martes, 22 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

NOS LO PIDIÓ VARIAS VECES: 
REZAD POR ALEMANIA


Esta tarde he estado en la Clínica Universitaria. De médicos, como se suele decir. No había mucha gente, por lo que no he tenido que esperar largos ratos, como a veces ocurre en estos casos.

Me acompañaba mi hermana Ester. Merche y Teo, también mis hermanas, estaban con otros médicos y en otro Hospital. Al final nos juntamos los cuatro hermanos y merendamos juntos.

Pero no quería hablar ni de médicos, ni de hospitales. La vivencia de hoy está centrada en la presencia de un sacerdote que he conocido en la Clínica Universitaria esta tarde. Es español, pero reside en Alemania. Estaba haciéndose un chequeo rutinario.

Su presencia ofrecía paz, sus palabras ánimo, su sonrisa esperanza. Me habló, nos habló, me acompañaba mi hermana, del “soñar y quedarnos cortos”, de milagros diarios, de acción sobrenatural.

Por casualidad, mejor por providencia, nos encontramos varias veces, en distintos pasillos, plantas, lugares. Y siempre nos trasmitió la misma sensación: paz, alegría, sosiego.

Hablamos del Opus Dei, del Papa Francisco, de Roma, de Cavabianca, de Alemania, de la Universidad y de otras muchas cosas.  Y al final, siempre, la misma petición: “rezad por Alemania”.

Le prometimos oraciones. Y curiosamente, al despedirnos, él y nosotros, llevábamos en la mano el vídeo de Don Álvaro. 

Que Don Álvaro interceda por Alemania, por la Universidad, por nosotros.


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lunes, 21 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

JESÚS Y EL HARAPIENTO


Hoy he subido con cierto tiempo a Pamplona. Por eso, antes de dirigirme a Carlos III, 51, que era mi destino he pasado, para visitar al Señor, por la Capilla de la Adoración Perpetua. He entrado. Había poca gente. Tres minutos, arrodillado a los pies del Señor y una petición concreta.

Luego he salido a la calle. Y allí, a la puerta de la Capilla del Santísimo, acurrucado junto a la escalera, un pobre, de mediana edad, con barba espesa y la mano extendida pidiendo una limosna.

Le miré a los ojos, pero no le di nada. Ya le había visto al entrar y también le había saludado con suaves palabras. Pero nada más. Un leve deseo de ayudar, un ligero movimiento de piedad. Pero nada más.

Me pasa muchas veces. Tengo que hacer un acto de fe para adorar a Jesús Sacramentado, presente con su Cuerpo y su Sangre, su Alma y su Divinidad, oculto en el Pan Consagrado. Y del fondo de mi ser me brota una oración: “Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con la que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos.

Y tengo que hacer también un acto de fe, para ver en cualquier pordiosero, sentado a la puerta de la Capilla, pidiendo limosna, para ver detrás de sus harapos, y hasta de “su mala pinta”, un hijo de Dios, un hermano mío.

Una vez más repito en mi interior: “Señor que vea, Señor, que veamos, Señor que vean. Que te veamos detrás del Pan y que te veamos detrás del harapiento que doblado, con el móvil en la mano, pide limosna.

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domingo, 20 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

A DIOS ROGANDO, 
PERO CON EL MAZO DANDO


Esta mañana día del Señor, como todos los domingos, desde hace ya muchos años, celebré la Misa de diez. Había menos gente. Razón: hoy se celebraba en nuestra comunidad, el día de la Parroquia y estaba programada una Misa solemne a las doce.

La liturgia de este domingo, ha incidido en la necesidad de orar. La primera lectura –del libro del Éxodo- ha tratado  de pelea y de oración; de acción del hombre y de intervención divina; y como consecuencia: la victoria de Israel sobre Amalec.

El Evangelio ha presentado la parábola de la viuda y el juez injusto, con ella la liturgia ha querido transmitir la necesidad de la oración: “es menester orar siempre y no desfallecer”.

La parábola es clara: un juez sin escrúpulos  -ni temía a Dios ni respetaba a los hombres- y una viuda, pobre y sencilla que implora justicia. El juez que se niega durante un tiempo -tal vez pensando en lo poco rentable del pleno- pero ante la insistencia de la vida –no por justicia- sino para quitársela de encima, sentencia en su favor.

