viernes, 30 de junio de 2017

madera de santo

No basta tener madera de santo.


lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
DESPUÉS DE DOS AÑOS



Vuelvo. No me ido. 
Sólo me he escondido unos días. 
He estado dando vueltas a la noria. 
Y aquí estoy otra vez. 
Vuelvo de nuevo.






sábado, 27 de agosto de 2016

ORACIÓN A SANTA MÓNICA

Gloriosa Santa Mónica, modelo de madres. Tu vida la admiramos en los vaivenes de tu hogar y sobre todo, siguiendo a tu hijo Agustín. Supiste atraer a tu esposo hacia Dios e igualmente a aquel hijo que había perdido la fe. Le seguías llamándole, orando, llorando... Consíguenos que comprendamos el papel sagrado de las madres y su influencia en el hogar. Confiamos nuestra familia a tu protección.

miércoles, 4 de marzo de 2015

VIEJOS ESCRTOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
El taller en cuestión tenía unos portales de madera vieja en la que aparecían de forma destacada muchos herrajes. Uno de los jóvenes dio tres aldabonazos con gran fuerza.
Al poco rato, apareció el hombre del calzón verde y blusa negra que se había adelantado de nosotros en un negro caballo de raza árabe. Saludó a los jóvenes con palabras amables y a mi me miró con ojos complacidos. Enseguida ordenó la forma de trasladarse del carro al interior del taller. Para ello, volvieron a utilizar el tablón de madera sujeto a seis ruedas. La operación de descargue fue similar a la de cargue. Todo salió con exquisita perfección. Se ve que aquellas personas además de habilidad tenían una gran experiencia en estas cosas.

Situado otra vez sobre el tablero colocado sobre ruedas y tirado de la manilla por los jóvenes me fueron introduciendo hasta el salón amplio. El salón era rectangular. estaba lleno de cosas: tallas terminadas, otras a medio hacer; troncos en el suelo, muchas herramientas pequeñas colgadas en otra pared; algunos bancos de carpintería y por el suelo virutas y trozos de madera. En un rincón había un furgón, es esos momentos, apagado. Junto a él varios badiles y un fuelle para dar aire.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=qSrwEVqzyvk

martes, 3 de marzo de 2015

VIEJOS ESCRITOS



Y ME HABLÓ LA MADERA...

Así fuimos caminando durante un tiempo, hasta que llegáramos a la entrada de la ciudad. La calle por donde cruzamos estaba llena de gentes. Unos albergaban las paredes de las fachadas de sus casas; otros limpiaban la calle de restos de basuras. algunas mujeres colgaban en las ventanas adornos, al día siguiente iba a pasar por allí la Procesión del Corpus y querían tener todo a punto. 

Tal vez por eso, cuando el carro en el que yo iba cruzó por aquella calle, las personas mayores nos miraban con cierta extrañeza y hasta con rechazo. Quizás pensaban que la limpieza que ellos procuraban se iría al traste con nuestro paso.

Procuramos pasar con la mayor rapidez que pudimos por aquella calle. Al fondo de la misma, giramos a la izquierda y nos metimos por la que se encontraban los talleres de imágenes, a uno de los cuales nos dirigíamos.
PARA ESCUCHAR

lunes, 2 de marzo de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA ...

Al fin, a la voz de arre, los bueyes, animales obedientes, a una voz conocida comenzaron a andar. 
Las ruedas chirriaron en un primer momento, pero enseguida desapareció aquel ruido y sólo se oía la voz de mi amo que desde su casa, me decía: hasta siempre, hasta siempre.
Yo no pude decir nada, pero internamente pensé que quizás algún día volveríamos a vernos.

El pisar de los bueyes se oía claramente. Los jóvenes que caminaban detrás comenzaron a cantar. A duras penas entendí la letra, porque seguía conmovido, aunque si recuerdo que uno de los jóvenes el más alto cantaba: el aire cruza los montes/ las emociones el alma/ olores lloran las flores/ y los ojos lloran lágrimas.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=3yuTYg58MCw

domingo, 1 de marzo de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA ...

Así lo hicieron los jóvenes y el resultado fue todo un éxito. Plataforma y tronco y los dos jóvenes estaban arriba en el carro; otros dos abajo sujetando los bueyes, el hombre del calzón verde hablando con mi amo y yo tranquilo, sereno, contento.
Antes de arrancar de aquel lugar carro y caballeros, mi amo se llegó hasta mí, pasó su mano por encima de mi superficie y dijo en voz baja: Adiós, que seas útil y que te miren muchos ojos a lo largo de los siglos. Yo es posible que sea la última vez que te mire. Aunque quien sabe las vueltas que pueden dar las cosas.

