“ALSERDELAPALABRA” presenta a sus seguidores, breves reflexiones nacidas de la experiencia de la vida ordinaria. Las escribiré con la frescura de lo sencillo y con la esperanza de lo sublime. Espero que mi pluma sea dócil y vuestra aceptación generosa.
miércoles, 23 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
NOS LO
PIDIÓ VARIAS VECES:
REZAD POR ALEMANIA
Esta tarde
he estado en la Clínica Universitaria. De médicos, como se suele decir. No
había mucha gente, por lo que no he tenido que esperar largos ratos, como a
veces ocurre en estos casos.
Me
acompañaba mi hermana Ester. Merche y Teo, también mis hermanas, estaban con otros médicos y en otro Hospital.
Al final nos juntamos los cuatro hermanos y merendamos juntos.
Pero no
quería hablar ni de médicos, ni de hospitales. La vivencia de hoy está centrada
en la presencia de un sacerdote que he conocido en la Clínica Universitaria
esta tarde. Es español, pero reside en Alemania. Estaba haciéndose un chequeo
rutinario.
Su
presencia ofrecía paz, sus palabras ánimo, su sonrisa esperanza. Me habló, nos
habló, me acompañaba mi hermana, del “soñar y quedarnos cortos”, de milagros diarios, de acción sobrenatural.
Por
casualidad, mejor por providencia, nos encontramos varias veces, en distintos
pasillos, plantas, lugares. Y siempre nos trasmitió la misma sensación: paz, alegría,
sosiego.
Hablamos
del Opus Dei, del Papa Francisco, de Roma, de Cavabianca, de Alemania, de la
Universidad y de otras muchas cosas. Y al final, siempre, la misma petición: “rezad por Alemania”.
Le
prometimos oraciones. Y curiosamente, al despedirnos, él y nosotros,
llevábamos en la mano el vídeo de Don Álvaro.
Que Don Álvaro interceda por Alemania, por la Universidad, por nosotros.
Que Don Álvaro interceda por Alemania, por la Universidad, por nosotros.
PARA
ESCUCHAR
lunes, 21 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
JESÚS Y
EL HARAPIENTO
Hoy he
subido con cierto tiempo a Pamplona. Por eso, antes de dirigirme a Carlos III,
51, que era mi destino he pasado, para visitar al Señor, por la Capilla de la
Adoración Perpetua. He entrado. Había poca gente. Tres minutos, arrodillado a
los pies del Señor y una petición concreta.
Luego
he salido a la calle. Y allí, a la puerta de la Capilla del Santísimo,
acurrucado junto a la escalera, un pobre, de mediana edad, con barba espesa y
la mano extendida pidiendo una limosna.
Le miré
a los ojos, pero no le di nada. Ya le había visto al entrar y también le había
saludado con suaves palabras. Pero nada más. Un leve deseo de ayudar, un ligero
movimiento de piedad. Pero nada más.
Me pasa
muchas veces. Tengo que hacer un acto de fe para adorar a Jesús Sacramentado,
presente con su Cuerpo y su Sangre, su Alma y su Divinidad, oculto en el Pan
Consagrado. Y del fondo de mi ser me brota una oración: “Yo quisiera, Señor,
recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con la que os recibió vuestra
Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos.
Y tengo
que hacer también un acto de fe, para ver en cualquier pordiosero, sentado a la
puerta de la Capilla, pidiendo limosna, para ver detrás de sus harapos, y hasta
de “su mala pinta”, un hijo de Dios, un hermano mío.
Una vez
más repito en mi interior: “Señor que vea, Señor, que veamos, Señor que vean.
Que te veamos detrás del Pan y que te veamos detrás del harapiento que doblado, con el móvil en la mano, pide
limosna.
PARA ESCUCHAR
domingo, 20 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
A DIOS
ROGANDO,
PERO CON EL MAZO DANDO
Esta mañana día del Señor, como todos los
domingos, desde hace ya muchos años, celebré la Misa de diez. Había menos
gente. Razón: hoy se celebraba en nuestra comunidad, el día de la Parroquia y
estaba programada una Misa solemne a las doce.
La liturgia de este domingo, ha incidido
en la necesidad de orar. La primera lectura –del libro del Éxodo- ha tratado
de pelea y de oración; de acción del
hombre y de intervención divina; y como consecuencia: la victoria de Israel
sobre Amalec.