Y concluye la parábola: Pues Dios, aunque parezca que tarda, que permanece en silencio –el silencio de Dios- nos hará justicia, nos escuchará y responderá a nuestros problemas. Solo exige una condición: la fe. Fe que reclama oración. 

Y es, “orando, una y otra vez”, como nos vamos haciendo a esa postura, tan necesaria –como Moisés- de tender a Dios las manos suplicantes. Acción y oración; súplica y pelea. Esa es nuestra vida. 

“A Dios rogando y con el mazo dando”. Realizar las cosas “como si dependiesen de nosotros, pero esperarlo todo como si dependiese sólo de Dios”. 

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sábado, 19 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


¡¡¡ DESCANSE PAZ!!!


Un día más me he visto obligado a usar el autobús público para realizar un necesario traslado. Hoy tenía que llegar hasta el Tanatorio San Alberto. Me encontraba en Orvina, de punta a punta de la ciudad, y opté por coger el número tres.

Llegué a la parada que tiene en la Calle San Cristóbal. Más de siete minutos de espera. Después un rato largo en el autobús. Llegué hasta la Parroquia de San Lorenzo.

Desde la Parroquia de San Lorenzo hasta San  Alberto, lo hice andando. Bordé el Hotel de los Tres Reyes, crucé la gran explanada del Parque de Antoniuti, sigue por la Avenida Bayona, hasta llegar al Iruña Park. Al lado está el Tanatorio de San Alberto.

El motivo: Acaba de morir Don Pedro Cruchaga Goñi, sacerdote al que conocí hace más de cuarenta años. Había trabajado con él en la Parroquia de Santa Teresa. Tras su jubilación, había mantenido amistad con él. Hacía pocos días que tuve la ocasión de visitarle y pasar un rato de amistad en el patio de la Residencia donde vivía.

Pot todas estas cosas, quería rezar un responso ante su cuerpo muerto. Allí, acompañándole, estaban su hermana y sobrinos. Rezamos juntos: ¡Concédele, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz eterna! ¡Descanse en paz! ¡Amén!


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http://www.opusdei.es/art.php?p=55668

viernes, 18 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

LA MIES ES MUCHA, 
LOS OBREROS POCOS


Hoy celebramos la fiesta de San Lucas, Evangelista. Ha amanecido una mañana agradable. El cielo casi totalmente azul. Alguna nube corretea por encima de nuestras cabezas, dibujando figuras caprichosas, para después de un rato desaparecer.

Como todas las mañanas, a las nueve en punto he llegado al templo parroquial de Santa Teresa de Jesús. El templo estaba en penumbra, tan solo la luz del Sagrario anunciaba claridad.

En un banco, sentado, recogido, se encontraba Lucas, el sacristán. Con una mirada sencilla le he felicitado. Más tarde, desde atrás, se ha adelantado otro feligrés a darle los parabienes. Luego llegó otro feligrés y otro más. Total cuatro personas estábamos metidos en la oración personal. 

Como se viene haciendo de un tiempo a esta parte, a las nueve y media en punto, puse en marcha el rezo del Santo Rosario, por los altavoces. Llegaron dos mujeres más. ¡¡¡Poca gente!!!

Finalizado el Rosario dio comienzo la Santa Misa. En el Evangelio de la Misa leíamos: “La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”- Y en eso estamos.


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jueves, 17 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

TAMBIÉN ENTRE LOS AUTOBUSES 
ANDA DIOS


Desde hace unos días, me estoy acostumbrado a usar los autobuses públicos, para moverme de un lugar a otro de la ciudad. Cada viaje es una pequeña aventura. En cada parada bajan y suben nuevas gentes. Y cada una de las personas, aunque no te digan nada, te hablan de Dios.

Remedando a  Santa Teresa de Jesús que decía “entre los pucheros y las ollas anda Dios”, podíamos decir: también “entre los autobuses y paradas anda Dios”.

