A COCHE VIEJO,
AVERÍAS POR DOQUIER
Una vez más tuve que acudir al taller. Ahora
era la radio que no encendía. Aproveché que no tenía que celebrar la
Misa de las diez y, ni corto ni perezoso, saqué el coche del
garaje donde pasa las noches y lo llevé al taller.
Le expliqué al técnico, en pocas palabras, el
asunto que me traía por allí. Me dijo que volviera a la media hora o un poco
más; que enseguida lo iba a arreglar.
Tardé una hora. Cuando
llegué le pregunté al técnico; en dos palabras me explicó la
avería. Se trataba de lo siguiente: se había fundido un fusible.
Me entregó la llave del coche. Le pregunté cuanto era el importe del arreglo. Me dijo que nada, que era un regalo de la casa. Le di las gracias y me dirigí hasta el coche.
No lo abrí. Sólo advertí el lugar dónde
estaba. Iría más tarde a comprobar el arreglo. Cuando estoy escribiendo esto, todavía no he ido. Lo haré de inmediato.
Mañana, si procede os contaré el resultado.
De momento a esperar. A espera y que no salga otra gotera por algún lado. Porque
ya se sabe: “a perro flaco todas son pulgas” o lo que es lo mismo: “a coche
viejo averías por doquier”.
PARA ESCUCHAR
1 comentario:
ESPERO QUE MAÑANA ESTE TODO SOLUCIONADO Y BIEN
EN LA VIDA PASA DE TODO Y CUANDO PASAN LOS AÑOS LLEGAN LAS GOTERAS
ESPEREMOS QUE PUEDA SALIR EL SOL EN LOS ACHAQUE DEL COCHE
SU FELIGRESA
MEME
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