El Evangelio ha presentado la parábola de
la viuda y el juez injusto, con ella la liturgia ha querido transmitir la
necesidad de la oración: “es menester orar siempre y no desfallecer”.
La parábola es clara: un juez sin escrúpulos -ni temía a Dios ni respetaba a los hombres- y
una viuda, pobre y sencilla que implora justicia. El juez que se niega durante
un tiempo -tal vez pensando en lo poco rentable del pleno- pero ante la
insistencia de la vida –no por justicia- sino para quitársela de encima,
sentencia en su favor.
Y concluye la parábola: Pues Dios, aunque
parezca que tarda, que permanece en silencio –el silencio de Dios- nos hará
justicia, nos escuchará y responderá a nuestros problemas. Solo exige una
condición: la fe. Fe que reclama oración.
Y es, “orando, una y otra vez”, como nos vamos haciendo a esa postura, tan necesaria –como Moisés- de tender a Dios las manos suplicantes. Acción y oración; súplica y pelea. Esa es nuestra vida.
Y es, “orando, una y otra vez”, como nos vamos haciendo a esa postura, tan necesaria –como Moisés- de tender a Dios las manos suplicantes. Acción y oración; súplica y pelea. Esa es nuestra vida.
“A Dios rogando y con el mazo dando”. Realizar las cosas “como si
dependiesen de nosotros, pero esperarlo todo como si dependiese sólo de Dios”.
PARA ESCUCHAR
sábado, 19 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
¡¡¡ DESCANSE PAZ!!!
Un día más me he visto obligado a usar el
autobús público para realizar un necesario traslado. Hoy tenía que llegar hasta
el Tanatorio San Alberto. Me encontraba en Orvina, de punta a punta de la
ciudad, y opté por coger el número tres.
Llegué a la parada que tiene en la Calle San
Cristóbal. Más de siete minutos de espera. Después un rato largo en el autobús.
Llegué hasta la Parroquia de San Lorenzo.
Desde la Parroquia de San Lorenzo hasta
San Alberto, lo hice andando. Bordé el
Hotel de los Tres Reyes, crucé la gran explanada del Parque de Antoniuti, sigue
por la Avenida Bayona, hasta llegar al Iruña Park. Al lado está el Tanatorio de
San Alberto.
El motivo: Acaba de morir Don Pedro Cruchaga
Goñi, sacerdote al que conocí hace más de cuarenta años. Había trabajado con él
en la Parroquia de Santa Teresa. Tras su jubilación, había mantenido amistad
con él. Hacía pocos días que tuve la ocasión de visitarle y pasar un rato de
amistad en el patio de la Residencia donde vivía.
Pot todas estas cosas, quería rezar un
responso ante su cuerpo muerto. Allí, acompañándole, estaban su hermana y sobrinos.
Rezamos juntos: ¡Concédele, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz
eterna! ¡Descanse en paz! ¡Amén!
PARA ESCUCHAR
http://www.opusdei.es/art.php?p=55668
viernes, 18 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
LA MIES ES
MUCHA,
LOS OBREROS POCOS
Hoy celebramos la fiesta de San Lucas, Evangelista. Ha amanecido
una mañana agradable. El cielo casi totalmente azul. Alguna nube corretea por
encima de nuestras cabezas, dibujando figuras caprichosas, para después de un
rato desaparecer.
Como todas las mañanas, a las nueve en punto he llegado al templo parroquial de Santa Teresa de Jesús. El templo estaba en penumbra,
tan solo la luz del Sagrario anunciaba claridad.
En un banco, sentado, recogido, se encontraba
Lucas, el sacristán. Con una mirada sencilla le he felicitado. Más tarde, desde atrás, se ha
adelantado otro feligrés a darle los parabienes. Luego llegó otro feligrés y otro más. Total
cuatro personas estábamos metidos en la oración personal.
Como se viene haciendo de un tiempo a esta parte, a las nueve y media en punto, puse en marcha el rezo del Santo Rosario, por los altavoces. Llegaron dos mujeres más. ¡¡¡Poca gente!!!
Como se viene haciendo de un tiempo a esta parte, a las nueve y media en punto, puse en marcha el rezo del Santo Rosario, por los altavoces. Llegaron dos mujeres más. ¡¡¡Poca gente!!!
Finalizado el Rosario dio comienzo la Santa
Misa. En el Evangelio de la Misa leíamos: “La mies
es mucha, y los obreros pocos.
Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”- Y en eso
estamos.