A veces es el rostro, otras veces los gestos, en ocasiones el silencio, te mandan un mensaje. Un mensaje que si sabemos descubrirlo, nos hace sentirnos hermanos de todos y, lo que es más importante nos hace pensar que somos hijos de Dios.

Esta mañana he tenido ocasión de comprobarlo. Y más de una vez me he acordado de nuestro Padre Dios, cercano, mensajero, padre. Y han llegado hasta mi memoria aquellas hermosas palabras de Camino:

“Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado.
Y está como un Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando.
¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ¡ya no lo haré más! —Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo... Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, ¡qué esfuerzos hace para portarse bien! Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos. (Camino 267)”

Es preciso empaparse, saturarse de que  Dios es nuestro Padre; siempre, también cuando viajamos en Villavesa, entre parada y parada.


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miércoles, 16 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

ASALTAR SAGRARIOS 
POR LA CALLE


Perdí la cinco. La tres llegó enseguida. En “un plisplás” nos pusimos en el Centro de Pamplona. Las paradas estaban sin gente. Me bajé en la cuesta Labrit, junto al Teatro Gayarre.

Y comencé a andar. Crucé Carlos III, bajé bajo los arcos de la Diputación, seguí Paseo Valencia adelante, hasta llegar al Hotel de los Tres Reyes. Un poco más y cruzaba el Parque Antoniute. A las dos y diez estaba llegando al número 13 de la Calle Barañain.

Lucía un sol espléndido. Mucha gente por la calle. Jóvenes y mayores, niños y ancianos. Muchas caras pero todas desconocidas. Con nadie puede conversar. Ni siquiera dirigir una palabra. En varias ocasiones, oía que alguien habla. Pero no era conmigo. Lo hacía con gente lejana, a través de su móvil.

Más no perdí el tiempo. Lo aproveché para decir jaculatorias y hacer algún acto de desagravio. Y de vez en cuando “asaltar algún Sagrario”.

Me vino a la cabeza aquel punto de camino: “Niño: no pierdas tu amorosa costumbre de "asaltar" Sagrarios”. Camino, 876. 

Y aquel otro: “No seas tan ciego o tan atolondrado que dejes de meterte dentro de cada Sagrario cuando divises los muros o torres de las casas del Señor. —El te espera. No seas tan ciego o tan atolondrado que dejes de rezar a María Inmaculada una jaculatoria siquiera cuando pases junto a los lugares donde sabes que se ofende a Cristo. Camino 269.

La vuelta a casa fue más lenta, más pesada. Pero dejémoslo aquí. Por hoy, basta.


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martes, 15 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

LA VIRGEN DEL CÓLERA, 
PATRONA DE OLITE


Llegué con tiempo para coger la Villavesa del 7. La Villavesa del siete hace un recorrido de Villava a Barañain y de Barañáin a Villava. Yo en esta ocasión quería coger el autobús que viene de Barañain y se dirige a Villava.
Como venía diciendo, llegué con tiempo. Faltaban seis minutos hasta que llegara el bus. Debí de hacer un gesto de extrañeza, porque un joven, de unos treinta años, me dijo: Seis minutos se pasan en un momento. Como dicen ustedes los sacerdotes, mientras se rezan tres Avemarías y un Padrenuestro.
Acepté su proposición. Y enseguida le pregunté: ¿Eres navarro?  Me dijo que sí, que era de Olite, aunque hace ya unos años que vive en Pamplona. Me habló de su pueblo con cariño y afecto. Me dio datos de los turistas que todos años llegan a Olite y de los beneficios que dejan a sus habitantes.
Más tarde me preguntó  porque este año la fiesta del Pilar no había sido de precepto. Le aclaré el tema y seguimos hablando. Se habían pasado cinco minutos, sin darnos cuenta. Cuando ya se veía asomar la Villavesa del 7, añadió: Yo todos los años bajo a Olite el día de la Virgen del Cólera.
Me chcocó el título. Me dijo que era en Olite, en el único lugar donde se le honra a la Virgen con este título. Me dijo que se trataba de un favor que había hecho la Madre de Dios a antiguos habitantes de Olite.
Llegó la Villavesa. Nos montamos. El chico se bajó en la parada de la estación. Yo seguí. Cuando llegué a casa mire en internet y encontré estos datos: “La Virgen del Cólera es la patrona de Olite. La historia de la patrona se remonta a hace algo más de cien años. Ante la amenaza de peste que asolaba Navarra el pueblo sacó en rogativa a una imagen de la Inmaculada Concepción conservada en el Monasterio de San Francisco y que desde entonces se conoce con el nombre de Virgen del Cólera. En esa ocasión, Olite se salvó de la terrible peste”.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros y, en especial, por el chico que en la parada de la Villavesa, me habló de TI.