A lo que yo respondí: hasta siempre o hasta que la providencia nos depare un nuevo encuentro. De los ojos de mi amo cayeron dos lágrimas. Yo también lloré para adentro.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=xpRvnBS98IE

sábado, 28 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA...
A continuación con cuatro maromas gordas, pero suaves, me rodearon quedando yo fijo, inamovible, pero sereno.
A continuación, ambos jóvenes tiraron de la manilla y toda mi existencia, iba sobre ruedas, Llegó hasta la salida de aquel amplio almacén. Allí en la calle, nos esperaban otros dos jóvenes y un viejo carro de madera al que estaban uncidos unos bueyes, al parecer entrados en años.

Al llegar a este lugar, otra vez el hombre del calzón verde y blusa negra comenzó a dar órdenes: Arrimad el caro a aquel promontorio, ponedlo hacia a tras de suerte que la base del carro llegue hasta la parte alta del promontorio. Antes corred la plataforma hasta arriba del promontorio de suerte que con facilidad pueda correr la plataforma y el tronco hasta dentro del interior del carro.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=w9Bs0MTT7AE

viernes, 27 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA

Esta vez la espera fue corta. A los veinte minutos estaban allí, de nuevo, los dos jóvenes, el hombre del gabán verde y mi amo. Además traían una especie de transportador manual. 

Se trataba de un tablero ancho, plano y de cinco centímetros de espesor, colocado sobre ocho ruedas de tamaño pequeño. En la parte más estrecha sobresalía una manilla que servía para tirar de ella y poder así arrastrar con facilidad el peso que se pusiera sobre el tablero.

Enseguida me di cuenta que aquel mamotreto iba a ser mi silla gestatoria. En efecto, así fue. Los dos jóvenes siguiendo siempre las órdenes del hombres de calzón verde y blusa negra y bajo la atenta mirada de mi amo, gordinflón y sereno, consiguieron, con facilidad y sin molestarme lo más mínimo, pasarme del montón donde me hallaba a la plataforma en cuestión. 

Para ello se colocaron a mi vera, y sirviéndose de unos trozos de madera apropiados, casi sin esfuerzo rodaron mi voluminoso perímetro hasta llegar a la plataforma de madera. 
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=merNu7LS-vA

miércoles, 25 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
Hasta mi llegaron cuatro personas. Mi amo, feliz y sonriente; el hombre del calzón verde y blusa negra, que no dejaba de mover sus manos; y dos jóvenes que por su aspecto externo parecían alegres, contentos y llenos de fuerza. 
El hombre del calzón verde y blusa negra se dirigió a los dos jóvenes y les dijo: es éste. Y me señaló a mí. Y siguió: tratádmelo bien. No le hagáis daño. Procurad que no sufra. Sobre todo en el traslado, porque en su interior, estoy seguro, lleva una imagen fina y delicada.
Esta observación me llenó de alegría y me dio tranquilidad y ánimos. Sabía que iba a sufrir un nuevo traslado pero me consolaba que iba a ser realizado con delicadeza y esmero, lo que me llenaba de paz y de felicidad.

Y en esos momentos, comencé a sentir que algo hermoso iba a brotar de dentro de mí y me puse orgulloso. Cuando quise darme cuenta, los cuatro hombres habían desaparecido. 
Otra vez solo y a esperar...
PARA ESCUCHAR

martes, 24 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
A la mañana siguiente, lo primero que hice al levantarme, fue mirar al cielo y dar gracias por el nuevo día. 
Me gustaba asomarme a la ventana y dar gracias por el sol y el viento, por las gentes que cruzaban la calle, por los trabajadores, por los niños, por la alegría y por la esperanza; por todo, porque todo es bueno.

A las nueve ya estaba otra vez en el templo. Me preparé para “tratar de amistad” con quien sabía me esperaba. Y no tardó en golpear mis oídos la voz acostumbrada. 
Oí que me decía: “Como decíamos ayer..., al principio no sabia hacer otra cosa que hablarme a mi mismo. Así estuve varios días desde la última visita. Pasados las primeras emociones me tranquilicé. Y me exigí a mi mismo, tranquilidad, sosiego y dar tiempo al tiempo. 
Así pasé -no sé cuantos días- un tiempo no muy largo. Permanecí sosegado e inmóvil, tranquilo, esperando. Al fin, un día, de par de mañana, comencé a oír de nuevo voces. Primero lejanas, después más próximas y, finalmente, a dos pasos de donde yo estaba. 
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=ten-Z3B78aE

