DÍA 5 DE ENERO DE 2012
"UNA MADRE SIEMPRE SALE AL QUITE" (V)
Seguro que tú, como yo, habrás tenido la experiencia de comprobar como la madre siempre sale al quite de sus hijos. Aunque ocurre, que cuando tenemos cerca a la madre, nos parece la cosa más natural. Más tarde, al paso del tiempo, y sobre todo cuando la perdemos, somos más consciente de esta realidad.
"Aquel día desayuné más contento que nunca. Y me di cuenta que una madre siempre observa y, sobre todo, siempre sale al quite. Y es que –más tarde me enteré- mi madre, desde el ventanillo del hornillo, había observado todo: había visto cómo entraba yo en el huerto, cómo miraba las flores, cómo me había alertado de la presencia de la gallina, cómo en un momento había cogido una piedra, cómo la lancé y cómo la gallina había caído redonda al suelo ante mi exacta puntería.
Seguí desayunando. A la vez, relaté de nuevo la hazaña a mi padre que acaba de aparecer en la cocina. Antes de tomar las últimas rebanadas de pan untadas en chocolate, ya había vuelto mi madre de comunicar al Boticario la triste desgracia de la gallina muerta. Pronto me percaté que venía contenta. El Boticario, no sólo no se había molestado por el trágico accidente, sino que además le había dicho a mi madre, que si le apetecía podía cocer la gallina, sacar un buen caldo y comer su carne guisada. Cuando oí esta explicación, se me ensanchó el alma y mi espíritu se llenó de alegría. Me volvieron los colores a la cara y a mis labios un par de besos que deposité en el rostro de mis padres.
Más tarde, lleno de paz y de contento, puse en el lugar del siniestro, una señal de madera y una pequeña flor. Cada vez que he recordado este sencillo hecho, mientras vivió mi madre en la tierra, la veía asomándose por la pequeña ventana del hornillo de mi casa. Y desde que murió y vive en la otra orilla de la existencia, la contemplo con gozo y paz, asomándose por las ventanas del cielo y saliendo siempre al quite de mis pasos".
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http://www.youtube.com/watch?v=8l1ATu3wEcA
Seguro que tú, como yo, habrás tenido la experiencia de comprobar como la madre siempre sale al quite de sus hijos. Aunque ocurre, que cuando tenemos cerca a la madre, nos parece la cosa más natural. Más tarde, al paso del tiempo, y sobre todo cuando la perdemos, somos más consciente de esta realidad.
"Aquel día desayuné más contento que nunca. Y me di cuenta que una madre siempre observa y, sobre todo, siempre sale al quite. Y es que –más tarde me enteré- mi madre, desde el ventanillo del hornillo, había observado todo: había visto cómo entraba yo en el huerto, cómo miraba las flores, cómo me había alertado de la presencia de la gallina, cómo en un momento había cogido una piedra, cómo la lancé y cómo la gallina había caído redonda al suelo ante mi exacta puntería.
Seguí desayunando. A la vez, relaté de nuevo la hazaña a mi padre que acaba de aparecer en la cocina. Antes de tomar las últimas rebanadas de pan untadas en chocolate, ya había vuelto mi madre de comunicar al Boticario la triste desgracia de la gallina muerta. Pronto me percaté que venía contenta. El Boticario, no sólo no se había molestado por el trágico accidente, sino que además le había dicho a mi madre, que si le apetecía podía cocer la gallina, sacar un buen caldo y comer su carne guisada. Cuando oí esta explicación, se me ensanchó el alma y mi espíritu se llenó de alegría. Me volvieron los colores a la cara y a mis labios un par de besos que deposité en el rostro de mis padres.
Más tarde, lleno de paz y de contento, puse en el lugar del siniestro, una señal de madera y una pequeña flor. Cada vez que he recordado este sencillo hecho, mientras vivió mi madre en la tierra, la veía asomándose por la pequeña ventana del hornillo de mi casa. Y desde que murió y vive en la otra orilla de la existencia, la contemplo con gozo y paz, asomándose por las ventanas del cielo y saliendo siempre al quite de mis pasos".
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