PARA ESCUCHAR
jueves, 17 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
TAMBIÉN ENTRE LOS AUTOBUSES
ANDA DIOS
Desde hace unos días, me estoy acostumbrado a
usar los autobuses públicos, para moverme de un lugar a otro de la ciudad. Cada
viaje es una pequeña aventura. En cada parada bajan y suben nuevas gentes. Y cada
una de las personas, aunque no te digan nada, te hablan de Dios.
Remedando a
Santa Teresa de Jesús que decía “entre los pucheros y las ollas anda
Dios”, podíamos decir: también “entre los autobuses y paradas anda Dios”.
A veces es el rostro, otras veces los gestos,
en ocasiones el silencio, te mandan un mensaje. Un mensaje que si sabemos
descubrirlo, nos hace sentirnos hermanos de todos y, lo que es más importante
nos hace pensar que somos hijos de Dios.
Esta mañana he tenido ocasión de comprobarlo.
Y más de una vez me he acordado de nuestro Padre Dios, cercano, mensajero, padre. Y
han llegado hasta mi memoria aquellas hermosas palabras de Camino:
“Es preciso
convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el
Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que
también está siempre a nuestro lado.
Y está como un
Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del
mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y
perdonando.
¡Cuántas veces
hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una
travesura: ¡ya no lo haré más! —Quizá aquel mismo día volvimos a caer de
nuevo... Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos
reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza,
pensando: pobre chico, ¡qué esfuerzos hace para portarse bien! Preciso es que
nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor
que está junto a nosotros y en los cielos. (Camino 267)”
Es preciso empaparse,
saturarse de que Dios es nuestro Padre;
siempre, también cuando viajamos en Villavesa, entre parada y parada.
PARA ESCUCHAR
miércoles, 16 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
ASALTAR SAGRARIOS
POR LA CALLE
Perdí la cinco. La tres llegó enseguida. En “un
plisplás” nos pusimos en el Centro de Pamplona. Las paradas estaban sin gente. Me bajé en la
cuesta Labrit, junto al Teatro Gayarre.
Y comencé a andar. Crucé Carlos III, bajé
bajo los arcos de la Diputación, seguí Paseo Valencia adelante, hasta llegar al
Hotel de los Tres Reyes. Un poco más y cruzaba el Parque Antoniute. A las dos y
diez estaba llegando al número 13 de la Calle Barañain.
Lucía un sol espléndido. Mucha gente por la
calle. Jóvenes y mayores, niños y ancianos. Muchas caras pero todas
desconocidas. Con nadie puede conversar. Ni siquiera dirigir una palabra. En
varias ocasiones, oía que alguien habla. Pero no era conmigo. Lo hacía con
gente lejana, a través de su móvil.
Más no perdí el tiempo. Lo aproveché para
decir jaculatorias y hacer algún acto de desagravio. Y de vez en cuando “asaltar
algún Sagrario”.
Me vino a la cabeza aquel punto de camino: “Niño: no pierdas tu amorosa costumbre de
"asaltar" Sagrarios”. Camino,
876.
Y aquel otro: “No seas tan ciego o
tan atolondrado que dejes de meterte dentro de cada Sagrario cuando divises los
muros o torres de las casas del Señor. —El te espera. No seas tan ciego o tan
atolondrado que dejes de rezar a María Inmaculada una jaculatoria siquiera cuando
pases junto a los lugares donde sabes que se ofende a Cristo. Camino 269.
La vuelta a casa fue más
lenta, más pesada. Pero dejémoslo aquí. Por hoy, basta.
PARA ESCUCHAR
martes, 15 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
LA VIRGEN DEL CÓLERA,
PATRONA DE OLITE
Llegué con tiempo
para coger la Villavesa del 7. La Villavesa del siete hace un recorrido de
Villava a Barañain y de Barañáin a Villava. Yo en esta ocasión quería coger el
autobús que viene de Barañain y se dirige a Villava.
Como venía diciendo,
llegué con tiempo. Faltaban seis minutos hasta que llegara el bus. Debí de
hacer un gesto de extrañeza, porque un joven, de unos treinta años, me dijo: Seis
minutos se pasan en un momento. Como dicen ustedes los sacerdotes, mientras se
rezan tres Avemarías y un Padrenuestro.
Acepté su proposición.
Y enseguida le pregunté: ¿Eres navarro? Me dijo que sí, que era de Olite, aunque hace
ya unos años que vive en Pamplona. Me habló de su pueblo con cariño y afecto.