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lunes, 14 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

RETIRO MENSUAL EN CARLOS III



Hacia una semana que no subía a Pamplona. Hoy, víspera de Santa Teresa, lo hago de nuevo. Acompañado de mis hermanas me acerqué a tomar el autobús (aquí le decimos villavesa). A nuestros pies se escapó el número cinco. Enseguida vino el tres. Poco más tarde, además, llegaría el veintiuno.

Subimos al autobús. “Ticamos”, cada uno con nuestra tarjeta de jubilados, que los tres somos ya jubilados. Yo subí el primero. Me senté en un asiento libre. Teo se instaló en un asiento que mira al revés. Merche se colocó detrás de mi.

Durante el camino, me fui fijando en los árboles que comienzan a tirar sus hojas. También observé que la gente iba abrigada. Es que el otoño se va colando por nuestras calles y callejas. No había mucho público en las paradas, por lo que llegamos al Centro de la Ciudad en un santiamén.

Me bajé en la Plaza de Merindades. Teo y Merche siguieron hasta San Ignacio. Tuve que esperar que se abriera el semáforo. Enseguida, Carlos III arriba, llegué hasta el número 51. Me abrió la puerta un señor, que graciosamente me dijo que llevaba allí desde la siete de la mañana para abrir.

Subí. Preparé para el retiro. El retiro estupendo. Luego los saludos, las preguntas. Total: entré en la vida normal. La vida de siempre, llena de pequeñas cosas y abierta a nuevas ilusiones. Del fondo del alma, me ha salido esa hermosa jaculatoria aprendida de Don Álvaro: “gracias, perdón, ayúdame más”.


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domingo, 13 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

PASEO OTOÑAL ALREDEDOR 
DE MI CASA


Después de comer, he salido a dar un breve paseo. Eran las cuatro y media, lucía el sol y el cielo estaba adornado de nubes gruesas. Antes de comenzar a pasear, entré en la iglesia a hacer la visita a Jesús Sacramentado, a agradecer el regalo que esta mañana recibí en mi alma: el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

El templo estaba frío. Los bancos mudos y serios. En el Sagrario esperándonos el Señor. Me acordé de dos números de Camino: … el n. 537 que dice: “Cuando te acercas al Sagrario piensa que ¡El!... te espera desde hace veinte siglos”. Y del número 538 que dice: “Ahí lo tienes: es Rey de Reyes y Señor de Señores. -Está escondido en el Pan. Se humilló has extremos por amor a ti”-

Viva Jesús Sacramentado, Padrenuestro (tres veces). Hice una comunión espiritual. Recé las Preces. En total cinco minutos dedicados a Dios, al Amor de los amores. Me levanté, adoré al Señor, mediante una genuflexión bien hecha. Y salí de la Iglesia. Allí se quedaba el “Amigo que nunca falla”.

Desde un balcón me saludó una feligresa. Crucé la carretera y comencé el paseo. Un “buenas tardes” a tres personas que también estaban paseando. No los reconocí. Seguí caminando. A la vuelta me paré a hablar con ellos: era un matrimonio, habituales a Misa de doce, y uno de sus hijos. La mujer ya no conoce.

Seguí caminando un poco más. Poca gente por el paseo. Me fui entreteniendo con las hierbas y las hojas de los árboles. El otoño está haciendo ya de las suyas. Volví a casa por otro camino. No encontré a nadie con quien pudiera conversar. Aproveché para rezar a Don Álvaro.

Cuando entré en casa todavía estaba una de mis hermanas. Una pequeña gracia que le había pedido al Señor por medio de Don Álvaro, me fue concedida. Termino este breve relato de un paseo corto, después de varios días sin casi pisar la calle.