lunes, 23 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
Aprovechando este momento, tan lleno de emoción y de misterio, salí del templo y me fui a pasear un poco por las afueras del barrio. La tarde estaba templada. Una suave brisa procedente del sur movía las ramas más delgadas de los árboles. Algunos niños jugaban entre un montón de cartones. La circulación en aquellas horas era escasa y por el aire cruzaba un avión a mis ojos diminuto. Junto a mi cruzó un perro negro y peludo. Detrás casi rozándome pasó un chico montado en su bicicleta negra.
Aquel paseo pacificó mi alma. A la vez, aproveché para poner en orden las cosas que había oído no mucho antes, procedentes de la voz que venía escuchando en el templo intermitentemente. Y sobre todo, aproveché esos momentos de paz y de tranquilidad, para comprometerme a seguir la huella de aquella historia. Por eso deseaba tener más noticias sobre el tema.

Aquella noche soñé con árboles tiernos y con troncos robustos, con imágenes en potencia y santos venerados, con alegrías de gargantas débiles y ruegos de gentes arremolinadas. 
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=C_1-JSQIUyo

domingo, 22 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA

Al fin, cerraron el trato. No pude enterarme del precio, cosa que agradecí, pero sí advertí que unos y otros estaban contentos. Marcharon de allí, con cierta rapidez, quizás a celebrarlo a algún lugar cercano. Sólo se despidió de mí el señor del calzón verde y blusa negra. Se acercó hasta mí, me dio unos golpecitos con un pequeño martillo, después hizo sobre mí una marca con un objeto punzante y me dijo, bajito, como al oído: Hasta luego hermoso tronco. Y que sepas que aunque eres añejo y vetusto, yo seré tu creador. Te infundiré un nuevo rostro, te daré vida y te mirarán con devoción y piedad mucha gente. Espero que me lo agradezcas algún día y cuando cuentes estas cosas, que algún día las contarás, me recuerdes con cariño, me recuerdes como a un padre.
Yo no me ví en aquel momento, porque lleno de vergüenza cerré los ojos. Luego, con el tiempo, me dijo mi padre que me había puesto totalmente rojo. Lo que sí recuerdo es que por mi interior sentí como un suave cosquilleo que recorrió todo mi ser. Que quise decir algo, preguntar algo, incluso quise protestar enérgicamente, pero no pude hacerlo, un grueso nudo se me puso en la garganta. Quedé completamente mudo.

sábado, 21 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
- Nos gusta este tronco -y me miraban a mí- para nuestro objetivo. Queremos una talla hermosa, alta, fuerte, que represente a una mujer castellana, aguerrida, suelta, valiente, alegre, decía uno de los frailes. A lo que el compañero contestó: - De los troncos aquí amontonados, el que más me gusta es este -y volvía sus ojos a mí-. Tiene anchura, tiene largura y todo muestra que está en perfectas condiciones para poder empezar de inmediato.
A mi amo le brillaban los ojos y asentía con la cabeza a lo que comentaban los frailes. El de calzón verde y blusa negra no dejaba de mirarme. Parece como si me comiera con su mirada, como si quisiera apoderarse de mí, y a la vez como si por dentro de mi corteza y primera capa viera algo más.

viernes, 20 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
Después del rato en el que los cuatro señores arriban descritos, estuvieron hablando de fiestas y de ferias, de limosnas y de contribuciones, uno de ellos, el fraile más regordete, dijo: Vayamos al grano.
Al principio pensé que iba a tratar de compras de trigo, avena, cebada u otros cereales -porque mi amo también poseía grandes campos de estas semillas- pero enseguida me di cuenta que no; que de lo que trataban era de mi. De poner precio a mí ser, a mí existir: cuánto pedían los vendedores y cuánto estaban dispuestos a dar los compradores por mí.

Hablaban que necesitaban un tronco hermoso de pino para hacer una imagen de la nueva santa carmelitana: Teresa de Ávila. 
Y la necesitaban ya. Habían pasado 40 años desde que se fundara el convento de Carmelitas de Pamplona en que tanto empeño puso Teresa de Ahumada, aunque no le vio erigido. Era de justicia y caridad dedicar un altar de la capilla del convento a la nueva santa y para ello había que hacer una imagen. Se habían fijado en mí.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=Cs9PwqgoeJA

jueves, 19 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA

Yo había tenido ocasión de conocer, de oídas, a unos y a otros. Pero hasta este momento, todos habían pasado de largo. Quizás me habían echado una mirada, entre curiosa e interesada, pero nada más. Buenas palabras, pero hechos nada.