Me dio datos de los turistas que todos años llegan a Olite y de los beneficios
que dejan a sus habitantes.
Más tarde me preguntó
porque este año la fiesta del Pilar no
había sido de precepto. Le aclaré el tema y seguimos hablando. Se habían pasado
cinco minutos, sin darnos cuenta. Cuando ya se veía asomar la Villavesa del 7,
añadió: Yo todos los años bajo a Olite el día de la Virgen del Cólera.
Me chcocó el título.
Me dijo que era en Olite, en el único lugar donde se le honra a la Virgen con este
título. Me dijo que se trataba de un favor que había hecho la Madre
de Dios a antiguos habitantes de Olite.
Llegó la Villavesa.
Nos montamos. El chico se bajó en la parada de la estación. Yo seguí. Cuando
llegué a casa mire en internet y encontré estos datos: “La Virgen del Cólera es la patrona de Olite. La historia de la
patrona se remonta a hace algo más de cien años. Ante la amenaza de peste que
asolaba Navarra el pueblo sacó en rogativa a una imagen de la Inmaculada
Concepción conservada en el Monasterio de San Francisco y que desde entonces se
conoce con el nombre de Virgen del Cólera. En esa ocasión, Olite se salvó de la
terrible peste”.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros y, en especial, por el chico que en la parada de la Villavesa, me habló de TI.
PARA VER Y ESCUCHAR
lunes, 14 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
RETIRO MENSUAL EN CARLOS III
Hacia una semana que no subía a Pamplona.
Hoy, víspera de Santa Teresa, lo hago de nuevo. Acompañado de mis hermanas me
acerqué a tomar el autobús (aquí le decimos villavesa). A nuestros pies se
escapó el número cinco. Enseguida vino el tres. Poco más tarde, además,
llegaría el veintiuno.
Subimos al autobús. “Ticamos”, cada uno con
nuestra tarjeta de jubilados, que los tres somos ya jubilados. Yo subí el
primero. Me senté en un asiento libre. Teo se instaló en un asiento que mira al
revés. Merche se colocó detrás de mi.
Durante el camino, me fui fijando en los
árboles que comienzan a tirar sus hojas. También observé que la gente iba
abrigada. Es que el otoño se va colando por nuestras calles y callejas. No
había mucho público en las paradas, por lo que llegamos al Centro de la Ciudad
en un santiamén.
Me bajé en la Plaza de Merindades. Teo y Merche
siguieron hasta San Ignacio. Tuve que esperar que se abriera el semáforo.
Enseguida, Carlos III arriba, llegué hasta el número 51. Me abrió la puerta un
señor, que graciosamente me dijo que llevaba allí desde la siete de la mañana
para abrir.
Subí. Preparé para el retiro. El retiro
estupendo. Luego los saludos, las preguntas. Total: entré en la vida normal. La
vida de siempre, llena de pequeñas cosas y abierta a nuevas ilusiones. Del
fondo del alma, me ha salido esa hermosa jaculatoria aprendida de Don Álvaro: “gracias,
perdón, ayúdame más”.
PARA ESCUCHAR
domingo, 13 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
PASEO OTOÑAL ALREDEDOR
DE MI CASA
Después de comer, he salido a dar un breve
paseo. Eran las cuatro y media, lucía el sol y el cielo estaba adornado de
nubes gruesas. Antes de comenzar a pasear, entré en la iglesia a hacer la
visita a Jesús Sacramentado, a agradecer el regalo que esta mañana recibí en mi
alma: el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
El templo estaba frío. Los bancos mudos y
serios. En el Sagrario esperándonos el Señor. Me acordé de dos números de
Camino: … el n. 537 que dice: “Cuando te acercas al Sagrario piensa que ¡El!...
te espera desde hace veinte siglos”. Y del número 538 que dice: “Ahí lo tienes:
es Rey de Reyes y Señor de Señores. -Está escondido en el Pan. Se humilló has
extremos por amor a ti”-
Viva Jesús Sacramentado, Padrenuestro (tres veces). Hice una comunión
espiritual. Recé las Preces. En total cinco minutos dedicados a Dios, al Amor
de los amores. Me levanté, adoré al Señor, mediante una genuflexión bien hecha.
Y salí de la Iglesia. Allí se quedaba el “Amigo que nunca falla”.
