miércoles, 31 de agosto de 2011

DÍA 31 DE AGOSTO DE 2011


"EN PEQUEÑOS DETALLES"

Lo que voy a escribir me ocurrió ayer, treinta de agosto. Eran las siete y cuarto de la tarde. Estaba yo leyendo atentamente el correo electrónico del día, cuando suena el timbre de la puerta del despacho. Salgo con rapidez y me encuentro con un joven, alto, fuerte, bien parecido, aunque digámoslo también, vestido de faena: pantalones manchados de pintura, camisa tostada por el sol y pelo alborotado.

Me saludó amablemente. Correspondí con la misma amabildiad. Sin otras palabras, me dijo a qué venía. Sencillamente venía a recoger una partida de bautismo para casarse, partida que había pedido por la mañana, en mi ausencia. Le hice pasar al despacho, le ofrecí asiento que aceptó y comenzamos a hablar.

De entrada, me pareció un chico abierto, sencillo, amable. Ojalá acierte. Le pregunté dónde vivía ahora, pues sabía que había nacido en esta Parroquia, ya que poco antes había hecho la partida, que metida en un sobre, estaba sobre la mesa. Me dijo que en un barrio de Pamplona; me dijo también donde reside su novia, donde estaban haciendo el expediente mantrimonial y donde se van a casar. Lo que digo, me pareció un chico abierto, simpático amable.

A continuación, le informé sobre algunos detalles concretos sobre la partida que me había pedido y le deseé un matrimonio feliz, a lo que asiento con la cabeza. Hablamos de alguna cosa más. Le dí la partida metida en un sobre con el membrete de la Parroquia y con su nombre. Se levantó con agilidad, se dirigió a la puerta, la abrió y con un escueto adiós, se fue. Hasta aquí, todo bien.

Pero el final me dejó un mal sabor de boca. ¿Y por qué? Pues por que le faltó el detalle de preguntar: ¿Cuanto tengo que darle por la partida? Le hubiera dicho que nada, pero no me dio opción. No tuvo ese pequeño detalle.

Mientras cerraba la puerta, le encomendé y pedí al Ángel de la Guarda que nos enseñe a todos a cuidar los detalles. Y no sólo los detalles relacionados en el trato con los demás, sino también los detalles en el trabajo, en la oración, en la mortificación, en el apostolado, en todo. He aquí dos citas, en las que se nos recuerda la necesidad de cuidar los detalles:

"San Josemaría siempre predicó la importancia del trabajo honesto, hecho con la mayor perfección posible y cuidando los pequeños detalles como el medio por excelencia del cristiano común y corriente para alcanzar la santidad. Para San Josemaría no importaba si se araba un camino, se jugaba al futbol de modo profesional o se llevaba una misión diplomática. En todas estas actividades veía una oportunidad para contemplar a Dios constantemente, haciendo todo por amor a Él".

"La mortificación es la sal de nuestra vida. Y la mejor mortificación es la que combate —en pequeños detalles, durante todo el día—, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida. Mortificaciones que no mortifiquen a los demás, que nos vuelvan más delicados, más comprensivos, más abiertos a todos. Tú no serás mortificado si eres susceptible, si estás pendiente sólo de tus egoísmos, si avasallas a los otros, si no sabes privarte de lo superfluo y, a veces, de lo necesario; si te entristeces, cuando las cosas no salen según las habías previsto. En cambio, eres mortificado si sabes hacerte todo para todos, para ganar a todos".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por enseñarnos a través de este ejemplo a ser agradecidos.
Y muchas gracias por lo que nos enseña cada día.

marta dijo...

No estaría nada mal que nos citase pequeñas mortificaciones para que durante el día y a través de ellas demos gracias a Dios por tantos beneficios.

Mercedes dijo...

Muy bonito comentariolo del joven se conoce que tenia mucha prisa
Rezaremos por todos nosotros
PARA CUANDO TENGAMOS QUE HACERALGUNA COSA SEPAMOS SER AGRADECIDOS
Muchas gracias por sus consejos
su feligresa meme

joseluis dijo...

Me estoy aficionando a sus comentarios
Le dire que yo trabajo mucho y me doy cuenta de que tengo que parar un poco y pasas a saludarle un dia y hablar con usted
un saludo