos un momento de pausa en nuestras actividades -decía el Papa-, de modo especial durante las vacaciones, a menudo tomamos en las manos un libro que deseamos leer. (…). Naturalmente, muchos de estos libros de lectura, que tomamos en las manos en las vacaciones, son por lo general de evasión, y esto es normal”.

“Por eso, quiero haceros una propuesta: ¿por qué no descubrir algunos libros de la Biblia que normalmente no se conocen, o de los que hemos escuchado algún pasaje durante la liturgia, pero que nunca hemos leído por entero?”

“Queridos amigos, hoy quiero sugerir que tengáis a mano, durante el período estival o en los momentos de pausa, la sagrada Biblia, para gustarla de modo nuevo, leyendo de corrido algunos de sus libros, los menos conocidos y también los más conocidos, como los Evangelios, pero en una lectura continuada. Si se hace así, los momentos de distensión pueden convertirse no sólo en enriquecimiento cultural, sino también en alimento del espíritu, capaz de alimentar el conocimiento de Dios y el diálogo con él, la oración”.

“Esta parece ser una hermosa ocupación para las vacaciones: tomar un libro de la Biblia, para encontrar así un poco de distensión y, al mismo tiempo, entrar en el gran espacio de la Palabra de Dios y profundizar nuestro contacto con el Eterno, precisamente como finalidad del tiempo libre que el Señor nos da”.

“No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios”.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo leyendo su blog. Cada día nueva sorpresa.
Algunas veces tenemos ratos vacios que efectivamente se pueden llenar con la lectura.
Ánimo en su tarea de escribir, nosotros en leer, y nunca mejor dicho. Cada día reflexionamos con Vd un tema y viene bien.

marta dijo...

Muy bien por sus escritos y por el PINCHA AQUÏ