Desde un balcón me saludó una feligresa.
Crucé la carretera y comencé el paseo. Un “buenas tardes” a tres personas que
también estaban paseando. No los reconocí. Seguí caminando. A la vuelta me paré
a hablar con ellos: era un matrimonio, habituales a Misa de doce, y uno de sus
hijos. La mujer ya no conoce.
Seguí caminando un poco más. Poca gente por
el paseo. Me fui entreteniendo con las hierbas y las hojas de los árboles. El
otoño está haciendo ya de las suyas. Volví a casa por otro camino. No encontré
a nadie con quien pudiera conversar. Aproveché para rezar a Don Álvaro.
Cuando entré en casa todavía estaba una de
mis hermanas. Una pequeña gracia que le había pedido al Señor por medio de Don
Álvaro, me fue concedida. Termino este breve relato de un paseo corto, después
de varios días sin casi pisar la calle.
PARA VER Y ESCUCHAR
sábado, 12 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
¡¡¡ATENCIÓN!!!
Hola de nuevo: El pasado día 8 de octubre pensaba finalizar la serie de recuerdos sobre mis últimas vacaciones. No lo pude hacer. Un virus maligno se cebó en mi cuerpo y me ha tenido postrado durante todos estos días. De nuevo estoy aquí, dispuesto a ofreceros "sencillas vivencias", que pueden ser útiles también para vosotros. Hoy te ofrezco este escrito de Juan García Inza (conocí a Juan hace muchos años), que seguro puede ayudarte, como dice el propio título "a interpretar bien al Papa Francisco.
DATOS PARA INTERPRETAR BIEN AL PAPA FRANCISCO
Me he planteado varias veces lo importante que es captar la mentalidad
del Papa Francisco para interpretar bien sus actitudes y sus enseñanzas.
Tiene una personalidad que se sale de los moldes tradicionales de la historia
vaticana. Seguramente muy cercanos a la espontaneidad de Juan XXIII y a la
audacia de Juan Pablo II. Es necesario conocer un poco la historia de la acción
jesuítica en la misión de la Iglesia desde su fundación, especialmente en sus
singulares empresas misioneras en Hispanoamérica.
Algunos pueden ver en Francisco un banderín de enganche para una acción
de izquierdas. Otros lo pueden ver como un revolucionario que “pone en
peligro” la imagen que tenemos, o hemos tenido, de la Iglesia tradicional. No
faltarán quienes se escandalicen por sus frases lapidarias que nos suenan a
novedad, cuando en realidad es el mismo Evangelio…
Sea como fuere, Francisco es un Papa que ha roto moldes, y que considero
que va a realizar, si lo dejan, una labor de restauración a fondo de la
Iglesia. Habían muchas puertas cerradas, incluso literalmente hablando
(templos clausurados en la Europa “cristiana”, realidades eclesiales que
hacen agua, comunidades fuera de camino, etc.). El Papa Francisco ha venido a
abrir la auténtica puerta, que es Cristo.
Me encuentro con un diagnóstico que ofrece Umberto Eco en un artículo que
ofrezco al lector. Es posible que haya criterios opinables, pero en líneas
generales nos ayuda a poder comprender mejor lo que algunos opinan sobre el Papa
Francisco.
Para el ensayista, que no es muy ortodoxo que digamos, Francisco
lleva a sus espaldas desafíos que podrían trascender la historia de la
Iglesia si logra cumplirlos. Uno de ellos es llevar la "libertad
democrática" a la Sede Santa.
Umberto Eco:
"Es probable que su educación religiosa se viera influenciada por el
´sagrado experimento´ de los jesuitas paraguayos", dice Eco.
El papa Francisco es un jesuita que eligió un nombre franciscano y
prefiere hospedarse en hoteles sencillos y no en los de lujo. Sólo le queda
lucir un par de sandalias y hábito de monje, echar del templo a los
cardenales que manejan un Mercedes Benz y regresar a la isla siciliana de
Lampedusa para defender los derechos de los inmigrantes africanos detenidos
allí.
Por momentos, parecería que Francisco fuera la única persona que queda
que dice y hace “cosas de izquierda”. Sin embargo, también se lo ha criticado
por no ser suficientemente de izquierda: por no alzar públicamente la voz
contra la junta militar argentina de los años 70, por no apoyar la teología
de la liberación, que busca ayudar a los pobres y los oprimidos, y por no
realizar pronunciamientos definitivos sobre el aborto o la investigación con
células madre. ¿Cuál es exactamente la postura del Papa Francisco?