En esta ocasión, la cosa fue distinta. Llegaron tres personas de cierta edad en compañía del dueño de la serrería. Dos de ellos eran, por su aspescto externo, frailes. Uno espigado y el otro regordete. Llevaban hábito de estameña parda, cordones a la cintura y pies descalzos. El otro, vestía de distinta manera: calzón verde, blusa negra y un gorro de lana en la cabeza. Su aspecto era jovial. Tenía ojos negros, pelo castaño y barba espesa. Y con ellos, como digo, mi amo. Mi amo presumía de ser buen comedor y buen bebedor, pero sin pasarse. Y, sobre todo, buen conocedor de maderas. Le conocían como el “Cuentista”, no sé si por que realizaba muchos negocios y por lo tanto  tenía que realizar muchas cuentas o por que era muy dicharachero y parlanchín. Siempre vestía de pana y siempre también calzaba botas de cuero. Sus manos eran gordas, sus mofletes sonrosados y su nariz chata.
PARA ESCUCHAR

miércoles, 18 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
Y así fue como siguió el relato: 
“En la serrería donde yo descansaba, además de los trabajos de encargo que se hacían, en su mayor parte consistía en trocear troncos y preparar tablas de distintos tamaños y grosores, se distribuía madera en bruto para otros lugares. A veces, eran pequeños ebanistas o carpinteros quienes acudían allí en busca de madera; otras veces, eran carreteros que necesitaban material para hacer nuevos carros o arreglar los viejos; en ocasiones acudían a comprar madera los panaderos. Esos dolían llevar recortes, trozos pequeños, madera en condiciones defectuosas, pero que para quemar era muy buena.

También acudían hasta allí, yo los había visto algunas veces, hombres de taller, artistas de arte sacro, escultores en madera con el fin de hacer provisión de buenos troncos, tanto por su aspecto exterior y clase de madera como por su aspecto interior y docilidad de la misma. Estos eran, las más de las veces, los compradores más exigentes y también los más agradecidos y estimados.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=z2jorWJy-vg

martes, 17 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

 Y ME HABLÓ LA MADERA


Durante la edificación de este convento las monjas residieron en la Calle del Carmen. (Pamplona antaño, J++. Ara suri Editorial Aranzadi, Pamplona 1967, pag. 105)
A la mañana siguiente cuando llegué a la Iglesia, volví a escuchar la voz interior de todos los días, voz ya familiar y conocida. Y como era de esperar -al menos yo así lo esperaba- siguió el relato justo en el punto que lo había dejado el día anterior, la fundación del convento de las carmelitas.

PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=l1EPqKRFZj4

VIEJOS ESCRITOS

 Y ME HABLÓ LA MADERA


Durante la edificación de este convento las monjas residieron en la Calle del Carmen. (Pamplona antaño, J++. Ara suri Editorial Aranzadi, Pamplona 1967, pag. 105)
A la mañana siguiente cuando llegué a la Iglesia, volví a escuchar la voz interior de todos los días, voz ya familiar y conocida. Y como era de esperar -al menos yo así lo esperaba- siguió el relato justo en el punto que lo había dejado el día anterior, la fundación del convento de las carmelitas.

PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=l1EPqKRFZj4

domingo, 15 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
(Resumen de cosas encontradas: El convento Carmelitas Descalzas fue fundado en el año 1583 por la Madre Catalina de Cristo. Justo un año después de la muerte de la Santa castellana. Este convento se construyó sobre los amplios terrenos hoy -año 1967- ocupados por el Palacio Provincial y la Caja de Ahorros; Avenida de Carlos III, en su trozo comprendido entre las Plaza del Castillo y la Calle de las Cortes de Navarra; manzana del Crédito Navarro; Teatro Gayarre y casas colindantes. Este Convento tenía una hermosa huerta. Las Carmelitas dedicaban tan amplia superficie de terreno al cultivo de hortalizas en más de sus dos terceras partes. El resto, sobre el que edificó el convento propiamente tal, era la parte lindante con la Plaza del Castillo que se prolongaba por la Calle del Abrevadero. (Pamplona antaño, J.J. Arazuri, Editorial Aranzadi, Pamplona 1967, pag. 105)

“En su arquitectura, el convento de las Carmelitas sería del mismo estilo que todos los de su época: triple puerta enrejada; hornacina con la imagen de San José; ventanas protegidas por celosías y fachada sencilla y austera rematada por un frontón de sillares coronado con una cruz.
PARA PREGUNTAR