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sábado, 12 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

¡¡¡ATENCIÓN!!!
 Hola de nuevo: El pasado día 8 de octubre pensaba finalizar la serie de recuerdos sobre mis últimas vacaciones. No lo pude hacer. Un virus maligno se cebó en mi cuerpo y me ha tenido postrado durante todos estos días. De nuevo estoy aquí, dispuesto a ofreceros "sencillas vivencias", que pueden ser útiles también para vosotros. Hoy te ofrezco este escrito de Juan García Inza (conocí a Juan hace muchos años), que seguro puede ayudarte, como dice el propio título "a interpretar bien al Papa Francisco

DATOS PARA INTERPRETAR BIEN AL PAPA FRANCISCO



Me he planteado varias veces lo importante que es captar la mentalidad del Papa Francisco para interpretar bien sus actitudes y sus enseñanzas. Tiene una personalidad que se sale de los moldes tradicionales de la historia vaticana. Seguramente muy cercanos a la espontaneidad de Juan XXIII y a la audacia de Juan Pablo II. Es necesario conocer un poco la historia de la acción jesuítica en la misión de la Iglesia desde su fundación, especialmente en sus singulares empresas misioneras en Hispanoamérica. 

Algunos pueden ver en Francisco un banderín de enganche para una acción de izquierdas. Otros lo pueden ver como un revolucionario que “pone en peligro” la imagen que tenemos, o hemos tenido, de la Iglesia tradicional. No faltarán quienes se escandalicen por sus frases lapidarias que nos suenan a novedad, cuando en realidad es el mismo Evangelio…

Sea como fuere, Francisco es un Papa que ha roto moldes, y que considero que va a realizar, si lo dejan, una labor de restauración a fondo de la Iglesia. Habían muchas puertas cerradas, incluso literalmente hablando (templos clausurados en la Europa “cristiana”, realidades eclesiales que hacen agua, comunidades fuera de camino, etc.). El Papa Francisco ha venido a abrir la auténtica puerta, que es Cristo.

Me encuentro con un diagnóstico que ofrece Umberto Eco en un artículo que ofrezco al lector. Es posible que haya criterios opinables, pero en líneas generales nos ayuda a poder comprender mejor lo que algunos opinan sobre el Papa Francisco.

Para el ensayista, que no es muy ortodoxo que digamos,  Francisco lleva a sus espaldas desafíos que podrían trascender la historia de la Iglesia si logra cumplirlos. Uno de ellos es llevar la "libertad democrática" a la Sede Santa. 

Umberto Eco:


"Es probable que su educación religiosa se viera influenciada por el ´sagrado experimento´ de los jesuitas paraguayos", dice Eco.


El papa Francisco es un jesuita que eligió un nombre franciscano y prefiere hospedarse en hoteles sencillos y no en los de lujo. Sólo le queda lucir un par de sandalias y hábito de monje, echar del templo a los cardenales que manejan un Mercedes Benz y regresar a la isla siciliana de Lampedusa para defender los derechos de los inmigrantes africanos detenidos allí.

Por momentos, parecería que Francisco fuera la única persona que queda que dice y hace “cosas de izquierda”. Sin embargo, también se lo ha criticado por no ser suficientemente de izquierda: por no alzar públicamente la voz contra la junta militar argentina de los años 70, por no apoyar la teología de la liberación, que busca ayudar a los pobres y los oprimidos, y por no realizar pronunciamientos definitivos sobre el aborto o la investigación con células madre. ¿Cuál es exactamente la postura del Papa Francisco?

En primer lugar, creo que es un error considerarlo un jesuita argentino. Tal vez deberíamos considerarlo un jesuita paraguayo. Después de todo, es probable que su educación religiosa se viera influenciada por el “sagrado experimento” de los jesuitas paraguayos. Hoy día, lo poco que sabe la mayoría de la gente sobre esos acontecimientos se debe a la película de 1986 La misión, que protagonizan Robert De Niro y Jeremy Irons y que –tomándose considerables licencias– condensa 150 años de historia en unas dos horas.