En primer lugar, creo que es un error considerarlo un jesuita argentino.
Tal vez deberíamos considerarlo un jesuita paraguayo. Después de todo, es
probable que su educación religiosa se viera influenciada por el “sagrado
experimento” de los jesuitas paraguayos. Hoy día, lo poco que sabe la mayoría
de la gente sobre esos acontecimientos se debe a la película de 1986 La
misión, que protagonizan Robert De Niro y Jeremy Irons y que –tomándose
considerables licencias– condensa 150 años de historia en unas dos horas.
Para resumirla en pocas palabras: de México a Perú, los conquistadores
españoles perpetraron masacres inenarrables con el apoyo de teólogos que
veían a los pueblos indígenas como salvajes y pensaban que tenían
justificación divina para conquistarlos. A comienzos del siglo XVI, el
valiente misionero e historiador español Bartolomé de las Casas cambió de
bando, renunció a sus siervos aborígenes y volvió a España para abogar por
una forma de colonización más pacífica. Criticó la crueldad de conquistadores
como Hernán Cortés y Francisco Pizarro y presentó a los indígenas bajo una
luz totalmente nueva.
A comienzos del siglo XVII, los misioneros jesuitas decidieron reconocer
los derechos de los aborígenes (en especial los guaraníes, que vivían
principalmente en Paraguay en condiciones casi prehistóricas) y los
organizaron en “reducciones” o comunidades autosuficientes. Los jesuitas les
enseñaron a auto administrarse, en total comunión con los bienes que
producían –aunque con la meta de “civilizarlos”, lo que quiere decir
convertirlos–. A algunos indígenas también les enseñaron arquitectura,
agricultura, el alfabeto, música y arte, produciendo en algunos casos
escritores y artistas talentosos.
La estructura socialista de esas aldeas podría hacernos pensar en
la Utopía de Tomás Moro o en La ciudad del sol de
Tommaso Campanella, pero los jesuitas se inspiraban en las comunidades
cristianas primitivas.
Aunque crearon consejos de aborígenes electivos, en última instancia eran
los padres los que controlaban la administración de justicia. “Civilizar” a
los guaraníes también significaba prohibir la promiscuidad, la pereza, la
ebriedad ritual y a veces el canibalismo. En suma, los jesuitas establecieron
un régimen paternalista estricto. Y por eso, como ocurre con todas las
llamadas utopías, puede que desde afuera admiremos la perfección
organizativa, pero de ningún modo querríamos vivir allí.
Más tarde, el conflicto por la esclavitud y la amenaza de los
“bandeirantes” o cazadores de esclavos llevó a la creación de una milicia
popular –respaldada por los jesuitas– que combatió valerosamente contra los
dueños de esclavos y los colonos. Poco a poco, los países católicos de Europa
llegaron a ver a los jesuitas como agitadores peligrosos y, en el siglo XVIII,
siguiendo una directiva del papa Clemente XIV, España, Portugal, Francia y
otros países los expulsaron. Con ello, el “sagrado experimento” llegó a su
fin.
Muchos pensadores de la era del Iluminismo arremetieron contra el
gobierno teocrático de los jesuitas considerándolo el régimen más monstruoso
y tiránico que hubiese visto el mundo, pero otros tenían una visión distinta:
Ludovico Antonio Muratori, por ejemplo, hablaba de comunismo voluntario
inspirado por la religión, y Montesquieu dijo que los jesuitas habían
comenzado a curar el flagelo de la esclavitud.
Ahora bien, si decidimos interpretar las acciones de Francisco desde este
punto de vista, debemos tener en cuenta el hecho de que han pasado cuatro
siglos desde el “sagrado experimento”; que la idea de libertad democrática
hoy tiene amplio reconocimiento, incluso entre los integristas católicos; que
el Papa actual seguramente no tiene intenciones de llevar a cabo experimentos
similares en la isla de Lampedusa; y que sería bueno que lograra desarticular
paulatinamente el Instituto per le Opere di Religione, el llamado Banco
Vaticano.
Sin embargo, de vez en cuando, no es tan malo ver un atisbo de la
historia en los acontecimientos que hoy se desarrollan a nuestro alrededor.
© T he New York Times Traducción: Elisa
Carnelli
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Hasta aquí la opinión, discutible, de Umberto Eco. Pero, ¿con qué nos quedamos? ¿Qué datos son los adecuados para interpretar al Papa Francisco?
