viernes, 23 de septiembre de 2011


DÍA 23 DE SEPTIEMBRE DE 2011



DOS DÍAS EN LA CLÍNICA UBARMIN

 
Parece que han pasado días y días y total fue anteayer, cuando operaron a Mercedes, en la Clínica de Ubarmin (Navarra). Anteayer, fiesta de San Mateo, Apóstol y Evangelista y cincuenta aniversario de la coronación de la Virgen del Brezo (Palencia).


Amaneció un día lleno de sol y de claridad. Un auténtico día de fin de verano y próximo ya al otoño que se acerca a pasos agigantados y nos pisa los talones.

Eran las ocho y media de la mañana, cuando le bajaron al quirófano. Estaban con ella, Esther y Luis. El Doctor Alfaro fue el operador. La espera se hizo larga. Eran casi las once de la mañana cuando –según me dijeron- le subieron a planta. Le asignaron la habitación 304. Una habitación de dos camas, una de ellas sin ocupar, con vistas al pueblo más cercano, llamado Elcano. Bonito sitio, tranquilo, sano y ecológico.

A lo largo del día, fuimos pasando distintas personas por su habitación, además de los médicos y las enfermeras, entre ellas Tere Erburu, primero y durante más tiempo, Esther, Luis, Javier; a medio día, Teo y yo; y por la tarde, José Mari que le obsequió con una rica caja de bombones; también recibió un hermoso ramo de flores rojas de las amigas del Centro.

Pasó la mayoría del día, un tanto adormilada, todavía con los efectos de la operación, y además, sin comer y con algunas molestias. Y aunque le prometieron que la llevarían un poco de comida alrdedor de las cuatro, hasta pasada media tarde no le llevaron nada.

La noche le acompañó Esther. Durmieron, según cuentan, a ratos, sobre todo a partir de las tres de la mañana. Y ayudada por la medicación y por el paso del tiempo, que a veces lo arregla todo, se fue estableciendo la normalidad.

Al día siguiente, Luis allí de nuevo, a las once más o menos, poco después de irse Esther, le dieron el alta. El médico Dr. Alfaro, le comentó una serie de recomendaciones a seguir, y le entregó además normas precisas, y la medicación a tomar.

Me avisaron por teléfono para que fuera a recogerles. A la puerta de la Clínica, donde me esperaban, me presenté con el coche a los quince minutos. Ayudada por Luis subió al coche con agilidad y con ánimo jubiloso. A las doce, estábamos los tres en Orvina, y como es nuestra costumbre rezamos el Angelus.

Enseguida comenzó a moverse, a arreglar sus cosas, a atender las llamadas telefónicas, a organizar su vida. Y como tenía sueño se acostó un rato, pero al llegar Teo, se levantó para seguir haciendo cosas.

Yo me senté frente al ordenador y comencé a escribir este escrito para el blog de hoy. Ahora a esperar que pasen quince días, “de mili”, según dice Mercedes y que pronto llegue la normalidad.


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http://www.youtube.com/watch?v=ksEIg2yABZM


1 comentario:

Marta dijo...

Me alegro que todo haya ido bien. Y a Mercedes le recomiendo paciencia, más paciencia, la que el otro día nos explicaba Don José María, una por lo desaparecido y la otra por los... no sé cómo llamarlo... Paciencia y a ofrecerlo