Para resumirla en pocas palabras: de México a Perú, los conquistadores españoles perpetraron masacres inenarrables con el apoyo de teólogos que veían a los pueblos indígenas como salvajes y pensaban que tenían justificación divina para conquistarlos. A comienzos del siglo XVI, el valiente misionero e historiador español Bartolomé de las Casas cambió de bando, renunció a sus siervos aborígenes y volvió a España para abogar por una forma de colonización más pacífica. Criticó la crueldad de conquistadores como Hernán Cortés y Francisco Pizarro y presentó a los indígenas bajo una luz totalmente nueva.

A comienzos del siglo XVII, los misioneros jesuitas decidieron reconocer los derechos de los aborígenes (en especial los guaraníes, que vivían principalmente en Paraguay en condiciones casi prehistóricas) y los organizaron en “reducciones” o comunidades autosuficientes. Los jesuitas les enseñaron a auto administrarse, en total comunión con los bienes que producían –aunque con la meta de “civilizarlos”, lo que quiere decir convertirlos–. A algunos indígenas también les enseñaron arquitectura, agricultura, el alfabeto, música y arte, produciendo en algunos casos escritores y artistas talentosos.
La estructura socialista de esas aldeas podría hacernos pensar en la Utopía de Tomás Moro o en La ciudad del sol de Tommaso Campanella, pero los jesuitas se inspiraban en las comunidades cristianas primitivas.

Aunque crearon consejos de aborígenes electivos, en última instancia eran los padres los que controlaban la administración de justicia. “Civilizar” a los guaraníes también significaba prohibir la promiscuidad, la pereza, la ebriedad ritual y a veces el canibalismo. En suma, los jesuitas establecieron un régimen paternalista estricto. Y por eso, como ocurre con todas las llamadas utopías, puede que desde afuera admiremos la perfección organizativa, pero de ningún modo querríamos vivir allí.

Más tarde, el conflicto por la esclavitud y la amenaza de los “bandeirantes” o cazadores de esclavos llevó a la creación de una milicia popular –respaldada por los jesuitas– que combatió valerosamente contra los dueños de esclavos y los colonos. Poco a poco, los países católicos de Europa llegaron a ver a los jesuitas como agitadores peligrosos y, en el siglo XVIII, siguiendo una directiva del papa Clemente XIV, España, Portugal, Francia y otros países los expulsaron. Con ello, el “sagrado experimento” llegó a su fin.

Muchos pensadores de la era del Iluminismo arremetieron contra el gobierno teocrático de los jesuitas considerándolo el régimen más monstruoso y tiránico que hubiese visto el mundo, pero otros tenían una visión distinta: Ludovico Antonio Muratori, por ejemplo, hablaba de comunismo voluntario inspirado por la religión, y Montesquieu dijo que los jesuitas habían comenzado a curar el flagelo de la esclavitud.

Ahora bien, si decidimos interpretar las acciones de Francisco desde este punto de vista, debemos tener en cuenta el hecho de que han pasado cuatro siglos desde el “sagrado experimento”; que la idea de libertad democrática hoy tiene amplio reconocimiento, incluso entre los integristas católicos; que el Papa actual seguramente no tiene intenciones de llevar a cabo experimentos similares en la isla de Lampedusa; y que sería bueno que lograra desarticular paulatinamente el Instituto per le Opere di Religione, el llamado Banco Vaticano.

Sin embargo, de vez en cuando, no es tan malo ver un atisbo de la historia en los acontecimientos que hoy se desarrollan a nuestro alrededor.

© T he New York Times Traducción: Elisa Carnelli
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Hasta aquí la opinión, discutible,  de Umberto Eco. Pero, ¿con qué nos quedamos? ¿Qué datos son los adecuados para interpretar al Papa Francisco?  

En primer lugar hay que evitar todo intento de politización de su programa pastoral. El Papa no tiene ni "izquierda" ni "derecha". El Papa es el representante de Jesucristo hoy. Su única inspiración está en el Evangelio. Pero el Evangelio es exigente, diríamos que radical a la hora de ofrecer un estilo de vida. El Camino es Jesucristo, y El escandalizaba porque exigía sinceridad, autenticidad, firmeza, desprendimiento material... "El que no está con migo está contra mí", "el que con migo no recoge desparrama"... "No se puede servir a dos señores". Etc. Y esto es lo que nos está recordando el Papa Francisco. El dato más importante para interpretar al Papa Francisco es el Evangelio. "El que cree en mí vivirá"... El que crea al Papa no va por mal camino. Y el camino del cristiano es la santidad.