En primer lugar hay que evitar todo intento de politización de su programa
pastoral. El Papa no tiene ni "izquierda" ni "derecha".
El Papa es el representante de Jesucristo hoy. Su única inspiración está en
el Evangelio. Pero el Evangelio es exigente, diríamos que radical a la hora
de ofrecer un estilo de vida. El Camino es Jesucristo, y El escandalizaba
porque exigía sinceridad, autenticidad, firmeza, desprendimiento material...
"El que no está con migo está contra mí", "el que con migo no
recoge desparrama"... "No se puede servir a dos señores". Etc.
Y esto es lo que nos está recordando el Papa Francisco. El dato más
importante para interpretar al Papa Francisco es el Evangelio. "El que
cree en mí vivirá"... El que crea al Papa no va por mal camino. Y el
camino del cristiano es la santidad.
Juan García Inza |
lunes, 7 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
EL VIEJO RINCÓN Y LA
PEQUEÑA VERJA
No es fácil hacer bien esta tarea. Se
necesitan herramientas adecuadas de las que no disponemos. Una simple escoba de
abaleo, y abalea que te abalea, al fin algo se consigue. Y las baldosas, poco a poco, van dando la cara.
Por este espacio de la verja, cuando el sol
aún no pega fuerte o ya se ido al caer la tarde, se puede pasear y leer, o leer y pasear que viene
a ser lo mismo. Cuando algún paisano pasa por la calle y te saluda, gentilmente
le devuelves el saludo y sigues leyendo.
¡Cuántos libros habré leído paseando por esta
verja en lo largos años de mi vida!
No el momento de recordar títulos, ni las hazañas en estos libros contadas, ni citar alguno de sus pensamientos, baste agradecer su trabajo y conocimientos, hechos letras. ¡Gracias a todos!
No el momento de recordar títulos, ni las hazañas en estos libros contadas, ni citar alguno de sus pensamientos, baste agradecer su trabajo y conocimientos, hechos letras. ¡Gracias a todos!
A veces, en esta verja, hemos organizado
sencillas tertulias nocturnas. Eran en esas noches de verano, después
de un largo día de calor, y llegaban esos momentos en los que el aire fresco animaba a la conversación.
Sencilla verja de casa, contemplada por el
escudo de nuestros apellidos, colocado en la pared, entre ventanas. Hoy desde la distancia, añoro el silencio y
candor de esta pequeña verja de la casa de mi pueblo.
domingo, 6 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
EL COCHE Y LA PANERA DE LA ERA
En esta panera, meto yo el coche
cuando estoy de vacaciones. De esa forma, el coche está resguardado del frío y el calor y, además, libre de posibles desperfectos y de rayones que te pueden ocasionar gentes desaprensivas.
Estas son las maniobras que tengo que realizar cada
vez que necesito sacar el coche: salir de casa, atravesar la plaza, seguir por
la calle de la Barrida, enseguida subir un pequeño terraplén (montaña le
llamaba a esto una de mis hermanas, cuando era pequeña), avanzar por la era, hasta llegar a la panera. A la inversa, cuando tengo que meterlo, con una diferencia, entonces voy en coche.
Item más: voy con las llaves en la mano, llego, abro la puerta pequeña de la panera. Después viene la ceremonia: sacar el tranco de ambos lados
de la puerta, correr la mitad de la puerta hacia un lado, después
la otra mitad, al mismo lado. Con esta operación, queda una abertura
amplia para poder salir con el coche.
A continuación, abro el coche, arranco el motor, doy marcha
atrás y con cuidado saco el coche de la panera. Ya en la era, pongo punto muerto, echo el
freno de mano, salgo del coche y me dispongo a cerrar las puertas que antes abrí. Primero la primera
parte de la puerta, después la otra mitad, echo los
trancos, uno a cada lado, cierro la puerta pequeña con llave, subo al coche y me voy.
Así es la manera de proceder cada vez que saco o meto el coche. Es la “precio” que tengo que pagar por tener el coche resguardado del frío, del calor, de las fechorías de los posibles rateros.
sábado, 5 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
LA PEONZA,
EL CORDEL Y LOS
BUITRES
Aquella
mañana había ido, acompañado de dos de mis hermanas, a recoger una cesta de
guindas, de unos guindales que tenían mis padres en el Páramo. Estaban estos
guindales en la parte alta de una finca, conocida con el nombre de "la falda del Páramo".