Juan García Inza 

lunes, 7 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL VIEJO RINCÓN Y LA 

PEQUEÑA VERJA


Nuestra casa tiene una sencilla verja. Tras la verja un pequeño espacio. Este espacio está embaldosado. Con el agua y el polvo las baldosas van tomando color negro obscuro. Hay que limpiarlas de vez en cuando. Tarea esta que realizamos en vacaciones.

No es fácil hacer bien esta tarea. Se necesitan herramientas adecuadas de las que no disponemos. Una simple escoba de abaleo, y abalea que te abalea, al fin algo se consigue. Y las baldosas, poco a poco, van dando la cara.

Por este espacio de la verja, cuando el sol aún no pega fuerte o ya se ido al caer la tarde, se puede pasear y leer, o leer y pasear que viene a ser lo mismo. Cuando algún paisano pasa por la calle y te saluda, gentilmente le devuelves el saludo y sigues leyendo.

¡Cuántos libros habré leído paseando por esta verja en lo largos años de mi vida! 

No el momento de recordar títulos, ni las hazañas en estos libros contadas, ni citar alguno de sus pensamientos, baste agradecer su trabajo y conocimientos, hechos letras. ¡Gracias a todos!


A veces, en esta verja, hemos organizado sencillas tertulias nocturnas. Eran en esas noches de verano, después de un largo día de calor, y llegaban esos momentos en los que el aire fresco animaba a la conversación.

Sencilla verja de casa, contemplada por el escudo de nuestros apellidos, colocado en la pared, entre ventanas. Hoy desde la distancia, añoro el silencio y candor de esta pequeña verja de la casa de mi pueblo.



domingo, 6 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

EL COCHE Y LA PANERA DE LA ERA


Muy cerca de mi casa, en lo que era “era” de mis padres, antes de mis abuelos, han construido una panera. Esta panera, sirve, además de para almacenar el grano de la cosecha, para guardar el tractor, el remolque y en ocasiones coches.

En esta panera, meto yo el coche cuando estoy de vacaciones. De esa forma, el coche está resguardado del frío y el calor y, además, libre de posibles desperfectos y de rayones que te pueden ocasionar gentes desaprensivas.

Estas son las maniobras que tengo que realizar cada vez que necesito sacar el coche: salir de casa, atravesar la plaza, seguir por la calle de la Barrida, enseguida subir un pequeño terraplén (montaña le llamaba a esto una de mis hermanas, cuando era pequeña), avanzar por la era, hasta llegar a la panera. A la inversa, cuando tengo que meterlo, con una diferencia, entonces voy en coche.

Item más: voy con las llaves en la mano, llego, abro la puerta pequeña de la panera. Después viene la ceremonia: sacar el tranco de ambos lados de la puerta, correr la mitad de la puerta hacia un lado, después la otra mitad, al mismo lado. Con esta operación, queda una abertura amplia para poder salir con el coche.  

A continuación, abro el coche, arranco el motor, doy marcha atrás y con cuidado saco el coche de la panera. Ya en la era, pongo punto muerto, echo el freno de mano, salgo del coche y me dispongo a cerrar las puertas que antes abrí. Primero la primera parte de la puerta, después la otra mitad, echo los trancos, uno a cada lado, cierro la puerta pequeña con llave, subo al coche y me voy.

Así es la manera de proceder cada vez que saco o meto el coche. Es la “precio” que tengo que pagar por tener el coche resguardado del frío, del calor, de las fechorías de los posibles rateros. 

sábado, 5 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

LA PEONZA, 
EL CORDEL Y LOS BUITRES


Aquella mañana había ido, acompañado de dos de mis hermanas, a recoger una cesta de guindas, de unos guindales que tenían mis padres en el Páramo. Estaban estos guindales en la parte alta de una finca, conocida con el nombre de "la falda del Páramo".