Además
de la cesta, de las ganas de trabajar, llevaba en mi bolsillo una peonza y un cordel nuevo que servía para hacerla bailar y jugar a distintos juegos de aquellos tiempos.
Cuando
llegamos a la guindalera, para poder coger las guindas con más facilidad y
esmero, dejé la peonza y el cordel en el suelo, junto a espino que crecía a la
orilla de la finca.
Entre
coge y coge y entre come y come (llenar el buche), si hizo
hizo la hora de marchar. La cesta llena de guindas y también la barriga, aunque en ésta menos.
Hasta que no llegué a casa no advertí que me había olvidado la peonza y el
cordel en la guindalera. Había que volver al Páramo. Y volví, acompañado por mis dos hermanas.
Al llegar nos topamos con un grupo de buitres que banqueteaban, dando buena cuenta de un animal muerto depositado en lo
hondo del cárcavo. Otros estaban apartados del festín.
No sé cuantos
buitres había, pero a mi y a mis hermanas nos entregó cierto miedo, ya que había que pasar muy cerca de los
buitres para acceder a la peonza y al cordel.
Sacando
fuerzas de flaqueza, llegamos hasta el lugar donde estaba la peonza y el cordel. La cogimos y sin mirar a los lados, ni escuchar los gritos de aquellos pajarracos, nos dimos a la huida.
Lejos de aquel lugar, respiramos. Habíamos salido ilesos de aquella prueba. Habíamos
conseguido la peonza y el cordel y, sobre todo, habíamos vencido el
miedo.
PARA
ESCUCHAR
viernes, 4 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
EL
PÁRAMO. EL PÁRAMO.
Nos quedamos con las ganas. Quizás haya sido el primer año que no acudimos hasta el Páramo. El Páramo es un término del campo de Villasarracino. Un lugar
que guarda recuerdos, sucedidos y anécdotas, de aquellos años que ya pasaron y
que nunca más volverán.
Tenían
nuestros padres, en el Páramo, guindaleras, viñas y tierras de cereal. Por eso,
por una u otra razón, hasta allí llegábamos sus hijos. Unas veces, a recoger guindas, otras, uvas, las más, míeses.
Desde la altura del Páramo, se divisaba un extenso terreno. En días
claros se veían las siluetas de las torres de las
Iglesias de Carrión. Además, se respiraba aire puro y se abría el
alma a nuevas ilusiones.
Entre recuerdos, alegres y agradables, ocurrieron hechos menos
agradables, ratos de angustia y de miedo. Un ejemplo:
el día que tuve que volver al Páramo a recoger una peonza que había olvidado y
me encontré con un grupo de enormes buitres que banqueteaban delante de un
animal muerto.
(seguirá)
jueves, 3 de octubre de 2013
SENCILLAS VIVENCIAS
VERANO
RICO EN PEPINOS
Ha sido
este verano, el verano de los pepinos. Pepinos por todos los sitios; salíamos
de paseo, allí nos encontrábamos con Don Balbino comiendo un tierno pepino; nos fijábamos
en las hortalizas de las huertas, allí saltaban con fuerza los pepinos.
Hasta la
propia casa llegaban los pepinos. Y no es que los pepinos de buenas a primeras
le haya dado por meterse en las casas, no. Eran otras las razones de su
presencia.
Por
ejemplo, llegaban de manos de Amalia, que nos ponía a la puerta de casa bolsas
de pepinos o nos invitaba a recogerlos en la suya. No una vez, sino varias
veces, muchas veces. Tanto que teníamos pepinos para “dar y tomar”.
En
efecto, dábamos pepinos y tomábamos pepinos. Aunque para ser más exactos habría
que decir que tomaban pepinos, porque a mí, no sé porque, se me atraviesan los
pepinos.
Otras
veces llegaban los pepinos de traídos por Justino o su hermano Carlos,
recogidos de su huerta. A veces llegaban del huerto de la Anuncia. Total que
estábamos rodeados de pepinos por todas las partes.
Y como
suele decirse “a caballo regalao no le mires el diente”, lo mismo: “a pepinos
regalados no les pongas trabas”. Así que a pelar pepinos, a comer pepinos y a
regalar pepinos, por aquello de que “el que da de lo dao tiene el cielo ganao”.
¡¡¡Benditos pepinos!!!
PARA
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