Además de la cesta, de las ganas de trabajar, llevaba en mi bolsillo una peonza  y un cordel nuevo  que servía para hacerla bailar y jugar a distintos juegos de aquellos tiempos.

Cuando llegamos a la guindalera, para poder coger las guindas con más facilidad y esmero, dejé la peonza y el cordel en el suelo, junto a espino que crecía a la orilla de la finca.

Entre coge y coge y entre come y come (llenar el buche), si hizo hizo la hora de marchar. La cesta llena de guindas y también la barriga, aunque en ésta menos.

Hasta que no llegué a casa no advertí que me había olvidado la peonza y el cordel en la guindalera. Había que volver al Páramo. Y volví, acompañado por mis dos hermanas.

Al llegar nos topamos con un grupo de buitres que banqueteaban, dando buena cuenta de un animal muerto depositado en lo hondo del cárcavo. Otros estaban apartados del festín.

No sé cuantos buitres había, pero a mi y a mis hermanas nos entregó cierto miedo, ya que había que pasar muy cerca de los buitres para acceder a la peonza y al cordel.

Sacando fuerzas de flaqueza, llegamos hasta el lugar donde estaba la peonza y el cordel. La cogimos y sin mirar a los lados, ni escuchar los gritos de aquellos pajarracos, nos dimos a la huida.

Lejos de aquel lugar, respiramos. Habíamos salido ilesos de aquella prueba. Habíamos conseguido la peonza y el cordel y, sobre todo, habíamos vencido el miedo.


PARA ESCUCHAR

viernes, 4 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL PÁRAMO. EL PÁRAMO. 


Nos quedamos con las ganas. Quizás haya sido el primer año que no acudimos hasta el Páramo. El Páramo es un término del campo de Villasarracino. Un lugar que guarda recuerdos, sucedidos y anécdotas, de aquellos años que ya pasaron y que nunca más volverán.

Tenían nuestros padres, en el Páramo, guindaleras, viñas y tierras de cereal. Por eso, por una u otra razón, hasta allí llegábamos sus hijos. Unas veces, a recoger guindas, otras, uvas, las más, míeses.

Desde la altura del Páramo, se divisaba un extenso terreno. En días claros se veían las siluetas de las torres de las Iglesias de Carrión. Además, se respiraba aire puro y se abría el alma a nuevas ilusiones.

Entre recuerdos, alegres y agradables, ocurrieron hechos menos agradables, ratos de angustia y de miedo. Un ejemplo: el día que tuve que volver al Páramo a recoger una peonza que había olvidado y me encontré con un grupo de enormes buitres que banqueteaban delante de un animal muerto.

(seguirá)


jueves, 3 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

VERANO RICO EN PEPINOS


Ha sido este verano, el verano de los pepinos. Pepinos por todos los sitios; salíamos de paseo, allí nos encontrábamos con Don Balbino comiendo un tierno pepino; nos fijábamos en las hortalizas de las huertas, allí saltaban con fuerza los pepinos.

Hasta la propia casa llegaban los pepinos. Y no es que los pepinos de buenas a primeras le haya dado por meterse en las casas, no. Eran otras las razones de su presencia.

Por ejemplo, llegaban de manos de Amalia, que nos ponía a la puerta de casa bolsas de pepinos o nos invitaba a recogerlos en la suya. No una vez, sino varias veces, muchas veces. Tanto que teníamos pepinos para “dar y tomar”.

En efecto, dábamos pepinos y tomábamos pepinos. Aunque para ser más exactos habría que decir que tomaban pepinos, porque a mí, no sé porque, se me atraviesan los pepinos.

Otras veces llegaban los pepinos de traídos por Justino o su hermano Carlos, recogidos de su huerta. A veces llegaban del huerto de la Anuncia. Total que estábamos rodeados de pepinos por todas las partes.

Y como suele decirse “a caballo regalao no le mires el diente”, lo mismo: “a pepinos regalados no les pongas trabas”. Así que a pelar pepinos, a comer pepinos y a regalar pepinos, por aquello de que “el que da de lo dao tiene el cielo ganao”. ¡¡¡Benditos pepinos!!!


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